Pablo Casado necesita tiempo para convertirse en "un polo de atracción" dentro de todo el espacio que se sitúa a la derecha de Pedro Sánchez. Los consejos del ex presidente del Gobierno, José María Aznar, no han caído en saco roto dentro de la dirección del PP, en la que inciden, no obstante, en la idea que el presidente popular se encargó de recordar en el acto que protagonizó junto al ex dirigente la semana pasada: Casado no tiene siete años como tuvo Aznar para consolidar su marca, su proyecto, y su liderazgo. El gran desafío al que se enfrenta ahora Casado, y en el que coinciden diferentes miembros de la cúpula, es la efectiva unificación de un centroderecha dividido en tres partidos, sin que ello conlleve una ruptura interna dentro del propio PP. Se trata de una operación delicada que, además, debe efectuar a contrarreloj y que ya debería tener muy avanzada de cara a las autonómicas andaluzas -se celebrarán previsiblemente a finales de 2022- que se convertirán en el espejo de lo que suceda en las próximas elecciones generales.
Que esa estrategia pasa por la fusión con Ciudadanos ya no es ningún secreto dentro del principal partido de la oposición. Casado ha levantado ahora el pie del acelerador en esta operación para no ahuyentar antes de tiempo a Arrimadas, pero eso no significa que haya aparcado el plan, ni mucho menos. De hecho, la 'opa' a la formación liberal se estima como el primer paso dentro de la estrategia global de unificar a toda la derecha o, al menos, a sus votantes en torno al proyecto de Pablo Casado. "Divididos en tres partidos es imposible, no venceremos", comentan varias fuentes autorizadas de la cúpula del PP. "La única manera es unir fuerzas con Ciudadanos, y más adelante veremos si también con Vox", afirman.
El PP no descarta "fórmulas de colaboración" a futuros con Vox para lograr vencer a Sánchez
En el "actual PP" no se es ajeno a la realidad de que necesitarán de Vox para que Casado tenga posibilidades de entrar en el Palacio de la Moncloa, de ahí que les sea imposible descartar "fórmulas de colaboración" a futuros con los de Santiago Abascal una vez vuelva a activarse el cronómetro de unas elecciones generales. Las fuentes consultadas opinan que, aunque las encuestas actuales reflejen que Vox sigue creciendo mientras ellos comienzan a estancarse, el partido ultraconservador "tiene techo", pero eso no quita que les sigan necesitando. Hasta entonces, el PP mantendrá "firme" su discurso de ruptura con los de Santiago Abascal y reivindicándose como única alternativa sólida alejada de los "populismos".
La absorción "compacta" de Ciudadanos no es una pieza ajena a la unificación de la vertiente más escorada a la derecha. De hecho, es un movimiento clave. "Cuando la fusión se haya completado, Casado cogerá fuerza en las encuestas y, si se sitúa por delante de Sánchez, operará el voto útil hacia un líder con posibilidades reales de ser ganador", comentan fuentes de la dirección, que ven en este planteamiento un primer paso fundamental para volver a atraer a electores fugados a Vox. Responde precisamente esta estrategia al objetivo que planteó Casado la semana pasada ante el ex presidente popular: "Aznar movió el partido hacia donde estaba la mayoría social, y yo tengo que mover a la mayoría hacia donde está el PP", aseveró, con el 'plus' de dificultad de la polarización imperante en política y la consolidación del fin del bipartidismo.
Pero Arrimadas amenaza con no ponérselo nada fácil a Casado. "Nuestro votante no quiere estar en el PP. No somos el PP. No estamos aquí para resolver sus crisis existenciales", comenta un dirigente de Ciudadanos cercano a la presidenta, que explica que la fusión con el PP no es una opción para la actual dirección liberal pese a las corrientes internas que sí apuestan por una suerte de unificación con los populares como única vía de supervivencia. "La única colaboración abierta con el PP son las alianzas postelectorales", se reafirman.
No obstante, en Génova están muy confiados de que ese plan se completará siempre y cuando se haga "con inteligencia" y, sobre todo, con cautela. "Lo único que puede estropear la fusión con Ciudadanos es ser demasiado agresivos", comentan. Los siguientes pasos que se darán en este objetivo pasarán por "golpes de efecto" que sirvan como declaración de intenciones. Por ejemplo, lo que se plantea es invitar a la próxima Convención Nacional del PP, prevista para otoño de 2021, a ex dirigentes de Ciudadanos o economistas vinculados con las siglas liberales.
La parte más complicada para el PP de Pablo Casado es calmar las aguas internas en lo que a una hipotética -y para algunos necesaria- colaboración futura con Vox se refiere. Sobre todo porque intramuros se respiran distintas sensibilidades en este sentido, sobre todo en las baronías del partido. Así, mientras para Alberto Núñez Feijóo sería impensable cualquier alianza con los de Santiago Abascal, a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, no le incomoda esa posición.
Por este motivo, cualquier planteamiento estratégico debe llevarse con cautela para no dividir en un momento en que prima unir. En última instancia y al margen de la unificación de todo el espacio electoral a la derecha de Pedro Sánchez, lo que plantea Pablo Casado para su futuro pasa por una refundación del partido que ya habría comenzado con el abandono de la histórica sede de Génova y que continuará incidiendo en la definición ideológica del 'giro al centro' que comenzó con el discuro de la moción de censura y que culminará en la Convención de otoño. Lo que no se plantea es una refundación como la de 1989, cuando las siglas de Alianza Popular pasaron a la historia. "Es demasiado", afirman en la dirección. "En el PP hay sombras, pero también luces. Y las que tiene son muy buenas", sentencian.
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