"Vienen horas y días decisivos para poder ver si es posible este acuerdo de gobierno en Cataluña". Quien así habla es Pere Aragonés, este viernes, a las puertas del Tribunal Supremo. El líder de ERC ha renunciado ya al ultimátum del 1 de mayo, pero Esquerra sigue insistiendo en cerrar un acuerdo ya, que permita investir a Aragonés para que el nuevo ejecutivo independentista eche a andar.
Sobre el papel, JxCat defiende también el acuerdo, pero en el partido de Carles Puigdemont las estrategias no son siempre coincidentes. Las distintas familias que integran Junts tienen una nueva cita en el congreso del 7 y 8 mayo para definir puestos de poder en el partido en construcción. Y es difícil que se cierre el Govern sin haber concluido antes el reparto de poder en el partido.
El reparto de carteras incidirá también en los equilibrios de poder dentro de JxCat. Los de Puigdemont quieren un "cambio de cromos", es decir, repetir el reparto de poder de la ultima legislatura, asumiendo los departamentos de Economía, Salud y Educación, los de mayor peso presupuestario, que estaban en manos de ERC.
Nuevas carteras
Pero Aragonés ha propuesto una estructura de gobierno con tres nuevas consejerías: Acción Climática, Feminismos y recuperar Universidad e Investigación. Carteras que obligan a fusionar otros departamentos y a deshacer el equilibrio de poder actual. De todo ello se habló el martes en Lledoners, cuando Aragonés trasladó su propuesta a Junts. Una arquitectura que JxCat sigue "estudiando" para realizar una contraoferta a los republicanos.
Los republicanos ya han renunciado a la "joya de la corona", el departamento de Economía, que ERC ha ocupado desde el primer gobierno de JxSí. Primero en manos de Oriol Junqueras y después en las de Aragonés, la conselleria se había convertido en el búnker de Esquerra en el Govern, pero parece ya asumido que Elsa Artadi será la próxima inquilina del nuevo complejo en la Zona Franca.
Junts tiene claro además que quiere a Josep Maria Argimon al frente de Salud, y asumir también los departamentos de Educación y Bienestar Social. En una legislatura de reconstrucción social y expansión económica, las carteras sociales cotizan al alza. Igual interés tienen en deshacerse de la cartera de Interior, siempre en el centro de la polémica, especialmente si hay que pactar los presupuestos con la CUP o los comunes.
Calendario endiablado
Mientras esperan la propuesta de JxCat, en Esquerra especulaban con poder presentar un preacuerdo, como el formalizado en su día con la CUP, para afianzar la negociación. "Nos gustaría poder mostrar avances concretos, aunque no tengamos el gobierno cerrado" señala una fuente republicana. Un preacuerdo basado en el programa de gobierno, el apartado en el que más han avanzado las negociaciones. Pero reconocen que ese "nos gustaría" no es garantía de nada.
"La voluntad de ERC y Junts es llegar a un acuerdo de coalición, a nadie le interesa la ruptura y la repetición de elecciones, pero cuando juegas al límite puede haber accidentes, y el calendario es endiablado" añade una fuente parlamentaria. El tiempo se agota, y el 26 de mayo es la fecha límite antes de la convocatoria automática de nuevas elecciones.
ERC lanzó hace dos semanas un ultimátum a Junts: Quería cerrar el acuerdo de gobierno antes del 1 de mayo y esgrimió como argumento el fin del estado de alarma el 9 de mayo. Superado el ultimátum sin acuerdos concretos, la próxima fecha clave es el 7 y 8 de mayo, cuando Junts celebra su congreso extraordinario.
Congreso de Junts
La formación de Puigdemont aplazó el cónclave asegurando que en esas fechas quería tener cerrado ya el nuevo Govern, aunque dejó claro que no se votarán en él los acuerdos con ERC. El objetivo es escoger al presidente del Consell Nacional, que ocupará la alcaldesa de Vic, Anna Erra, única candidata que ha conseguido los avales necesarios.
El congreso servirá además a los miembros no natos del Consejo, el máximo órgano decisorio entre congresos. Y la elección se hará por un procedimiento que la dirección de Jordi Sánchez y Artadi todavía no han hecho público, con el que buscarán contralar ese organismo para asegurarse las riendas del partido.
Un día después, el 9 de mayo, decae el estado de alarma, momento al que Aragonés quería llegar con un gobierno a pleno rendimiento. Y queda por encajar en este calendario a la CUP, socio necesario para la investidura en primera vuelta.
Los antisistema llegaron a un pacto de investidura con Esquerra el 21 de marzo, pero previsiblemente, querrán consultar a sus bases sobre el acuerdo al que lleguen ERC y JxCat. Esto obligará a un nuevo proceso de consulta interna, que la CUP suele programar en varios días.
Semana decisiva
El calendario laboral exhibe aún un último escollo: la fecha límite antes de ir a la convocatoria automática de elecciones es el 26 de mayo, pero el lunes 24 es festivo en Cataluña. Por tanto, Laura Borràs debe hacer la ronda de consultas como tarde entre el 17 y 18 de mayo para convocar un primer pleno de investidura el viernes 21.
Con el calendario en contra, Junts presiona para conseguir sus objetivos en el reparto de poder. Y la CUP insiste en que no verían problema en apoyar un gobierno de Esquerra en solitario. Una idea con la que han especulado tanto Jordi Sánchez como Pere Aragonés, aunque uno y otro saben que ese escenario desembocaría en una guerra civil abierta en el independentismo que hoy por hoy no interesa a ninguno.
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