"Tu problema no soy yo, Pedro. Tu problema eres tú". El 15 de mayo de 2017, Susana Díaz y Pedro Sánchez se lanzaron todo tipo de reproches durante el debate a cara de perro que mantuvieron durante el proceso de primarias con el que el PSOE eligió a su dirección federal y al que también concurrió Patxi López. La política sevillana presidía entonces la Junta de Andalucía y era la candidata del aparato. Con todo a su favor, la militancia le dio la espalda y volvió a elegir al hoy inquilino de La Moncloa, que había sido descabalgado de la secretaría general del partido ocho meses antes por la presión de los barones y la traición de algunos de sus compañeros más cercanos.
Cuatro años después de aquel debate, los focos vuelven a alumbrar a Sánchez y Díaz pero con el protagonismo invertido. Bajo el pretexto del supuesto adelanto electoral que podría acordar Moreno Bonilla en Andalucía para aprovechar la falta de liderazgo en el PSOE-A, Ferraz pretende acelerar la renovación en Andalucía adelantando a junio las primarias -no correspondería hasta el último trimestre del año, una vez que se celebre el congreso federal de octubre- e impulsando como candidato a Juan Espadas, alcalde de Sevilla desde 2015. Susana Díaz ya ha confirmado que plantará batalla.
El melón del adelanto de las primarias en Andalucía lo abrió la ejecutiva del PSOE de Jaén el pasado 9 de abril, al pedir a la dirección regional del partido que sacara las urnas "lo antes posible" para que la militancia pudiera elegir al cabeza de cartel en las próximas elecciones autonómicas y zanjar así el debate. Esa misma postura la secundó el PSOE de la ciudad de Cádiz 11 días después y posteriormente la agrupación de Granada, donde Espadas presentará oficialmente su candidatura este domingo.
El pasado jueves, tan solo dos días después del descalabro electoral en Madrid, la comisión ejecutiva federal del PSOE confirmó que las primarias en Andalucía se desarrollarán antes del verano. Ferraz maniobró tras conocer que Susana Díaz había citado ese día por la mañana a su dirección regional para analizar la situación política y fijar una posición acerca del adelanto que estaban demandando algunas agrupaciones provinciales.
La dirección federal ha construido el relato sobre el argumento de que hay que disponer ya de un candidato en la comunidad ante la posibilidad de que Moreno Bonilla pudiera en cualquier momento dar por agotada la legislatura -los próximos comicios tendrían que celebrarse teóricamente a finales de 2022- y convocar anticipadamente a los andaluces a las urnas para aprovechar electoralmente la debilidad de Ciudadanos -sus socios de gobierno- como se acaba de constatar en Madrid. El partido que lidera Inés Arrimadas no ha llegado al 5 % de los votos, umbral para poder obtener representación en la Asamblea.
El PSOE pierde el poder en Andalucía
De forma repetida, el presidente andaluz insiste desde hace semanas en que no contempla el adelanto electoral en este momento, cuando la prioridad está marcada por el plan de vacunación contra la covid-19 y la gestión sanitaria de la pandemia. Moreno Bonilla tiene argumentos para no disolver ya el Parlamento autonómico. No hay inestabilidad en su gobierno, tiene el presupuesto aprobado, algunos proyectos emblemáticos están por concluir y hay motivos para pensar que la recuperación económica arrancará a finales de año tras la llegada de los fondos europeos.
El 18 de enero de 2019, el dirigente malagueño hizo historia al convertirse en el primer presidente de un partido diferente al PSOE que llegaba a San Telmo -sede de la Junta de Andalucía- tras el pacto alcanzado con Ciudadanos y Vox. Los resultados deparados por las elecciones del 2 de diciembre de 2018, en las que Susana Díaz logró un triunfo pírrico, dibujaron la llegada de un tiempo desconocido en la autonomía: los socialistas habían gobernado de manera ininterrumpida desde los comicios celebrados el 23 de mayo de 1982.
Esa mácula acompaña la biografía política de Susana Díaz, a la que José Antonio Griñán incorporó a su gabinete como consejera de Presidencia e Igualdad en mayo de 2012. La socialista trianera pasaba de tener exclusivamente responsabilidades orgánicas -era la número dos del PSOE-A- a ser la señalada como sucesora.
