Aunque para muchos madrileños siga siendo una gran desconocida, Mónica García, líder y candidata de Más Madrid, ha eclosionado ya con una fuerza arrolladora en el panorama político madrileño desde hace seis años. Médico de profesión, anestesista, saltó a la fama por liderar, allá por 2015, el movimiento de las ‘batas blancas’ que tomó las calles para protestar contra la privatización de la Sanidad madrileña. Lo hizo como portavoz de la Asociación de Facultativos Especialistas de Madrid. Inmediatamente se integró, en el puesto 26, en la lista de Podemos. Consiguió un escaño en la Asamblea de Madrid, pero no dejó de trabajar en el Hospital madrileño 12 de Octubre.
Hija de psiquiatras, la medicina ha marcado siempre su vida. Madre de tres hijos pequeños, mantiene celosamente en la más estricta intimidad su vida privada, sobre todo la identidad de su pareja. Deportista, combativa y luchadora, tenaz… qué más puede decirse de ella. Se enfrenta a unas encuestas que arrojan para su candidatura un resultado agridulce.
La buena noticia es que supera en votos y escaños a Pablo Iglesias. La mala es que, entre las tres izquierdas, no llegarían a alcanzar siquiera los escaños que la demoscopia proyecta para el PP de Isabel Díaz Ayuso. No se rinde, eso sí, y confía en una gran movilización que desaloje a la derecha del poder en la Comunidad de Madrid.
Pregunta. - ¿Qué ha ocurrido en esta campaña electoral, señora García? ¿Por qué se ha encanallado tanto, hasta llegar a producir (disculpe si soy duro) bochorno en una gran mayoría de ciudadanos?
Respuesta. - Bueno, yo diría dos cosas. En primer lugar, esta situación no es nueva ni está acotada a esta campaña electoral. El clima de ruido, de crispación y de odio en la política se lleva sembrando desde hace mucho tiempo, y al final acaba goteando en una sociedad que además está muy dañada por la pandemia. En segundo lugar, los insultos, el ruido y la agresividad han sido utilizados como estrategia desesperada por aparecer en campaña. Era su única forma de no quedar fuera de juego. A la política del odio le sienta mal hablar de lo importante, necesita enfangar para estar en su zona de confort.
P.- ¿No sería bueno introducir un poco más de moderación, de cordura, en la vida política?
R.- Sí, totalmente. A mí lo que me tiene preocupada precisamente no son las causas de la polarización, sino cómo la desactivamos inmediatamente. Yo como presidenta tengo dos retos a corto plazo: salir de la pandemia y salir de la crispación descarnada. Y para los dos retos tengo la misma receta, que es volver a ocuparnos de lo que importa, de la política cotidiana.
P.- Se acusa a la izquierda de haber aprovechado en exceso las amenazas de algunos indeseables buscando un rédito electoral.
R.- No creo que sea cierto. Las amenazas son un tema muy serio y yo me he solidarizado con todas las personas que las han recibido. También con la señora Ayuso, sin peros. Algo que ella no fue capaz de hacer. A partir de aquí, yo he seguido la misma hoja de ruta: hablar de Madrid y de los madrileños. Esa ha sido mi mayor contribución a la democracia, no dejar que la violencia secuestrara la conversación política.
P.- Las encuestas arrojan un panorama sombrío para la izquierda.
R.- Veremos. Tengo la sensación de que la campaña se nos ha hecho cortita mientras otros van con la lengua fuera. Somos el motor verde del bloque progresista y la cosa va a estar muy ajustada, por unos miles de votos. Yo soy de naturaleza optimista y creo que si hay una movilización récord, la victoria está ahí.
Tengo la sensación de que la campaña se nos ha hecho cortita mientras otros van con la lengua fuera"
P.- ¿Qué propone Más Madrid para esta comunidad?
R.- En materia económica queremos poner en marcha el Plan Reanima Madrid, un plan ambicioso de ayudas al estilo del que ha presentado Biden en Estados Unidos. 2500 millones de euros para los 100 primeros días dirigidos a los sectores más golpeados por la pandemia. En sanidad, aunque es también una medida económica, queremos un plan de vacunación efectivo, rápido y de proximidad, para que la vacuna deje de ser usada como propaganda sino como herramienta de protección de la salud. También presentamos el plan 'Vete al médico' para que el cuidado de la salud mental deje de ser motivo de estigma o insulto y sea una realidad. En el plano del empleo, hemos planteado la jornada laboral de 32 horas. En igualdad, nos hemos comprometido a hacer la primera ley de igualdad de la Comunidad de Madrid para reducir la brecha salarial a niveles europeos y reducir a la mitad el paro femenino.
P.- Ustedes han lanzado su mensaje, basado sobre todo en la crítica a la gestión del PP de Madrid. ¿Cree que ha calado esto en todo el electorado de izquierdas de forma suficiente?
