Por norma general, el candidato que encabeza las encuestas electorales es el que más tiene que perder en los debates electorales. La ventaja de Isabel Díaz Ayuso sobre sus rivales en los sondeos es, además, mayúscula, pero la presidenta de la Comunidad de Madrid puede decir que ha salido ilesa de un debate especialmente tenso, tanto en el fondo como en las formas. Y eso para la candidata del PP ya se entiende como un triunfo. La otra gran protagonista del debate de Telemadrid ha sido la candidata de Más Madrid, Mónica García, cuyo principal reto era el de darse a conocer frente a rivales políticos mucho más populares y el de afianzar su discurso frente a un Ángel Gabilondo desdibujado como jefe de la oposición y frente a un Pablo Iglesias centrado en el cuerpo a cuerpo con la candidata del PP.
Isabel Díaz Ayuso acudía al debate de este miércoles, el único al que asistirá en lo que resta de campaña, con la certeza de que si no cometía errores graves no le pasaría factura en las urnas. Por su parte, las fuerzas de izquierda en su conjunto asumían la cita como una oportunidad para levantar a su electorado y tratar de atraer a los indecisos de cara al próximo 4-M, aunque, de paso, y especialmente en el caso de Podemos y de Más Madrid, su objetivo pasaba también por buscar la confrontación con Díaz Ayuso -es la única oportunidad que van a tener de hacerlo frente a frente antes del 4 de mayo- y tratar de evidenciar sus contradicciones y su "nefasta" gestión del virus ante el gran público. Importante recordar que este debate ha tenido una dimensión nacional y ha sido transmitido simultáneamente tanto por TVE como por LaSexta.
El candidato de Ciudadanos, Edmundo Bal, llegaba a Telemadrid con mucho que ganar porque es poco lo que tiene que perder: su meta pasaba por arrastrar unos cuantos miles de votos que le acercasen a la barrera del 5%, el porcentaje mínimo que necesitan los naranjas para no perecer en las urnas madrileñas. Su estrategia ha pasado en todo momento por plantear la dicotomía entre la reedición de un Gobierno con el apoyo del centro, de Ciudadanos; o con el apoyo de Vox, cuya candidata, Rocío Monasterio, ha explotado prácticamente dos únicas temáticas en más de dos horas de debate: el miedo a los 'menas' y a la inmigración ilegal y la necesidad de recortar gastos administrativos, con la reducción de consejerías y otros organismos públicos.
La gestión de la pandemia ha sido la cuestión troncal en un debate especialmente tenso, que ha dejado momentos de alto voltaje entre los candidatos. Ayuso e Iglesias han protagonizado el rifirrafe más polémico, en que ambos han terminado echándose los muertos a la cara. "Señora Ayuso. No sonría. ¿Sabe cuántas personas han muerto en la Comunidad de Madrid. Que no sonría. ¿Sabe cuántos son?", espetaba el líder morado. "20.000. ¿Y en España cuántos hay?", respondía Ayuso, que bajaba al barro y respondía al órdago del dirigente de Podemos con un duro ataque. "Es usted una pantomima y lo más mezquino de la política española", espetaba.
La presidenta madrileña ha utilizado el debate electoral para reafirmarse en su discurso y convencer al electorado de derechas con el mismo mensaje que ha venido utilizando en campaña: la necesidad de alcanzar mayoría absoluta para gobernar "en libertad". Su estrategia se ha centrado en encajar los golpes de sus contrincantes políticos, que han colocado a Ayuso en la diana, pero nunca en disparar primero. Su discurso pasaba también por evitar la confrontación con Vox, de cuya formación necesitará escaños prestados para conservar la Puerta del Sol tras el 4 de mayo; ignorar a Edmundo Bal; y ningunear al candidato del PSOE, Ángel Gabilondo, y plantear la contienda electoral no contra él, sino contra Pedro Sánchez. "Yo no soy Sánchez, yo soy Ángel Gabilondo. Me presento yo", contestaba el dirigente socialista, que ha dado la sorpresa hacia el final del debate enmendado la política de pactos que había mantenido el PSOE-M hasta la fecha. "Pablo, tenemos 12 días para ganar las elecciones", enunciaba Gabilondo, quien hasta ahora había descartado a Iglesias como futuro socio en la Comunidad de Madrid.