Díaz tratará de ganar las primarias sin el apoyo del 'aparato', como hizo Sánchez cuando hace cuatro años ella trató de asumir el liderazgo del partido a nivel nacional
La renovación llegó antes de lo que nadie podía imaginar. Griñán renunció a la Presidencia de la Junta de Andalucía el 27 de agosto de 2013, días antes de que la magistrada Mercedes Alaya le diera "traslado" de las actuaciones que estaba instruyendo en el caso ERE por si quería personarse en la causa. La entonces titular del Juzgado de Instrucción 6 de Sevilla no podía imputarlo formalmente porque el ex presidente andaluz gozaba de aforamiento en aquellas fechas, al haber sido designado como senador en representación de la comunidad.
El nombre de Griñán figuró en la exposición razonada que Alaya envió un año después al Tribunal Supremo con los indicios de delito que había reunido contra él, Manuel Chaves y cinco ex consejeros: José Antonio Viera, Carmen Martínez Aguayo, Manuel Recio, Francisco Vallejo y Antonio Ávila. En noviembre de 2019, alejado ya de la política, la Audiencia de Sevilla condenó a José Antonio Griñán a seis años de prisión y 15 de inhabilitación como autor de delitos continuados de malversación y prevaricación por su responsabilidad en el fraude de las falsas prejubilaciones y las ayudas directas a empresas. El Supremo ha de resolver aún su recurso y los del resto de condenados.
Al margen de las responsabilidades penales que ha llevado aparejadas, el caso ERE precipitó el relevo generacional en la dirección del PSOE andaluz. Con 39 años recién cumplidos, Susana Díaz cogió el 23 de noviembre de 2013 las riendas de la principal federación socialista y ha ejercido con mano de hierro el liderazgo, sin apenas contestación interna hasta que perdió el poder tras la cita electoral de diciembre de 2018. Desde entonces han ido aumentando las voces críticas que le reprochan la endeble oposición que viene liderando en el Parlamento regional y haber contribuido a la consolidación política de Moreno Bonilla.
Como hizo Rodríguez Zapatero con Manuel Chaves en abril 2009, Pedro Sánchez ha intentado que Susana Díaz diera un paso al lado ofreciéndole puestos de responsabilidad institucional en Madrid. La secretaria general del PSOE-A ha desoído todos los mensajes que le ha enviado a Ferraz y viene proclamando desde hace meses que su única hoja de ruta pasa por presentarse a las primarias para liderar la lista del partido en las próximas elecciones andaluzas. Si alguien tenía aún dudas, esta semana se han terminado de disipar.
En contra del 'aparato'
Sin el impulso de Ferraz, Díaz apelará a la militancia para tratar de ganarle las primarias a Juan Espadas, el candidato de la dirección federal. Es la misma estrategia que siguió el propio Pedro Sánchez hace cuatro años: el actual líder del PSOE se sobrepuso a su salida de la secretaría general del partido tras el comité federal más convulso de la historia socialista -celebrado el 1 de octubre de 2016- ganando meses después unas segundas primarias contra toda la fuerza del aparato.
Enfrente tendrá como principal contrincante a Juan Espadas (Sevilla, 1966), ex consejero de Vivienda y Ordenación del Territorio de la Junta de Andalucía (2008-2010) y ex senador (2010-2013). Desde 2011 desarrolla su actividad política en el Ayuntamiento de Sevilla, primero como jefe de la oposición y, desde 2015, como alcalde. Ahora se presenta como "revulsivo" del proyecto que permita a su partido reconquistar San Telmo. También ha anunciado que concurrirá el profesor de Economía de la Universidad de Sevilla Luis Ángel Hierro en representación de la corriente Andalucía ¡Socialista!
Susana Díaz ha pedido unas primarias "sin empujones", después de haberse enterado por la prensa que Sánchez iba a reunir a la ejecutiva federal para adelantar la cita de la que saldrá el candidato socialista a las próximas elecciones andaluzas. Críticos como el vicepresidente del Congreso Alfonso Rodríguez Gómez de Celis le han pedido esta semana que abandone el "victimismo", después de las dificultades que tuvo Luis Planas -entonces consejero de Agricultura, Pesca y Alimentación y hoy ministro del ramo- para acceder al censo de militantes cuando se presentó a las primarias del PSOE-A en el verano de 2013 que ella ganó.
Dicen los que conocen a Pedro Sánchez que jamás olvida. Y la humillación que sufrió aquel sábado del otoño de 2016 -cuando la dirigente andaluza fue clave en la defenestración de Sánchez como líder del PSOE- debe de estar aún fresca en su memoria. Ferraz ha puesto en marcha ya maquinaria para forzar la renovación al frente del partido en Andalucía. En poco más de un mes se sabrá si Susana Díaz le gana el pulso al aparato. Ella es consciente de que puede ser su última batalla y está dispuesta a vender cara su derrota.
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