Aunque los primeros contactos comenzaron meses atrás, la travesía de Toni Cantó (Valencia, 1965) a bordo del PP comenzó en el momento en que éste dio el portazo definitivo a Ciudadanos el pasado mes de marzo, cuando el adelanto electoral en Madrid era ya una realidad. El actor recibe a El Independiente en la sede de Génova, desde la que no se corta en criticar a su anterior casa política que ha perdido la esencia "liberal" y ha dejado de ser un partido político para convertirse, afirma, en "una secta". No desvela cuál será su futuro político en el PP, y asegura que, por lo pronto, el 5-M volverá a Valencia.
Cantó se declara adicto a Twitter, donde es raro el día en que alguno de sus mensajes no se viraliza. Desde la red social carga muy especialmente contra la izquierda en general y contra Pablo Iglesias en particular, del mismo modo que lo hace en esta entrevista. "El problema de la violencia en este país no está en la derecha, sino en la ultraizquierda", afirma, porque ni se siente incómodo con Vox "ni me preocupa".
Pregunta.- ¿Qué tal le sentó la decisión del Tribunal Constitucional de apartarle de las listas del PP?
Respuesta.- No me afectó mucho. Para mí entrar o no en las listas no era fundamental. A mí lo que me apetecía era hacer campaña, echar un cable. Cuando se me invitó a hacer campaña, acepté encantado. Creo en ella, me inspira. Lo hago convencido, el resto es secundario.
P.- La presidenta dice de usted que es una superestrella en los mítines.
R.- Yo se lo agradezco mucho, pero la que arrasa es ella. No he visto un fenómeno político como el suyo. No he visto a nadie provocar el éxito que provoca Isabel en los mítines. Es como ir como Madonna. Si comparas eso con la campaña de algunos que no se pueden ni bajar del coche oficial porque se les abuchea directamente en la calle... la diferencia es abismal.
P.- ¿Qué es lo que más le atrae de su proyecto?
R.- Es la mujer que mejor ha captado la esencia de lo que creo que es importante en política, que es lo liberal. Ese es el eje de la campaña. La izquierda nos quiere imponer absolutamente todo, hasta cómo debemos comportarnos en nuestra vida privada.
P.- ¿Ciudadanos ya no es un proyecto liberal?
R.- Creo que a los políticos hay que juzgarles por lo que hacen, no por lo que dicen. Isabel es lo más cercano a lo liberal que yo veo en España. Ciudadanos intentó apartarla de la presidencia de la Comunidad de Madrid y pactar con el PSOE y con Podemos en el Ayuntamiento de Murcia. Para mí ha sido una profunda decepción que haya una élite dentro de ese partido que, además, está haciendo algo absolutamente iliberal: sostenerse en la poltrona a pesar de haber destrozado en pocas semanas un proyecto que a muchos nos costó años de nuestra vida y que se parece cada vez menos a lo que a muchos nos atrajo, que era el Ciudadanos de Albert Rivera.
P.- ¿Con quién se ha sentido más cómodo haciendo campaña? ¿Con Albert Rivera o con Isabel Díaz Ayuso?
R.- Tienen mucho en común los dos. No es justo que haga elegir entre papá o mamá, se puede querer a los dos. Tengo una grandísima relación con Albert. Es una figura que se ha ido agigantando con el paso del tiempo. Tuvo el valor de largarse para darle una segunda oportunidad al partido, que luego Inés no ha sabido aprovechar. Todo lo que decía era verdad. Se ha ido cumpliendo todo lo que él denunciaba.
P.- ¿Por qué Rivera no ha pedido el voto para Ciudadanos?
R.- Se lo tendrá que preguntar a él. Yo no voy a contar nada de lo que él y yo hablamos, y mucho menos acerca de su criatura, que es Ciudadanos.
P.- ¿Volverá a la política? ¿Quizá en el barco del PP?
R.- Ojalá. Yo creo que Albert es un político nato, un hombre al que la política le sigue y le seguirá entusiasmando toda la vida. Cualquier cosa que haga en cualquier organización no hará más que sumar y que mejorar. Y no creo que necesite que yo le dé consejos sobre a qué proyecto se debe incorporar. Creo que cualquier organización de centroderecha estaría dando saltos por recibir a Albert. Es verdad que Pablo le ha encargado un par de cosas importantes a su bufete, y eso es estupendo.