El debate se edificó en varios bloques, con una duración total de más de dos horas, incluyendo los minutos de oro de los candidatos. Los primeros temas pasaron por la sanidad y el reto social, ambos relacionados en todo momento con la gestión de la crisis del Covid. Ni Edmundo Bal ni Rocío Monasterio llegaron a confrontar -salvo en momentos muy puntuales-, con Isabel Díaz Ayuso, y dejaron ese flanco libre a la izquierda. El candidato de Ciudadanos se centró en aportar un mensaje conciliador, más cercano a las "propuestas" y alejado de la confrontación tratando de subrayar la importancia de la supervivencia del partido liberal. Todos los esfuerzos de Bal se vieron diluidos por la sentencia final que hizo Iglesias sobre su partido. “Creo que el hecho de que no haya dimitido como diputado revela que conoce la realidad, que su partido no va a obtener representación", apuntaba el dirigente morado.
Mientras tanto, Rocío Monasterio optó por intentar esquivar el principal reto del debate: que su discurso quedase diluido por el perfil propio de Ayuso, para lo que explotó sus habituales referencias a los 'menas' y defendió el bulo de que "cuestan" a los madrileños 4.000 euros al mes. "En España parece que es delito de odio decir la verdad", comentó, un argumento que fue rebatido entre otros por Iglesias -que llegó a acusar a Vox de utilizar "propaganda filonazi" contra menores- y por la propia Ayuso, que apostó por "integrar" a estos jóvenes inmigrantes en la sociedad madrileña.
Iglesias, que llegaba al debate como el orador más curtido en este tipo de contiendas dialécticas y que resultó ganador de otros cara a cara en el ámbito nacional, no logró brillar en la cita de Telemadrid. Más allá de sus acometidas a Ayuso y sus rifirrafes con Rocío Monasterio -a la que se dirigía bajo el término "señora", sin pronunciar su nombre-, intentó mantener un perfil menos combativo y un tono más moderado que el resto de sus adversarios, centrado en unir fuerzas con el resto de formaciones de izquierda. No obstante, sí llegó a censurar a Gabilondo después de que éste afirmase que no iba a subir los impuestos en Madrid. "¿Es razonable no pedir más esfuerzo a los que tienen un patrimonio de más de un millón?", cuestionaba.
Mónica García logró también su cuota de protagonismo en un debate en el que quiso hacer gala de su conocimiento de la pandemia por su experiencia profesional -es médico de profesión en el Hospital 12 de Octubre-, matizando, por ejemplo, los 20.000 muertos que había enumerado Ayuso en Madrid por la cifra exacta: 23.623. El marcaje sanitario ha sido el punto fuerte de la candidata del partido de Íñigo Errejón, que ha arrinconado también a Ayuso por negarse ésta a pedir perdón por decir que a las colas del hambre acuden "subvencionados mantenidos". "Los madrileños han tenido a una presidenta enfocada única y exclusivamente en confrontar con el señor Sánchez, una presidenta nini", añadía.
Ayuso, ganadora del debate
El sondeo de Sigma Dos publicado por Telemadrid minutos después de que finalizase el debate electoral presentaba a la actual presidenta madrileña como ganadora del debate con el 35,5% de los apoyos, seguida de la candidata de Más Madrid, Mónica García (23,4%) y por Pablo Iglesias, que se conforma con una tercera posición (15,4%). En la zona baja de la tabla se situaban Ángel Gabilondo, que resiste en cuarto puesto (10,6%); y la candidata de Vox, Rocío Monasterio (8,5%). El peor parado para los entrevistados fue el candidato de Ciudadanos, Edmundo Bal (6,6%), que no logró remontar el vuelo tras la última contienda política. No obstante, otro dato importante que ofrece Sigma Dos es que, a pesar de todo, el debate electoral no ha influido en el sentido del voto de la mayoría de madrileños.
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