Carles Puigdemont y su papel en la definición de la futura estrategia independentista es la nueva piedra en el zapato de las negociaciones entre ERC, JxCat y la CUP para formar gobierno en Cataluña. El partido del ex president quiere definir una "hoja de ruta" independentista que comprometa a todos los socios antes de cerrar la composición del Govern, que condicione no sólo la actuación del ejecutivo y el legislativo autonómicos sino también la estrategia en el Congreso.
ERC, por su parte, reclama para ello crear una nueva entidad de coordinación en la que implicar a Omnium y la ANC que sustituya el Consell per la República, en manos de Puigdemont.
Creado en 2018 como una suerte de "gobierno en exilio" de los independentistas, la entidad se ha convertido de hecho en una plataforma de apoyo político y económico al ex president fugado y la estructura que mantiene en Waterloo. Coordinado por Toni Comin, el Consell fue el organizador del multitudinario mitin en Perpiñán con el que Puigdemont celebró su victoria en el Parlamento Europeo y la inmunidad otorgada por el acta de eurodiputado a las puertas de la frontera española. Un acto en el que los responsables de ERC o la CUP asistentes tuvieron un papel de meros teloneros.
Tras las elecciones del 14F, el Consell lanzó una campaña "somos el 52%" en referencia al porcentaje de voto obtenido por ERC, JxCat y la CUP que desde Esquerra se vio como una forma de coartar cualquier intento de pacto con los comunes que pudiera hacerse extensivo al PSC. Aunque los republicanos nunca han jugado realmente a esa carta.
El papel de ERC en el Congreso
Con estos precedentes, la propuesta de Junts para que el consejo se convierta en el organismo encargado de la coordinación estratégica de los partidos independentistas ha hecho saltar las alarmas entre los republicanos. Sobre todo, porque el objetivo último de esa coordinación estratégica no es otra que limitar la libertad de acción del Grupo Republicano en el Congreso y su apoyo al Gobierno de PSOE y Podemos.
ERC es determinante en el Congreso con sus 13 diputados, mientras JxCat se ha quedado ahí en una fuerza menor, especialmente tras el cisma de los cuatro diputados adscritos al PDeCat. Y el Congreso es el epicentro de las discrepancias entre los dos grandes partidos independentistas: Esquerra tiende puentes con PSOE y Podemos, mientras JxCat se mantiene en la estrategia de choque frontal con el Estado.
Una estrategia de confrontación en la que cuenta con el apoyo de la CUP. Los antisistema, sin embargo, recelan casi tanto como Esquerra del papel del Consejo, en el que Puigdemont y su núcleo duro imponen su criterio.
Serret, el toque de atención
La ex consellera Meritxell Serret, que hace una semana se ponía a disposición del Tribunal Supremo por sorpresa -sin que sus compañeros en Waterloo supieran nada de su intención de regresar a España- ha sido la primera en hablar públicamente del "sesgo partista" del Consejo. Una entidad que conoce bien, puesto que ha compartido los cuatro años fuga en Bruselas con Puigdemont, Comin y Lluís Puig.
"Sus miembros deberán decidir si el Consell sigue teniendo el sesgo partidista que lo ha debilitado" advertía Serret en una entrevista en Nació Digital al ser preguntada por la entidad, de la que nunca entró a formar parte. Serret era la única "exiliada" de ERC en Bruselas, puesto que Comin abandonó el partido tras fugarse junto a Puigdemont.
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