"Sin novedades". La primera reunión a tres bandas entre los equipos negociadores de ERC, JxCat y la CUP ha acabado sin acuerdos. A tres días de la constitución del Parlament, la presidencia de la cámara sigue en el aire, pendiente de un acuerdo entre los tres partidos nacionalistas que siguen sin llegar a un pacto para la definición del órgano de gobierno de la cámara, menos aún la formación del futuro gobierno.
En este contexto, la aprobación del suplicatorio para levantar la inmunidad de Carles Puigdemont, Toni Comin y Clara Ponsatí, y la decisión de revocar el tercer grado para los condenado spor el 1-O, encabezados por Oriol Junqueras, ha impactado de lleno en las negociaciones. "Ni ayuda ni frena" aseguran fuentes oficiales. Pero refuerza la posición de los "duros" que especialmente en JxCat abogan por mantener la confrontación y dar por roto el intento de negociación con el Gobierno de PSOE y Podemos en el que insiste ERC.
El PSOE, con Vox
El voto de Podemos en el Parlamento Europeo, en contra del suplicatorio instado por el Tribunal Supremo "no es una novedad" ha argumentado Puigdemont este martes. El líder de JxCat ha criticado, sin embargo, la postura del PSOE. "Quien no es coherente es Pedro Sánchez, que se presentó anunciando la desjudicialización de la política".
Puigdemont ha criticado además que el PSOE votara "de la mano de Vox" en el Parlamento Europeo. "Cómo se sienten el Gobierno y el PSOE coincidiendo con la estrategia de Vox" ha insistido para rechazar las críticas por haber recibido el apoyo de parte de la extrema derecha europea, que ha votado en contra del suplicatorio junto a los verdes y los nacionalistas españoles.
Similar analogía ha hecho Jordi Sánchez, número dos de Junts, que este martes ha reingresado en prisión tras la decisión del juez de vigilancia penitenciaria de suspender la aplicación del tercer grado, como solicitó la fiscalía. "No somos presos, somos rehenes" ha señalado Sánchez a las puertas de la prisión de Lledoners.
Una postura que los negociadores de Junts trasladan a las reuniones en la que se debate la "hoja de ruta" del futuro gobierno catalán. ERC quiere un ejecutivo centrado, de entrada, en la recuperación económica, pero JxCat y la CUP exigen un calendario sobre la independencia y olvidar los intentos de negociación con el Gobierno del PSOE.
Reunión en el Parlament
Este ha sido el contexto de la primera reunión a tres de ERC, JxCat y la CUP que se ha cerrado sin avances en la negociación. Tanto Junts como la CUP siguen insistiendo en hacerse con la presidencia del Parlament, para lo que ambos necesitan el apoyo de los diputados de Esquerra.
La composición de la Mesa debe servir para fijar la mayoría de la investidura y los republicanos quieren cerrar ambos acuerdos antes de la constitución del Parlament, pero el tiempo apremia sin pactos. Las aspiraciones de la CUP amenazan, además, el peso de los republicanos en el gobierno de la cámara.
Los antisistema insisten en entrar con un puesto de mando en la Mesa para "garantizar que en la cámara se podrá hablar de todo" pese a las "amenazas, discursos del odio y coacciones de la extrema derecha y las injerencias del Tribunal Constitucional" según la CUP. En otras palabras, presentar y votar resoluciones sobre la amnistía, un referéndum de independencia o la abolición de la monarquía, que tendrán respuesta automática ante la justicia por parte de Vox, cuarta fuerza de la cámara con once diputados.
La CUP en la Mesa
ERC ve la incorporación de la CUP a la Mesa del Parlament como la vía de comprometer a los antisistema con el bloque de investidura sin tener que incluirlos en el futuro Govern. Pero si tiene que ceder sus votos para hacer presidente a un miembro de Junts y vicepresidente a un representante de la CUP, o a la inversa, tendrán que conformarse con dos secretarías en la Mesa, un exiguo botín para el partido más votado del bloque independentista.
Esquerra querría incluir a la CUP en una secretaría, pero los antisistema aspiran a más, para que el próximo president del Parlament se muestre más rebelde ante el Tribunal Constitucional que Roger Torrent.
Paralelamente, el PSC ha lanzado un nuevo órdago a los partidos constitucionalistas, entre los que incluye a los comunes, para evitar que los independentistas ocupen tres de las cuatro secretarías. "Nosotros tenemos garantizadas una vicepresidencia y una secretaría, de comunes y Cs depende que la cuarta secretaría no vaya a la CUP", advertía este martes la portavoz socialista Alicia Romero.
La carambola del PSC
De hecho los socialistas mantienen la candidatura de Eva Granados a la presidencia de la cámara, y advierten que si los tres grupos independentistas no llegan a un acuerdo, la presidencia será socialista. Pero quieren evitar además que la división del constitucionalismo sirva para que los independentistas tengan cinco de las siete sillas de la Mesa.
Para evitarlo, Cs y comunes deberían sumar fuerzas, con el apoyo del PSC, para arrebatar esa cuarta secretaría a la CUP. "Son ellos los que deben llevar la iniciativa" insisten desde el PSC para animar a un acuerdo que serviría para arrancar a los comunes de la órbita del independentismo.
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