Los alemanes en calcetines y sandalias por Mallorca. Los británicos haciendo balconing en Magaluf y Benidorm. ¿Y los franceses? De momento, los turistas galos han conseguido huir de los estereotipos, pero la polémica generada en las últimas semanas en Madrid puede cambiar la visión que tenemos en España de nuestros vecinos del norte.
Las calles del centro de Madrid han sido escenario los últimos fines de semana de imágenes inverosímiles en plena pandemia: decenas de personas borrachas, sin mascarilla, saliendo de una discoteca y gritando desaforadas. En muchos casos, se trataba de franceses y los vídeos y las fotografías han circulado sin descanso por las redes sociales. Entre la población local el enfado es palpable. "Aquí pueden venir los franceses a emborracharse y yo no puedo ir a ver a mi familia", es el argumento más repetido.
Y el marco que rodea todo es el de una ciudad hastiada de la pandemia, con una guerra constante entre los Gobiernos regional y central y con unas elecciones a la vuelta de la esquina. Así, la polémica fue elevando el tono y pasó de chistes y memes en redes a la pizarra política. "A los franceses se les está usando como arma para el debate político", cuenta a El Independiente el periodista Mathieu de Taillac, corresponsal de Le Figaro y que lleva 15 años viviendo en España.
Autor de un reportaje titulado La falsa invasión de los franceses en Madrid y la cólera de los españoles, De Taillac cree que la situación actual es algo coyuntural, pero advierte de que a veces es difícil parar una "bola de nieve bajando por la montaña".
"Hay momentos en los que por un chiste, como cuando se hicieron los guiñoles del dopaje en Francia, se ha generado una tensión desmesurada", explica. "Incluso por una rivalidad deportiva o antiguamente en los años 80 cuando los franceses tiraban la fruta en la frontera... Pero ahora no veo que esto pueda ir a más. Yo no voy inquieto por la calle".
Sandrine Morel, corresponsal de Le Monde en España desde hace 11 años, opina que este clima enrarecido alrededor de los franceses responde a tres causas. "Lo primero, hay un debate político; luego hay un ambiente de crispación porque a gente en España está cansada; y por último es que la pandemia sigue presente y esas imágenes son muy poco halagüeñas. Pero en Madrid hay cientos de fiestas ilegales cada fin de semana y no creo que ni un cuarto sean hechas por franceses".
La respuesta de la Embajada a Más Madrid
Con las elecciones dentro de un mes, Más Madrid ha aprovechado el aumento de turistas franceses y las imágenes de las fiestas en el centro de la ciudad para atacar a Isabel Díaz Ayuso. "Hay un problema de primer orden de convivencia promocionado por Ayuso que es el turismo de borrachera", señaló recientemente Mónica García, cabeza de lista de Más Madrid. "Mientras a los madrileños se nos está pidiendo responsabilidad y no estamos pudiendo ir a ver a nuestros familiares, en el piso de al lado nos montan fiestas ilegales".
Estas declaraciones no gustaron mucho en la Embajada de Francia, que respondió a Mónica García con contundencia: "No hacen falta ni alcohol ni alfombra roja... Como a todos los europeos, a las 'hordas' de franceses siempre nos gustará Madrid y España".
"Lo lógico es que en la política cojas los temas de más actualidad que te valgan para dañar al rival, para atacar a Ayuso", explica De Taillac. "Pero hay expresiones como hordas que deshumanizan un poco, estás hablando de personas como si fueran salvajes. La Embajada no quiere que defendiendo a los suyos parezca que está apoyando a Ayuso. Eso también dificulta la posición del que tiene que dar una réplica".
"Podemos ser vistos como británicos en Magaluf"
Silvia Ayuso, corresponsal de El País en la capital francesa, ve lógico que los jóvenes franceses viajen a España en busca de ocio. "Aquí llevan los bares cerrados desde octubre, te hacen la PCR gratis y te dan el resultado en horas, tienen más vacaciones y más dinero en el bolsillo...", señala por teléfono. "Pero todo se acabaría si en España se pone una cuarentena los turistas extranjeros".
No obstante, esta reportera cree que se trata más de una sensación puntual que de un fenómeno de masas. "Antes el centro de Madrid estaba invadido por turistas de todos lados y ahora hay muy pocos, pero la mayoría son franceses. En París pasa lo mismo, los turistas han desaparecido. Solo que aquí no vienen de países cercanos porque no hay nada abierto".
"Seguramente hay más turistas en otras zonas de España", añade en ese sentido Sandrine Morel, "pero el hecho de que Madrid sea la Comunidad más abierta hace que se reproche la llegada de turistas para atacar a Ayuso por su gestión de la pandemia".
La corresponsal de Le Monde, que vive en España desde hace 15 años, opina que el comportamiento de unos pocos franceses en una situación tan especial como la de ahora no tendrá efectos en las relaciones sociales entre ambos países. "No hay mucha crispación y mucho debate político, no se pueden extraer conclusiones. Yo espero que la visión del francés no cambie".
Su colega De Taillac tiene alguna duda al respecto. "Creo que esto puede perjudicar la imagen del francés. Ahora se nos ve como orgullosos y chauvinistas y con esto podemos ganar una imagen como si fuéramos británicos borrachos en Magalauf. El riesgo que veo, razonable por otro lado, es que el tópico de francés adquiera un rasgo negativo: que sea un turista de borrachera, que no cumple las normas".
¿Y francofobia? "Yo he preguntado a turistas y residentes franceses si hay hostilidad y me han dicho que no. Pero también sé que hay policías que están hartos. ¿Es eso francofobia? Por ahora no, es todo bastante light".
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