P.- El día que abandonó Ciudadanos dijo que no volvería a la política y que iba a llamar a su representante. ¿Los contactos con el PP fueron anteriores o posteriores?
R.- Posteriores. Sí mantuve algún contacto anterior con ellos porque el mismo día que se presentó la moción en Murcia, me llamó el secretario general. Yo había negociado ya con ellos la diputación y el ayuntamiento de Alicante, y me llamó para saber qué estaba pasando en Murcia. Yo no tenía ni idea.
P.- Cambió de opinión respecto a lo de volver. ¿Por qué?
R.- Por la llamada del equipo de Ayuso proponiéndome contribuir en la campaña. A mí eso me gustó. Me apetecía y lo hice.
P.- ¿No le contactó Pablo Casado?
R.- Sí, después.
P.- ¿Qué le ofreció?
R.- Nada. No me ofreció ningún puesto ni en el Gobierno ni nada. En todo caso, quien me tendría que ofrecer eso es Isabel. Yo voy a seguir haciendo campaña hasta el 4 de mayo, y después volveré a Valencia.
Ciudadanos ya no es un partido político, es una secta
P.- ¿No se ve como consejero de Ayuso?
R.- No tengo ni idea. De verdad, no sé qué va a ser de mi vida el día 5. Como es lógico, y tras llevar aquí más de un mes de campaña, me apetece volver a casa y ver a los míos.
P.- ¿Se ha afiliado ya al PP?
R.- No. La parte que me atrajo mucho de este proyecto es que se me invitaba a estar en unas listas como independiente, y eso me parece un gesto de enorme generosidad que escenifica lo que decía antes: sumar y no enfrentar. Entender que si no hacemos fuerza en el centroderecha para unirnos, vamos a tener 'sanchismo', 'podemismo' y nacionalismo para muchos años. Y cada mes que el sanchismo sigue en el poder es un drama.
P.- Pero, ¿no se plantea afiliarse en el corto plazo?
R.- Ahora mismo, no.
P.- ¿Cuándo conoció a Isabel Díaz Ayuso en persona?
R.- Hace tiempo ya. La primera vez que nos vimos en persona fue el pasado mes de diciembre. El encuentro trascendió. Parece que haya sido hace años. Si nos llegan a decir a ella o a mí que íbamos a estar en la situación en la que estamos hoy y no nos lo hubiésemos creído. No creo que ninguno de los dos creyera que Ciudadanos se iba a pegar esos tiros en el pie y que les iba a traicionar. Ella no intuía que Ciudadanos iba a torpedear la petición de elecciones, ni tampoco que yo iba a estar, probablemente, haciendo campaña con el PP.
P.- ¿En ese momento no te planteabas dar el salto al PP?
R.- No, por Dios. Para nada. Aunque yo estaba ya muy cabreado con mi partido.
P.- ¿Cuándo comenzaron sus diferencias con Inés Arrimadas?
R.- Comenzó con toda la negociación de los Presupuestos. Hubo un intento táctico para hacer ver que no sólo apoyábamos al PP. A mí eso me parece un error, porque el centro no quiere decir ser equidistante con el PP y el PSOE, porque el PSOE se ha ido al monte. Son ellos los que se han extremado. El centro debería haber seguido en el mismo espacio. Ciudadanos quiso escenificar un acercamiento a Sánchez. Primero con la cesión de seis meses del estado de alarma sin que diera cuentas en el Congreso. También hubo un batacazo en Cataluña y una moción en Murcia que han resultado desastrosos para el partido. Pero es que nadie ha dimitido. Y no hay nada más iliberal que no asumir responsabilidades.
P.- ¿Le costó más despedirse de Ciudadanos o de UPyD?
R.- Es que yo no he dicho adiós a esos proyectos. Esos proyectos se han suicidado. Cuando veo que un grupo de políticos se aferra a la silla y dice, como yo les he oído a ellos, que estaré aquí hasta el final como la orquesta del Titanic, o que esto era ya una cuestión de puros o impuros... eso ya no es un partido político. Eso es una secta. Yo no quiero estar en ninguna secta. Yo quiero defender mis ideas. Y siento que en el proyecto en el que estoy ahora, aportando como independiente, estoy defendiendo lo mismo que cuando entré en política. Es una lucha por la libertad´.
P.- No hace demasiado decía que el PP es un partido que "forma parte de una empresa criminal conjunta". ¿Ya no existe corrupción en el PP o ya no la ve?
