El fútbol se ha convertido en el ‘combustible inflamable’ que más teme el Gobierno de Iñigo Urkullu en su batalla contra la propagación del Covid. El incremento de casos detectado en las dos últimas semanas ha situado a Euskadi como la Comunidad Autónoma con mayor incidencia acumulada de todo el país. El pico ascendente de la cuarta ola se ha producido entre dos finales de la Copa del Rey y en víspera de la decisión de la UEFA de descartar a Bilbao como futura sede de la Eurocopa 2020.
El temor de que la celebración el pasado día 3 de la final con la Real Sociedad viniera acompañada de concentraciones de aficionados e incumplimientos masivos de las medidas de protección, -y con ellas un mayor riesgo de contagios-, pronto se confirmó. Las escenas vividas horas antes del encuentro auguraban un posible repunte de casos. Ahora, a sólo dos días de una nueva final de Copa, el comité de expertos que asesora al lehendakari confirma el impacto que estas concentraciones de aficionados de hace dos semanas han tenido en el desarrollo de la pandemia. Han sido una “negativa influencia”, subrayan, y llaman a tomar medidas para “extremar las cautelas ante la nueva final” de mañana.
El diagnóstico de la llamada Comisión Técnica del LABI concluye en su diagnóstico que durante la celebración de la final del pasado día 3 se registraron no sólo aglomeraciones en las calles que incumplían las medidas de prevención exigibles sino que también se incrementaron “las reuniones en domicilios y espacios privados de grupos de personas no convivientes”. Transcurridos catorce días desde entonces, y ante la inminente celebración de una nueva final, en este caso contra el Barcelona y que también se celebrará en Sevilla sin público-, los técnicos consideran que es “especialmente importante” evitar que se repitan este tipo de celebraciones con agrupaciones de personas y los “visionados del partido” entre no convivientes.
La situación de la pandemia en el País Vasco es inquietante. Actualmente los datos oficiales sitúan la incidencia acumulada en 450 casos por cada 100.000 habitantes, más del doble que la media en España. La fotografía de situación muestra además que la positividad apenas desciende, que la saturación de las unidades UCI continúa siendo elevada “con una previsión de incremento para las próximas semanas” y, lo que es más preocupante, que los contagios entre jóvenes no deja de aumentar. La incidencia acumulada entre los adolescentes de entre 17 y 19 años alcanza ya los 935 casos y los 616 en la franja de 13 a 16 años.
La Ertzaintza triplica el operativo
En este contexto, el Ejecutivo ha reforzado los medios de vigilancia y control desde ayer para evitar aglomeraciones. El dispositivo habilitado en torno a Lezama para evitar que los aficionados se agolpasen para despedir al equipo camino del aeropuerto funcionó. También los llamamientos de las autoridades a no repetir las escenas vividas hace dos semanas. El Athletic logró llegar hasta la terminal de Loiu, escoltado por la Ertzaintza, sin apenas presencia de aficionados.
De cara a mañana sábado también se ha reforzado el operativo que deberá velar para que no se repitan las concentraciones y los altercados vividos en la calle Licenciado Poza de Bilbao, lugar de concentración de aficionados en las horas previas a los encuentros en San Mamés. El día 3, horas antes del encuentro contra la Real Sociedad, cientos de aficionados se agolparon en la citada calle e incluso protagonizaron lanzamientos de botellas y quema y cruce de contendores. Unos incidentes ante los que la Ertzaintza optó por no intervenir ante el riesgo que suponía disolver tal número de ciudadanos. El propio lehendakari calificó de “comportamiento denigrante” el protagonizado por los asistentes a la calle Licenciado Poza.
En esta ocasión, se confía en que el cierre perimetral en el que se encuentra Bilbao limite la presencia de aficionados. Sin embargo, ante la posibilidad de nuevas aglomeraciones en este punto de la capital vizcaína, el departamento de Seguridad ha previsto un dispositivo que triplica el llevado a cabo hace ahora dos semanas. Así, fuentes del sindicato Esan señalan que si en la anterior ocasión los recursos disponibles en Bilbao se reforzaron con una veintena de agentes, esta vez se ha previsto elevar esos recursos hasta 60 ertzainas más, además de tres equipos de brigada móvil. Seguridad también ha llamado a agentes pertenecientes a la comisaría de Bilbao para que estén disponibles ante una eventual victoria del Athletic para evitar que durante el domingo día 18 se puedan celebrar actos de bienvenida al equipo o de celebración que vulneren las medidas de prevención de la pandemia.
La Eurocopa, de Bilbao a Sevilla
El futbol y la evolución de los contagios en Euskadi tienen estos días otro foco de confrontación. El próximo lunes al mediodía la UEFA debe pronunciarse oficialmente sobre el futuro de Bilbao como sede de la Eurocopa. La decisión ya está tomada y la capital vizcaína finalmente se caerá como sede y seerá sustituida por el estadio de La Cartuja de Sevilla. El organismo europeo del fútbol ha establecido que las doce sedes deben acoger público en el evento que se celebrará entre el 11 de junio y 11 de julio próximo. A apenas dos meses de celebrarse, el Gobierno vasco se ha ratificado en su negativa a flexibilizar las condiciones para permitir la presencia de un 25% de aforo en San Mamés. Condiciones que la Federación Española de Fútbol ha considerado “imposibles” de cumplir al establecer la incidencia acumulada mínima en 40 casos por cada 100.000 –diez veces menos que la actual- y una ocupación de las camas UCI del 2% -actualmente es del 48%-. El lehendakari ha asegurado que la prioridad debe ser la salud y que no variará las condiciones prestablecidas para admitir la entrada de 13.000 aficionados en el estadio.
Por todo ello, finalmente la UEFA y la Federación española ya han dado los pasos para que Sevilla y el estadio de La Cartuja tome el testigo de Bilbao que ve cómo se diluye una candidatura trabajada desde 2014 a finales del mandato del anterior alcalde, Iñaki Azkuna.
Un evento deportivo que además se debería celebrar en la capital vizcaína más allá del 9 de mayo, fecha prevista para que decaiga el Estado de Alarma. El Gobierno de Pedro Sánchez ha mostrado por ahora su convencimiento de que no debe ser prorrogado, decisión que contrasta con la que defiende Urkullu y sus expertos. Consideran que debería ser prorrogado o ser sustituida por una norma alternativa para dotar de amparo jurídico a las instituciones autonómicas en la implantación de medias contra el Covid.
El comité técnico que asesora al Gobierno vasco ya ha advertido de que se ha abierto un periodo de “incertidumbre jurídica” ante un eventual final del Estado de Alarma que dificultaría el mantenimiento de medidas que “desde el punto de vista epidemiológico son estratégicas”. Entre ellas citan la limitación de la movilidad nocturna de la población, el establecimiento de limitaciones en las agrupaciones de personas o la aplicación de cierres perimetrales. Señalan que ante la posibilidad de que el Estado de Alarma decaiga ha comenzado a trabajar de modo urgente en una actualización del plan ‘Bizi Berri’ por el cual se rige el Gobierno en la batalla contra el Covid y que estará concluido antes de finales de este mes.
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