R.- Yo creo que hay una mayoría de madrileños y madrileñas que durante este año y pico de pandemia se han sentido abandonados. Los mayores se han sentido abandonados, los sanitarios, las mujeres, las familias...Hemos sido la única Comunidad sin ayudas directas y a la que peores datos sanitarios alberga. Quiero un gobierno que se ocupe de cuidar Madrid.
P.- Se lo pregunto porque, ustedes lo reconocen, uno de sus mayores enemigos este martes 4 de mayo va a ser la abstención.
R.- Ya veremos. Si hay una movilización que rompa todos los récords de participación, puede haber alternativa en Madrid.
P.- Si Ciudadanos obtiene más de un 5 % todo cambiaría. ¿Se alinearía el señor Edmundo Bal con el bloque de las izquierdas?
R.- Yo creo que Ciudadanos se va a quedar fuera de la Asamblea de Madrid por no haber corregido a tiempo el error de unir su suerte a la corrupción y la extrema derecha. Nosotros les hemos tendido la mano desde el primer día y no han querido aceptarla.
Soy sanitaria del 12 de Octubre, he estado metida en la UCI en los meses más duros. No necesito que nadie me venga a dar lecciones sobre cómo se salvan vidas"
P.- ¿Cree que son serias las críticas de que algunos errores técnicos en Correos podrían ser indicio de un 'pucherazo' por parte del Gobierno Sánchez?
R.- Quien pone en duda el voto por correo, o quien rechaza la posibilidad de que el martes 4 sea festivo, quizás es porque no quieren que la gente vaya a votar.
P.- Han sido muy críticos con la construcción del Isabel Zendal. La derecha ha aprovechado para lanzarse en tromba contra ustedes, acusándoles de "miseria moral".
R.- Soy sanitaria del 12 de Octubre, he estado metida en la UCI en los meses más duros. No necesito que nadie me venga a dar lecciones sobre cómo se salvan vidas. La señora Ayuso ha llegado a acusarme de boicotear un hospital con pacientes enfermos dentro. Son acusaciones muy graves, y al margen de las acciones judiciales que voy a interponer, creo que solo sirven para inflamar aún más el clima de crispación que hablábamos antes. Yo he sido muy crítica con el Zendal, fundamentalmente porque ha estado rodeado de escándalos desde el primer día.
P.- Usted es médico de profesión. ¿Qué habría hecho para gestionar esta pandemia de haber sido usted presidenta de la CAM?
R.- Hacer caso a los técnicos de salud pública. Recordemos que a la señora Ayuso le han tenido que dimitir varios expertos durante la pandemia porque no se les hacía caso. Yo hubiera reforzado la atención primaria, hubiera doblado los rastreadores, hubiera vigilado que no se producían aglomeraciones de turismo de borrachera, como hemos visto en las últimas semanas.
P.- Defíname la situación de la Sanidad en la Comunidad.
R.- Muy dañada. Madrid está a la cola en inversión en Sanidad a pesar de ser la Comunidad más rica de España. Venimos arrastrando una serie de deficiencias que nos han estallado en el peor momento.
Vox quiere regresar a un Madrid en blanco y negro. A mí me gusta el Madrid del siglo XXI"
P.- Vox se ha comprometido a dificultar, o a impedir directamente, el aborto y la eutanasia en Madrid. ¿Qué opina?
R.- No merecen comentario. Quieren regresar a un Madrid en blanco y negro. A mí me gusta el Madrid del siglo XXI: moderno, abierto y con derechos.
P.- ¿Qué recetas tiene para mejorar el empleo en la CAM?
R.- Queremos aprovechar los fondos europeos para transitar con determinación la transición ecológica de nuestra economía. Calculamos que podemos crear entre 100.000 y 140.000 empleos verdes en rehabilitación de vivienda, en economía circular...
P.- ¿Qué les diferencia a ustedes de Podemos, en realidad?
R.- Somos fuerzas políticas diferentes. Más Madrid es un partido radicalmente madrileño, verde, que se ocupa de los problemas cotidianos del siglo XXI: la salud mental, la jornada de 32 horas, el clima.
P.- ¿Qué es ser comunista hoy?
R.- Yo no me considero comunista. Mi partido bebe de la tradición verde europea que está ganando a la ultraderecha en numerosos sitios como Francia o Alemania.
P.- Si hay tanta desigualdad en la CAM, según ustedes, ¿por qué entonces hay tantos obreros que votan a la derecha, o más directamente a Vox?
R.- Que Madrid tiene la mayor desigualdad de España es un hecho palmario que reconocen todos los informes. En el sur de Madrid se consume el doble de antidepresivos que en el norte. En el sur se tarda mucho más en ir al trabajo que en el norte. En el sur se tiene más posibilidades de desarrollar un cáncer que en el norte. Y son precisamente las políticas de desigualdad del Partido Popular las que han generado monstruos como Vox, que ante los problemas de la gente propone pagarlos con el más vulnerable.