R.- Yo estuve en la comisión que investigó toda la financiación ilegal del PP y he sido muy crítico, tanto con ellos como con el PSOE. Pero este PP ya no es aquel PP. Creo que tanto Casado como Ayuso son una muestra clarísima de que se ha cortado lazos con aquello.
El problema de la violencia en este país no está en la derecha, sino en la ultraizquierda
P.- En una entrevista con El Independiente, Ayuso afirmó que su modelo trasciende a las siglas del PP. ¿Qué opina?
R.- Es cierto. Si realmente lograba gobernar para todos los ciudadanos, el modelo trascendía a la marca del partido. Me ha parecido brutal la adhesión de Nicolás Redondo o de Joaquín Leguina, pero también la de Fernando Savater, que cerró las listas de Ciudadanos hace poco. Ayuso también hizo un hueco para mí en sus listas. En contra de la política de confrontación que practican algunos, ella hace otra cosa distinta. Está intentando sumar, y Pablo también.
P.- Si a Ayuso no le dan los números, cabe la posibilidad de que Vox pida entrar en el Gobierno a cambio de prestarle sus votos. ¿Se sentiría cómodo con ellos?
R.- He estado en un partido que, hasta hace nada, gobernaba con el apoyo de Vox y no ha habido ningún problema. No hay una sola política que no pueda defender. A mí quien me da problemas es Podemos, que llama a la violencia en las calles, que se hace selfis con Otegi y con Bildu, que siguen sin condenar la violencia de ETA. Yo tendría problemas con esta gente, o con Más Madrid, que ahora van de moderados, pero uno de sus concejales pidió públicamente que se me empalara. Errejón pidió públicamente a través de un tuit que se le aplicara la guillotina a la monarquía española... ese blanqueamiento de Más Madrid no acabo de entenderlo. Es con esta gente con la que tengo problemas, no con Vox.
P.- ¿Preferiría pactar una abstención con el PSOE o con Vox?
R.- A mí es que Vox no me preocupa. Pero si al PSOE sí, que se abstengan. Pero no hay forma de que eso vaya a suceder.
P.- ¿Los extremos se retroalimentan?
R.- A mí me parece mucho más grave lo de Podemos. Los llamamientos a reventar mítines han salido de ellos. El problema de la violencia en este país no está en la derecha, sino en la ultraizquierda.
P.- ¿No cree que Vox haya alentado la violencia y la crispación en esta campaña?
R.- No he visto ninguna llamada a la violencia por parte de Vox. Pero sí he visto a Iglesias y Echenique alentar la violencia, sin duda. El extremo más peligroso de este país es el de Podemos, el de Más Madrid y el de Bildu. Y lo increíble es que es con esa gente con la que pacta el PSOE sin ningún empacho.
P.- ¿Plantearía un cordón sanitario a las fuerzas que menciona?
R.- El cordón sanitario que hay que plantearle a Podemos es el que están a punto de colocarle, que es el de que no entren en las instituciones. Cada día que pasa, pierde más votos. Al único partido al que le plantearía un cordón sanitario es a Bildu, que ha elegido a un terrorista para que les dirija. Otegi está condenado por secuestro, entre otras lindezas. A mí me parece una barbaridad con lo que algunos son capaces de pactar. Podemos ha hecho algún gestito. No sólo ha llamado a la violencia, sino que también ha defendido a asesinos. Pero estas elecciones van a marcar un antes y un después en la sociedad y en el Gobierno de España.
P.- La campaña del 4-M se ha convertido en una de las más violentas y polarizadas que se recuerdan, en la que se han generalizado incluso las amenazas de muerte dirigidas a políticos. ¿Cree que ha sido una consecuencia de un cierto exhibicionismo político?
R.- Yo en redes sociales recibo todos los días amenazas y las barbaridades más grandes que te puedas imaginar. Y yo no las aireo, porque creo que esto produce un efecto llamada y lo responsable es quitarle importancia. Lo que me parece brutal es que los que han estado siempre de parte de los violentos y los que han llamado a la violencia, Pablo Iglesias, por ejemplo, luego lloriqueen cuando todo les viene a ellos. Él ha hecho un exhibicionismo absolutamente repugnante. Se tienen que hacer mirar la responsabilidad que ellos tienen en todo este clima de crispación.
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