El comisario Ferran López abandona los Mossos d'Esquadra para asumir la seguridad del F. C. Barcelona de la mano de la nueva directiva de Joan Laporta. La noticia, avanzada por El Mon, sentó como una bomba en la policía autonómica. Hace solo seis meses que el conseller de Interior, Miquel Sàmper, restituyó al frente del cuerpo al mayor Josep Lluís Trapero, y este recuperó a López como número dos del cuerpo.
La noticia de su salida se ha interpretado en entornos policiales como una señal de que ni López ni Trapero confían en su futuro al frente de los Mossos si ERC se hace con las riendas de Interior, como parece asumido en las negociaciones entre republicanos y Junts para la formación del nuevo gobierno catalán. "Si cae Trapero, está claro que Ferran López iría detrás", apuntan fuentes del cuerpo.
Muy pocos conocían la decisión de López, que según algunas fuentes podría haber sido una sorpresa incluso para Trapero, que lo había restituido como su mano derecha hace apenas unos meses. Fuentes sindicales reconocen su absoluta sorpresa por la salida del comisario que asumió el mando de los Mossos tras el 155, y fue defenestrado después por ello con la investidura de Quim Torra.
López es, además, la cara más conciliadora del cuerpo, el responsable de haber tendido los primeros puentes tanto con la judicatura como con la Policía y Guardia Civil tras la crisis de confianza provocada por el 1-O. Unos puentes que después soldaría Eduard Sallent, predecesor de Trapero en esta segunda etapa.
Malestar interno
Sin embargo, fuentes de los Mossos advierten que ese talante conciliador no se ha mantenido de puertas adentro. El regreso de Trapero y López al puente de mando ha supuesto cambios para revertir la renovación en el cuerpo emprendida por Sallent. Su proyecto estratégico para la renovación del cuerpo, presentado a bombo y platillo el pasado verano, ha quedado enterrado en un cajón, añaden algunas fuentes.
En este contexto, el proyecto en el que trabaja Esquerra para los Mossos podría haber sido visto como una amenaza por los actuales mandos de la policía autonómica. En las últimas semanas ha trascendido el proyecto 2+2 -dos años para implementar cambios, dos para la consolidación de resultados- en el que está trabajando Carles Castillo, diputado de ERC -ex portavoz del PSC en la comisión de Interior- y uno de los nombres que suenan con fuerza como futuro consejero de Interior, junto a la actual titular de Justicia, Ester Capella.
A favor de Castillo juega su buena relación con los sindicatos policiales y experiencia política en este ámbito, en su contra, que acaba de dar el salto desde el PSC. En otras palabras, es el favorito de los sindicatos, pero no del partido. Ester Capella tiene en su haber el mayor peso en el partido y su condición de mujer, además de la experiencia acumulada al frente de Justicia.
Más allá de quien sea finalmente el titular de Interior, Aragonés ha dejado clara su voluntad de introducir para convertir el "departamento de seguridad pública". Una concepción global que el líder de Esquerra quiere llevar más allá de las políticas puramente policiales, pero que no ha desarrollado más allá de ese titular.
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