La tercera campaña electoral en lo que llevamos de pandemia no ha hecho más que comenzar. Todos los partidos sin excepción se arman para librar una batalla encarnizada y, sobre todo, polarizada por hacerse con las riendas de la joya del poder autonómico. Madrid irá a las urnas en poco más de un mes con todas las encuestas apuntando a un éxito incontestable de Isabel Díaz Ayuso, que no hace sino crecer en los sondeos desde que ella misma decidió pulsar el botón de adelanto electoral. En la dirección nacional y regional del PP se respira con cierto alivio, aunque esperan engordar de aquí a un mes la bolsa electoral de Ayuso sin arrinconar demasiado a Vox, cuyos votos resultan esenciales para amarrar la ansiada mayoría absoluta a la que, salvo sorpresa mayúscula, la presidenta madrileña no puede optar en solitario. Los populares asumen la batalla madrileña dando ya por hecho que Ciudadanos no sobrevivirá a la embestida de las urnas el próximo 4 de mayo.
El PP juega sus cartas para mantener a Díaz Ayuso en la cresta de la ola sabiendo que de ella depende su futuro político más inmediato. Y la izquierda, consciente también de que la partida se juega a nivel nacional, no desaprovechará la alarmista coyuntura epidemiológica en la que vuelve a encontrarse el país para dirigir todos los focos a la dirigente madrileña, a la que PSOE, Podemos y Más Madrid culpan del "crecimiento de la cuarta ola", y a la que Ciudadanos también señala por celebrar elecciones en mitad de una pandemia por "capricho personal", una "irresponsabilidad" a juicio de los naranjas. Azuzar el miedo al virus mientras los contagios se multiplican es la baza que explotará la izquierda para cortar las alas de Ayuso y poner en evidencia su "caótica" gestión sanitaria en la Comunidad de Madrid.
Las medidas sanitarias de la presidenta madrileña siempre han estado en tela de juicio por discrepar tanto del criterio del Gobierno central como de la mayoría de comunidades autónomas. Pero en campaña, Ayuso ha redoblado la apuesta por su particular estrategia contra el Covid-19, que consiste a grandes rasgos en proteger a partes iguales salud y economía. De hecho, ha colocado como número dos en las listas para el 4-M a su consejero de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero, para reivindicar que Madrid ha hecho las cosas a su manera sin seguir los dictados de Moncloa, con las medidas más laxas de toda España.
La diferencia es que, hasta hace unos días, la tendencia se mantenía a la baja en todo el país tras el paso de la virulenta tercera ola que dejó cifras de récord, pero los contagios han crecido casi al mismo ritmo en que se han multiplicado las imágenes de botellones y de fiestas ilegales especialmente en el centro de Madrid, convertido en los últimos días en meca de la diversión de miles de turistas que viajan a la capital para disfrutar de medidas más relajadas de las que se imponen en sus respectivos países. La Comunidad de Madrid registra en estos momentos una de las tasas de incidencia más elevadas de España -257,54 casos por cada 100.000 habitantes-, sólo superada por Navarra (281,76); Ceuta (282,65) y Melilla (492,67), y seguida de cerca por País Vasco (232,38).
Las imágenes de decenas de personas cantando y bailando en la calle saltándose el toque de queda, sin mascarilla y sin distancia de seguridad -que ha tenido réplicas en otros puntos de España, como un macrobotellón que tuvo que ser desalojado por la Policía Local hace dos días en Alicante- han servido de abono a los partidos situados en la oposición madrileña para desgastar a la baronesa del PP, conscientes de que el principal -si no el único- freno de Díaz Ayuso en las encuestas es que la incidencia y los contagios sigan al alza en la Comunidad de Madrid de aquí a las elecciones, que deje en evidencia la "absoluta irresponsabilidad", en palabras de la coportavoz estatal de Podemos, Isa Serra, de la gestión de Isabel Díaz Ayuso, mientras se alimenta el concepto de "turismo de borrachera" que, a juicio de la oposición, fomenta la líder madrileña en plena pandemia.
