El debate que esta noche organiza Telemadrid tiene el sabor de las citas decisivas en la que se determina el color político del Gobierno de la Comunidad de Madrid los próximos dos años y la posibilidad de perdurar más allá de mayo de 2023. Los hay quienes se juegan el ser o no ser, como Bal; los que tienen que romper su todavía exiguo "techo" como Iglesias y las que tienen la responsabilidad de mantener la tendencia ascendente de su partido, como es el caso de Rocío Monasterio. También el socialista Ángel Gabilondo se enfrenta al reto, no de ganar como hizo hace dos años, sino de, al menos no perder alguno de los 37 escaños que consiguió entonces y para Mónica García, de Más Madrid, es necesario seguir frenando a Unidas Podemos.
Quizá sea Iglesias uno de los más motivados con el choque con Díaz Ayuso. Cree que a partir de este miércoles "cambia todo". Asistido por su experto en comunicación televisiva, Manu Levin, y por fichas y "tormenta de ideas" telemática con sus colaboradores, su objetivo es que la cita de esta noche sirva para "armar la movilización de la mayoría que va a traer un gobierno de coalición de izquierdas. Que la gente vea que estos 25 años tienen una alternativa". En definitiva, que el electorado madrileño sepa que "mañana (por hoy) empieza otra campaña".
Vaticina que este debate puede ser el principio del fin de Ayuso
Para el candidato de Unidas Podemos este debate constituye una oportunidad de oro para intentar remontar en las encuestas. Maltratado por los sondeos, que le colocan como quinta y última opción entre las preferencias de los electores, Iglesias se siente muy cómodo en estos formatos. De hecho, no es descartable que se erija en el triunfador de la noche, pero, como él mismo sabe de las elecciones generales de 2019, en las que ganó el segundo round televisivo, eso no se traduce necesariamente en votos.
Sin embargo, vaticina que este debate puede ser el principio del fin de Ayuso porque "sabe que ahí puede perder las elecciones", del mismo modo que Unidas Podemos existe gracias a estos formatos que permiten "hacer propuestas sin que otros las expliquen", en un ataque soterrado a la prensa.
Pero aunque las circunstancias apuntan a que va a ser un "todos contra Ayuso", a la actual presidenta de la Comunidad de Madrid, muy adelantada en las encuestas, le basta con no equivocarse y quedar en tablas. En la Puerta del Sol creen que "normalmente un debate a seis no suele ser determinante" y hasta llegan a calificarlo de "batiburrillo". Otra cosa sería un "cara a cara", pero creen que la presidenta saldrá indemne de una cita que no quería o no al menos en Telemadrid, ente público regional con el que está en pugna desde hace mucho tiempo.
Nosotros no vamos al debate a discutir con nadie", aseguran fuentes cercanas a Gabilondo
Este martes por la tarde y tras conceder algunas entrevistas, comenzó a ver papeles y estudiar datos, "pero se los sabe", asegura una persona del equipo con el que va a reunirse en la mañana de hoy. Junto a ella su jefe de gabinete, el otro "spin doctor", esto es, el ex director de Comunicación y de Gabinete de José María Aznar, Miguel Ángel Rodríguez, a quien muchos atribuyen la estrategia agresiva de la baronesa popular.
En el entorno del candidato socialista, aseguran, por su parte, que Iván Redondo no ha tenido ninguna participación en la preparación del debate, aunque Moncloa, como antes hiciera con Cataluña, es la que lleva el peso de la campaña. "Nosotros no vamos al debate a discutir con nadie", aseguran fuentes cercanas a Gabilondo. Fiel a su estilo, el ex ministro de Educación acude con "espíritu propositivo a confrontar programas y proyectos para la Comunidad de Madrid", adoptando para ellos una posición institucional.
Entienden que la habitual rigidez de estos formatos no debería dejar mucho tiempo para la bronca sino para intentar colar el mensaje en cada unos de los capítulos en que se reparte, pero la intención de Telemadrid es agilizar el debate para que no se convierta en una sucesión de monólogos de modo que los moderadores, María Rey y Jon Ariztimuño, puedan ir intercalando preguntas. Arrancará con una presentación de los candidatos para pasar posteriormente a a hablar de pandemia, sanidad, el reto social, reactivar Madrid y "El 5 de mayo, ¿qué?", sobre la política de pactos.
Los socialistas admiten la "importancia" del debate que, en su caso, va dirigido a los indecisos, a esa masa de electores que declaran no saber qué hacer con su papeleta de voto y que podrían superar los 600.000, así como a los barrios más abstencionistas que coincide, aseguran con el voto de izquierdas.
Bal se prepara el debate corriendo y con cucharadas de Nocilla
Bal usará sus técnicas de opositor para abogado del Estado, incluidas algunas cucharadas de Nocilla y "cantarle" los temas a la familia mientras preparan la cena. Además cuando sale a correr a primera hora de la mañana "voy escuchando también los programas y archivos de campaña en el móvil" alternándolo con música "rock-motivadora". Todo un ejercicio de "autocoach" para quien ha asumido la enorme responsabilidad de intentar que su partido supere el 5 por ciento del porcentaje de voto con el que se garantiza su continuidad en la Asamblea de Madrid.
Defiende que la mejor manera de preparar el debate es "patear la calle y escuchar a los madrileños" los que ha resumido en 15 propuestas "y en muchas más que faltan por hacer". Sin embargo su posición como candidato del antiguo socio de coalición de Díaz Ayuso, no le facilita las cosas.
Curiosamente, Rocío Monasterio ha empleado un argumento similar al de Iglesias para hablar de la cita televisiva de la noche de este miércoles. Acude al debate para exponer ante los electores "toda la verdad de lo que defendemos y para desmontar las políticas de otros" "sin manipulaciones" de los medios de comunicación.
Durante su intervención este martes pasado en un encuentro organizado por Madrid Foro Empresarial ha destacado que "los debates me resultan apasionantes y los afronto con mucha tranquilidad después de dos años estudiando la Comunidad de Madrid y los presupuestos". Pero tras los buenos resultados de Vox en Cataluña, toda apunta a que esta vez parte de su voto madrileño irá para Ayuso.
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