El secretario general del PSOE de Madrid (PSM), José Manuel Franco, ha presentado su dimisión tras el fracaso en las urnas de Ángel Gabilondo el pasado 4 de mayo, donde terminó siendo tercera fuerza superado por Mónica García y Más Madrid. Tan sólo un día después de que la ejecutiva regional decidiera no tomar ninguna decisión y aplazar su durísimo debate interno a la próxima semana, Franco, cuya dimisión pedían, junto con la del resto de la dirección, varios sectores del partido, ha tomado un camino que obligará, sin duda, a poner una gestora en el partido.

La decisión de Franco señala el camino al cabeza de lista el 4-M, Ángel Gabilondo, que sacó unos decepcionantes resultados que, en todo caso, no le son atribuibles directamente. Tampoco Franco tuvo mucho que decir en la composición de las listas, estrategia de campaña y programa electoral, proceso pilotado directamente por Moncloa.

Son muchos en el PSM los que creen que el candidato debe dar un paso atrás y dimitir o, al menos, no ser el nuevo portavoz de los socialistas madrileños en la Asamblea, cuestión que tendrán que dilucidar antes del 8 de junio, cuando se constituye la cámara autonómica.

La "transición ordenada" ha saltado por los aires

La dimisión de Franco se ha conocido poco antes de la reunión del comité ejecutivo federal con una agenda sobre la mesa nada fácil. En principio estudiará el calendario de las primarias en Andalucía, que van a ser de alto voltaje, y deberá tomar una decisión sobre la gestora de la organización de Madrid, inmersa en una profunda crisis que no puede esperar a la celebración de su congreso a finales de año, por mucho que hayan querido retrasar lo que era una bomba de relojería.

Nada queda de la decisión de ayer del socialismo madrileño de prepararse para lo que denominaron una "transición ordenada" hasta el congreso regional.