La dirigente de la formación morada, apartada como cabeza de lista de Podemos para el 4-M tras el desembarco de Iglesias, espoleó el "riesgo de llegar a una cuarta ola" por el "efecto llamada" que implica la laxitud de las medidas de la presidenta madrileña en comparación no sólo con el resto de España, sino con parte de Europa. El partido de Pablo Iglesias no ha sido el único que ha utilizado el temor patente a esta cuarta ola del virus para movilizar el voto de los ciudadanos. Las manifestaciones también se han sucedido reiteradamente en los últimos días desde Más Madrid y PSOE, que alertan sobre el hecho de que la región siga liderando los contagios a nivel nacional.
Sin ir más lejos, la candidata de Más Madrid a la presidencia regional, Mónica García, aseveró en un tuit que "el 40% de los contagios de España se dan en Madrid", cuando en realidad representan el 25%, según las cifras oficiales. La dirigente, médica de profesión, ha sido especialmente combativa contra Díaz Ayuso por convertir Madrid en "el after de Europa" e "invocar una cuarta ola". "La Comunidad de Madrid sigue estando a la cabeza de los contagios, de los ingresos y de las UCI. No podemos esperar más (...) El 4 de mayo nos jugamos si queremos seguir siendo el 100 Montaditos de Europa o la comunidad que cuida su sanidad pública", espetaba.
En la misma línea se ha expresado en los últimos días el cabeza de lista del PSOE para el 4-M, Ángel Gabilondo, que señala a Ayuso por el "crecimiento" de los contagios "descontrolados" en la capital. "Quizá no lo sabe todavía, pero usted es la responsable lisa y llanamente de este efecto llamada de Madrid, porque es la responsable del desgobierno en Madrid", afirmaba.
El mismo argumento se ha repetido de boca de diferentes dirigentes incluso fuera del polvorín en que se ha convertido la política madrileña con motivo de las elecciones. Por ejemplo, el presidente de la Generalitat y el alcalde de Valencia, han puesto también en el foco a Isabel Díaz Ayuso por el avance generalizado de la pandemia.
El primero, Ximo Puig, hizo una alusión indirecta a la líder madrileña, sugiriendo que "puede que en otras comunidades haya una especie de ley de la selva, pero aquí las normas se cumplen". Se refería el dirigente valenciano al viaje del futbolista del Real Madrid, Marcelo Vieira, a Valencia el pasado domingo con toda su familia, saltándose el confinamiento perimetral de las comunidades autónomas, una infracción de la que tampoco se dudó en culpar a la líder madrileña. El primer edil valenciano, Joan Ribó, reaccionó a la noticia considerándolo un "mal ejemplo de los malos ejemplos de la presidenta del Gobierno de Madrid". "Como habla tanto de que cada uno se pueda venir, pues este señor se lo debe haber tomado al pie de la letra", insistía, responsabilizando a la líder madrileña.
Otra de las polémicas relacionada con la misma cuestión y que ha sido enormemente criticada en redes sociales por diferentes cargos del PP nacional y regional por fomentar la "ayusofobia" ha sido la emisión por parte de TVE, particularmente en el programa matutino que dirige el periodista Jesús Cintora, de un clip en el que aparece la playa de la Barceloneta completamente abarrotada con el siguiente rótulo: "Desfase de turistas en Madrid", aunque segundos después, la cadena subsanaba el error.
Ayuso apunta al Gobierno del incremento de contagios
Ante la ofensiva lanzada por la izquierda, tanto dentro como fuera de Madrid, la candidata del PP a la reelección ha abierto fuego contra el Gobierno, a quien culpa en última instancia del incremento de contagios por aplicar medidas que, a su juicio, no son eficaces, como es el caso del cierre perimetral de todas las comunidades autónomas durante Semana Santa y el puente de San José, al que la Comunidad de Madrid se opuso.
Además, Ayuso se sacude de la polémica por las fiestas ilegales tanto en las calles como en los domicilios -sólo el pasado fin de semana se registraron más de 350- y responsabiliza también a Moncloa por no hacer más controles en los aeropuertos y negarse a "impedir" las fiestas en las calles mediante el despliegue de más agentes de la Policía Nacional. Y advierte, además, de la estrategia política que se esconde detrás de estos "ataques" como parte de un relato que tiene como objetivo "seguir alimentando la preocupación de los ciudadanos".
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