Las elecciones pasaron, pero la guerra continúa. La inestable estrategia electoral del PSOE ideada en todo momento desde el Palacio de la Moncloa tuvo como protagonista -salvo en los últimos días de campaña- a Pedro Sánchez, que se implicó en primera persona en la disputa contra Isabel Díaz Ayuso para tratar de construir una alternativa al "falso" dilema entre comunismo o libertad que proponía la candidata del PP. El cuerpo a cuerpo directo con la presidenta madrileña, que ha representado durante toda la pandemia la principal oposición al Gobierno, pasó incluso por cuestionar las cifras de contagios que daba Ayuso y por azuzar el miedo a una cuarta ola fruto de la "caótica" gestión sanitaria -a contracorriente casi en todo momento del criterio del Ministerio de Sanidad y de la mayoría de comunidades autónomas- de la dirigente.
Sin embargo, la estrategia de confrontación de Moncloa -que, en última instancia y ante el mal pulso en las encuestas, suscribió el discurso de Podemos de plantear los comicios como una elección entre democracia o fascismo- no sólo no funcionó, sino que hundió al PSOE a mínimos históricos en la Comunidad de Madrid mientras Ayuso arrasó rozando incluso la mayoría absoluta. El 4-M supone la primera gran derrota para Pedro Sánchez desde que llegó a la Moncloa en junio de 2018 y apunta a un "cambio de ciclo" político que en el PP ven claro y que el PSOE se resiste a suscribir.
Desde las elecciones, los socialistas han abierto un proceso de reflexión y "autocrítica" ante un fracaso "sin ambages", pero también han vuelto a cargar el arsenal contra Madrid y contra Ayuso, a la que no darán tregua en los dos años que restan de legislatura, mientras tratan de restar trascendencia nacional a lo sucedido el 4-M. "Para un socialista es difícil hablar de cañas, de ex y de berberechos. Estamos acostumbrados a jugárnosla con programas, gestión y trabajo", justificaba la vicepresidente primera, Carmen Calvo, en plena resaca electoral. Fue sólo el principio de un discurso gubernamental que vuelve a poner a Ayuso -y no a Pablo Casado- en el centro de sus críticas.
En la dirección de Génova aseguran ver con claridad cómo el PSOE, que "ha quedado noqueado después del triunfo de Ayuso", ha desplegado de nuevo su ofensiva contra la Comunidad de Madrid... y se congratulan por ello. A su juicio, Moncloa "no aprende" del "mismo error" que erigió a la candidata del PP hasta los 65 escaños hace unas semanas, y defienden que es una estrategia que "nos hace más fuertes" tanto a nivel autonómico como nacional. Los populares disfrutan de una agradable luna de miel tras unos resultados que han relanzado también sus expectativas en el tablero político nacional, mientras "en el Gobierno están a tortas entre ellos. Nadie allí tiene una estrategia clara", celebran fuentes de la cúpula nacional.
La visión de la dirección nacional sobre la renovada ofensiva del Gobierno la comparten también en el Ejecutivo madrileño. "La estrategia que ha seguido hasta ahora Moncloa con Isabel Díaz Ayuso no les ha dado buenos resultados. Pero tampoco les vamos a sacar de su error", comentan. Eso sí, si Sánchez plantea batalla los dos próximos años, habrá respuesta desde Madrid. "Nosotros nos tenemos que defender", manifiesta una fuente de la confianza de la presidenta madrileña, que marca la presión fiscal que plantea el Gobierno como principal acicate de otro incipiente y encarnizado enfrentamiento entre Moncloa y Sol. "Si legisla para subir los impuestos a los madrileños, daremos la batalla. Si se nos intenta quitar la autonomía en materia de impuestos, el trayecto será muy largo. No lo vamos a permitir", advierten.
Por el momento, Isabel Díaz Ayuso ya ha movido ficha en su partida contra Pedro Sánchez. La semana pasada, la presidenta en funciones anunció la creación de una comisión de investigación en la Asamblea de Madrid sobre el tránsito en el aeropuerto de Barajas y su relación con la multiplicación de los contagios de coronavirus en la región. "Necesitamos saber cuáles son las medidas que se han puesto en marcha para controlar la entrada del virus" ya que, según los cálculos del ejecutivo regional, se han identificado más de 730 casos importados y casi 3.000 viajeros asintomáticos desde el inicio de la pandemia. Esta iniciativa implica, además, poner en la diana a Pedro Sánchez y acentuar su desgaste mediático, ya que el Ejecutivo autonómico pretende que por la Asamblea de Madrid pasen, al menos, José Luis Ábalos; Carolina Darias y Salvador Illa.
El Gobierno, por su parte, ha desplegado esta última semana su particular campaña contra Isabel Díaz Ayuso, a la que se ha llegado a culpar del veto turístico del Reino Unido a España. "Tenían confianza en España, pero luego llega una presidenta que dice que lo que importa es la libertad, que lo que importa es irse a tomar unas cañas o irse a los toros, que lo que importa es la movilidad cuando te dé la gana y donde te dé la gana", lanzaba la ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, en la sesión de control del pasado miércoles. El discurso de su compañera lo suscribía la ministra de Industria, Reyes Maroto, que censuraba que Ayuso haya extendido la idea de que en Madrid "se podía hacer de todo" algo que, a su juicio, ha echado por tierra los "esfuerzos" del Gobierno central por mantener a raya el virus. "Tendrá que corregir sus declaraciones y animar a la población a que se controle", zanjaba la dirigente.
Ambas volvieron a subrayar los datos epidemiológicos de la Comunidad de Madrid como "los peores del país" que lastra el buen pulso de las cifras nacionales. Las cifras madrileñas "cuentan para la media de España, que es la que los británicos utilizan para colocarnos en el semáforo", insistió Laya. La incidencia en Madrid, no obstante, se sitúa en el tercer puesto en incidencia acumulada a nivel nacional, superada por País Vasco y Melilla.
La dirigente que también se ha convertido en ariete de Moncloa contra el ejecutivo madrileño ha sido la delegada del Gobierno en Madrid, Mercedes González, que culpó veladamente a Ayuso de las imágenes de aglomeraciones que se vieron en distintos puntos de la capital durante el fin del estado de alarma. "Eso que hemos visto se produce cuando llevas meses sembrando en la ciudadanía una falsa libertad, y recoges libertinaje", criticó. González protagonizó poco después un tenso enfrentamiento con el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, en una rueda de prensa conjunta. El insólito cruce de reproches comenzó cuando el regidor pidió a Sánchez una "seria reflexión" sobre su negativa a aportar una alternativa legal al estado de alarma. "Pues se acabó la cordialidad", espetó la delegada del Gobierno, que lamentó que desde Madrid "se utilice siempre la excusa del Gobierno de España para no adoptar las medidas que no quieren adoptar" mientras recalcaba que ella "defenderá cada patada al Gobierno de Pedro Sánchez".
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