Ciudadanos vivió en Cataluña, cuna política de las siglas liberales, la peor derrota que se recuerda en la formación desde el descalabro del 10-N, que acabó con la salida de Albert Rivera del Congreso y de la política. El 14 de febrero, los liberales perdieron más del 85% de su representación en la región, quedando prácticamente en la irrelevancia: de ser primera fuerza política en el Parlament con 36 diputados, pasaron al penúltimo puesto y tuvieron que conformarse con seis escaños. Los días siguientes a la debacle, en Ciudadanos se abrió una profunda crisis interna por el clamor que impregna incluso a altas esferas del partido y que piden a Inés Arrimadas cambios de calado, tanto a nivel estratégico como organizativo, para evitar discurrir por el camino que pisó UPyD.
Pero la líder de los liberales ha resistido a la presión, ha evitado cortar la cabeza de los responsables de la campaña catalana y ha decidido continuar con la misma hoja de ruta que se marcó hace justo un año, lo que ha despertado enormes recelos en la formación entre dirigentes que amenazan, incluso, con impulsar una moción de censura para desalojar a Arrimadas del poder y remodelar el partido de arriba a abajo. Pues bien, el que fuera la principal cabeza visible del sector crítico de Ciudadanos contra la dirección nacional, Francisco Igea, descarta respaldar la iniciativa de otros compañeros y considera, en declaraciones a El Independiente, que a la presidenta liberal "hay que darle tiempo" porque sólo ha pasado un año desde que "nos cayese un meteorito", en relación al impacto de la crisis del coronavirus, y "la gente no entendería ahora que nos dedicáramos a matarnos entre nosotros mismos".
De este manera, el eterno rival de la política jerezana rompe públicamente una lanza a favor de la actual presidenta de Ciudadanos, un apoyo que, sin embargo, no evita que desde el entorno del dirigente castellanoleonés se deslicen críticas a una dirección nacional que tildan de "cesarista" por haber relegado la influencia de los órganos territoriales en las decisiones del partido, poniendo el foco en los dos responsables de la estrategia del partido: los 'escuderos' de la presidenta, Carlos Cuadrado y José María Espejo. Pero Igea, a juzgar por sus declaraciones a este medio, no apoyará a los críticos en su intento de forzar la salida de Arrimadas y de su 'núcleo duro'.
"Creo que el partido intente dar un volantazo ahora lo que provocará es que el coche dé trompos y que no sirva para nada. Es el momento de intentar sumar, de intentar que el partido crezca. Ahí es donde me van a encontrar (...). No voy a hacer más daño al partido del que tiene", suscribe Igea. Más allá de posibles cambios en el 'búnker' de la líder de Ciudadanos, el vicepresidente de Castilla y León tampoco cree que éste sea el momento de hacer "análisis" a nivel estratégico, y que hay que esperar a la convocatoria de un nuevo congreso del partido para plantear una redefinición estratégica. Precisamente, diferentes sectores críticos del partido pugnan por convocar una Asamblea ordinaria antes de verano, aunque Arrimadas ya ha descartado que se vaya a celebrar ninguna cita de estas características en lo que resta de 2021.
Desde el descalabro electoral de noviembre de 2019, Francisco Igea se convirtió en la cabeza visible del sector crítico de Ciudadanos que exigía el fin del riverismo, con la limpieza de cargos de la etapa del ex presidente en la dirección y con una replanteamiento de la estrategia de pactos, después de que Rivera virase hacia la derecha y llegase a levantar, incluso, un cordón sanitario al PSOE. Arrimadas ganó las primarias a Igea por un 77%-22%, pero tomó nota del malestar de esta corriente y levantó el veto que había puesto Rivera sobre las alianzas con la izquierda, un giro estratégico que la dirigente liberal intensificó a raíz de los primeros compases de la pandemia en España. Sin embargo, y aunque hizo importantes cambios en la cúpula, no relegó a Carlos Cuadrado, uno de los hombres fuertes de Albert Rivera, sino que incluso le ascendió a vicesecretario primero, lo que sigue generando enorme malestar en diversos sectores del partido.
Propone "hablar" con el PP, pero descarta la coalición
Francisco Igea responde con evasivas a la pregunta sobre el debate que existe ahora mismo no sólo en el seno del PP, sino también dentro de Ciudadanos, y que aborda una posible fusión de ambos partidos para evitar por un lado la desaparición definitiva de la formación naranja y, por el otro, frenar el auge de Vox. A su juicio, lo lógico sería "hablar" con el PP una vez proponga esta salida de manera oficial, pero reitera que "somos dos partidos diferentes".
Lo que sí descarta radicalmente es una coalición electoral con los populares como se ha hecho en País Vasco y se intentó en Galicia y Cataluña ya que, a su juicio, "las coaliciones dan malos resultados". "Yo no creo en la suma", sentencia. Critica además que, pese al polémico debate sobre la fusión de ambas marcas, "no se haya hecho el menor gesto de sentarse a hablar de programa", vinculándose todos estos movimientos a la estrategia política.
"Pongo la mano en el fuego por mis procuradores"
Además, preguntado por las posibilidades reales de que la moción de censura que ha planteado el PSOE contra el presidente de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, tenga futuro, el vicepresidente regional ha negado la mayor y ha asegurado que él pone "la mano en el fuego" por todos los procuradores de Ciudadanos en las Cortes, divididos a su vez entre los defensores de la corriente del partido de Francisco Igea y los diputados más vinculados a la vertiente 'oficialista' de la dirección nacional.
"Llámenme exótico, pero no tengo por costumbre censurarme a mí mismo. Llámenme raro, pero no", afirma el dirigente liberal, que dirige un mensaje a los socialistas liderados en la región por Luis Tudanca. "Abandonen toda esperanza de que esto pueda suceder", sentencia. Para que saliese adelante esta iniciativa y desalojar a Mañueco del poder, el PSOE necesitaría, al menos, el voto afirmativo de cuatro de los 12 procuradores de Ciudadanos en las Cortes de Castilla y León.
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