P.- Sigo sin entender por qué, con un panorama tan catastrófico como dibuja usted desde la izquierda, en Madrid sigue gobernando holgadamente la derecha desde hace ya 26 años.
R.- Holgadamente no, en realidad siempre ha estado más o menos ajustado.
P.- Habrán cometido ustedes algún error desde la izquierda, señora García. Entóneme un ‘mea culpa’ respecto a alguna cuestión concreta.
Mi liderazgo se puede resumir de una forma muy sencilla: traer a la política todo lo aprendido en el hospital"
R.- Creo que la izquierda ha colaborado en que la política hable sobre los partidos políticos y no sobre los madrileños, y eso ha generado mucho hastío pero sobre todo un divorcio: que los ciudadanos sientan que la política no habla de ellos.
P.- ¿Se arrepiente alguna vez del inevitable precio personal que todo el mundo acaba pagando cuando entra en política? ¿Le merece la pena?
R.- Sí, merece la pena. En ocasiones se generan situaciones muy desagradables, pero no son nada en comparación con el cariño que recibo.
P.- Usted lleva en esto de la política muy poco. ¿Le ha decepcionado lo que ha encontrado?
R.- Mi liderazgo se puede resumir de una forma muy sencilla: traer a la política todo lo aprendido en el hospital. En realidad no difieren tanto. Es vocación, empatía y responsabilidad.
P.- Las encuestas indican que va a rebasar con mucho al tirón de un ya casi ‘mítico’ Pablo Iglesias. ¿Acaricia usted objetivos más altos en su carrera política que la mera Asamblea de Madrid?
R.- Yo he estado, estoy y estaré en la política madrileña. Me gusta, me apetece y tengo buenas ideas. Mi objetivo, el más bajo y el más alto, el único, es ser presidenta de la Comunidad de Madrid.
P.- Ha sido usted una diputada muy combativa. La han llegado a llamar, despectivamente, la 'pistolera' por apuntar con el dedo un día a Díaz-Ayuso en la Asamblea.
R.- Estaba imitando el gesto que me estaba haciendo el portavoz del Partido Popular. La bancada de la derecha destaca sobre todo en mala educación. Desde ese momento activaron la máquina del bulo y del fango.
P.- Pero su gesto fue aprovechado por la derecha para gritar a los cuatro vientos que la izquierda es casi sinónimo de odio y resentimiento, de ‘guerra-civilismo’, y que da ‘miedo’…
Me da escalofríos pensar que Monasterio pueda ser la consejera de Educación de mis hijos."
R.- El odio lo genera quien desprecia y señala a los niños y niñas que están solos en nuestra Comunidad. El resentimiento lo genera quien llama subvencionados mantenidos a los madrileños que tienen que ponerse en una cola para echarse algo a la boca. El miedo lo genera encadenar contratos precarios y no poder pagar el alquiler. Ayuso se ha dedicado desde que es presidenta a confrontar con todos y con todo.
P.- ¿Son la señora Monasterio y la señora Ayuso quienes quieren llevar a esta comunidad a un escenario ‘guerra-civilista’?
R.- Creo que son practicantes de la política del odio que permea en nuestra sociedad. Por eso no quiero que lleguen a la Puerta del Sol.
P.- Otro gesto, que la ha elevado a los altares del universo del trending topic, ha sido bailar reguetón, hace pocos días, en una emisora de radio. Es usted muy natural.
R.- [Risas] Creo que todos y todas tenemos ganas de volver a la normalidad para poder bailar un poco más. Creo que es bueno, además, buscar momentos de relajación y optimismo después de un año muy duro, que a mí y a todos los sanitarios nos ha pasado mucha factura emocional.
P.- ¿Cómo se lleva usted a nivel personal con Isabel Díaz Ayuso? ¿Y con Rocío Monasterio?
R.- Mi relación es prácticamente nula, más allá de la mera cordialidad.
P.- ¿Le da miedo la derecha?
R.- Me da escalofríos pensar que Monasterio pueda ser la Consejera de educación de mis hijos. Y que su cartel racista del Metro pueda acabar en la pizarra de su aula. Por eso voy a evitarlo.
P.- ¿Habrá una gran movilización de la izquierda en las calles, a partir del 5 de mayo, si tal cosa ocurre?
R.- No va a ocurrir.
P.- Le dejo, para terminar, su minuto de oro. Dígame por qué que votar a la izquierda en Madrid, no a la derecha, y por qué hay que votar a Mónica García en vez de a Pablo Iglesias o a Ángel Gabilondo.
R.- Primero, para sustituir la soberbia por la empatía y a la mala gente por las buenas gentes. En segundo lugar, porque Más Madrid asegura que la política cotidiana, de lo real, de lo que le duele en el estómago a los madrileños y madrileñas, vuelva a estar en primer plano.
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