Ni Pablo Casado en particular ni el PP en general pasan por su mejor momento político. La debacle de las elecciones catalanas, el juicio de la 'caja B' del PP y el auge de Vox en las encuestas han colocado al presidente de los populares en una posición de debilidad que tratará de remediar antes de que se abra la siguiente carrera electoral -la próxima cita en el calendario son las autonómicas andaluzas-, con una convención prevista para otoño y dirigida a perfeccionar y consolidar los principios y estrategias con los que Casado pretende llegar a Moncloa. Pero antes, el líder del PP debe calmar la fuerte marejada interna que se ha abierto a causa de la celebración de los congresos territoriales, en que la cúpula, por medio de Teodoro García Egea, intenta controlar las direcciones provinciales mediante candidatos afines a Génova. Se trata de una operación que tiene doble objetivo: atar en corto a los poderes territoriales de cara al próximo congreso nacional y restar autonomía a los barones populares.
A pesar de las sonoras críticas procedentes de los flancos territoriales a la estrategia e, incluso, al equipo que rodea a Casado -el liderazgo del político palentino no está en cuestión- los cónclaves provinciales celebrados hasta la fecha se habían desarrollado con relativa tranquilidad, aupando a candidatos "de consenso" entre la dirección y los respectivos dirigentes territoriales. Pero esa sintonía ha saltado por los aires en las autonomías gobernadas por el PP, y más concretamente en Castilla y León y Andalucía. En esta última región, el cruce de reproches entre Génova y la dirección autonómica, con Juanma Moreno al frente, ha ido en aumento en las últimas horas, a raíz de la negativa de los populares andaluces a aceptar las "tutelas" de Génova.
El mayor punto de fricción entre la dirección nacional y la regional se encuentra en Sevilla, donde Virginia Pérez -la candidata 'oficialista' de Casado- se enfrentará a Juan Ávila -el dirigente impulsado por Juanma Moreno- en el congreso provincial del próximo 27 de marzo, un proceso que ha hecho saltar por los aires esa pretendida "unidad" interna. Fuentes solventes en el PP andaluz defienden que Ávila no se ha presentado a la elección "por echar un pulso a Génova", y acusan a la dirección de negarse a pactar un candidato de consenso que no fuese Pérez, actual presidenta de los populares sevillanos, quien no cuenta con la confianza de Moreno "ni del 80% del PP de Sevilla" que "vienen pidiendo una nueva forma de hacer las cosas", afirman.
Pero las críticas a Génova -que no dirigen directamente a Casado, sino veladamente a su número dos, Teodoro García Egea; o a la vicesecretaria de Organización, Ana Beltrán- no se quedan ahí. Relatan que el malestar con las decisiones "unilaterales" de la dirección comenzó a crecer después de que se ignorase la petición de aplazar la celebración de unos congresos provinciales que "están desarrollándose en plena pandemia" en aquellas comunidades en las que, como en Andalucía, ya gobierna el PP. En particular, aseguran que el congreso de Sevilla se convocó "a espaldas" de Juanma Moreno, porque la dirección autonómica se enteró "a través de un SMS" de la convocatoria de la Junta Directiva, presidida por Beltrán, cuyo único punto del día era fijar una fecha para el cónclave sevillano. "Aunque dependa de Génova, no es ni lo deseable ni lo razonable que [Juanma Moreno] no estuviese al tanto", alegan.
Afirman las citadas fuentes que también se pidió a Génova 15 días de margen para pactar un candidato de consenso -que no fuese Virginia Pérez, y "evitar que el partido se rompa" en Sevilla, pero la cúpula se negó. Y ante esa negativa, el alcalde de Carmona, Juan Ávila, dio también un paso al frente. Por su parte, fuentes de Génova niegan la mayor sobre las acusaciones del PP andaluz y afirman que "se ha intentado llegar a acuerdos" en este sentido. Además, quitan importancia a lo sucedido porque "es habitual que se desaten tensiones" en este tipo de cónclaves, y recuerdan que Virginia Pérez fue en su día la candidata de Juanma Moreno, de modo que dicen no entender la resistencia del barón popular en este sentido.
"Están forzando la máquina"
La "guerra" entre los equipos de Casado y Moreno -quienes, por otra parte, "mantienen una excelente relación"- no ha terminado ahí. El congreso de Málaga sí contó con una candidatura de consenso, la del consejero de Presidencia, Elías Bendodo -mano derecha de Juanma Moreno en la Junta- que propuso como secretaria general a la delegada del ejecutivo andaluz en Málaga, Patricia Navarro. Sin embargo, el pasado 3 de marzo, la vicesecretaria de Organización envió una circular en que se recordaba el régimen de incompatibilidades recogido en los estatutos del PP entre los cargos provinciales y los que ostentasen un puesto en la Junta. Génova ha aprobado una dispensa para que Bendodo pueda seguir al frente de la dirección malagueña, pero vetará a su número dos, un movimiento que ha sido entendido como una vendetta entre los críticos porque no se han aplicado los estatutos en Granada, donde el número dos provincial, Jorge Saavedra, incumpliría también ese régimen de incompatibilidades.
"Es Génova quien está provocando estas tensiones", lamentan los populares andaluces que ven un conflicto, a su juicio, "innecesario" que "perjudica" en última instancia al Gobierno de Moreno Bonilla, justo cuando el PP había cogido velocidad de crucero en las encuestas. "Están forzando la máquina y están restando credibilidad a la gestión de la Junta" porque "la principal crítica que hemos hecho al PSOE en Andalucía es que Susana Díaz tenga más cabeza en cuestiones internas de partido que en arrimar el hombro en la pandemia. No podemos caer en la incoherencia. Es lo peor que nos puede pasar", reiteran.
Tensión en Castilla y León y el gran reto de Madrid
Las aguas también bajan revueltas en Castilla y León. Alfonso Fernández Mañueco, a diferencia de Moreno Bonilla, sí mantiene un conflicto abierto con la dirección nacional, y más concretamente con García Egea. Incluso, se especuló con la posibilidad de que Génova estuviese orquestando un plan para relegar al barón popular, según adelantó El Mundo, aunque fuentes cercanas a la dirección afirman que no es un melón que se vaya a abrir al menos hasta las próximas autonómicas de Castilla y León. El único foco de fricción que se ha abierto por el momento es el del congreso de Salamanca, lugar de origen del presidente castellanoleonés, en que la dirección podría impulsar una candidatura alternativa entre miembros díscolos del partido disconformes con la gestión de Fernández Mañueco.
Las tensiones territoriales se multiplican, y también llegan a la Comunidad Valenciana, donde el número dos de Casado plantea un cambio en la dirección nacional, pese a la intención manifiesta de la líder de los populares valencianos, Isabel Bonig, de presentarse a la contienda; o la división que se respira también en el PP catalán, con peticiones públicas a la dirección de un sector del partido para que destituya a Alejandro Fernández y a su equipo tras la debacle de las catalanas.
Una vez Casado y Egea hayan superado todas estas tensiones territoriales, aún deberán enfrentarse a la renovación del PP de Madrid, uno de los mayores desafíos para el jefe de las filas populares por la intención de Díaz Ayuso de presentarse a la elección y la predisposición de Génova a que la dirección regional quede alcargo de un perfil bajo como el de la senadora Ana Camins, para evitar la acumulación de poder tanto en la baronesa del PP como en el alcalde, José Luis Martínez-Almeida y evitar, de paso, fricciones entre ambos.
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