Las relaciones diplomáticas entre España y Marruecos llegaron a su punto más crítico de los últimos años el 18 de abril, con el ingreso y la acogida "por razones humanitarias", como señaló el Ministerio de Exteriores, del líder del Frente Polisario. Brahim Ghali entró en España con una identidad falsa, como confirmó la Dirección General de Policía en un oficio al que ha tenido acceso El Independiente. Para el reino alauí, supone una gran ofensa que España tome partido en el conflicto saharaui y ya anunció que sacaría "todas las consecuencias" de ese gesto.
Salvando este último choque, ambos países han contado con una relación por lo general estable, en la que esporádicamente iban surgiendo ciertos altibajos. Dos de los malentendidos más sonados tuvieron como protagonista al rey Mohamed VI de Marruecos, que terminó molesto con Alfredo Pérez Rubalcaba y, después, con Jorge Fernández Díaz cuando se hicieron cargo de la cartera de Interior.
El exministro con Mariano Rajoy cuenta en sus memorias, Cada día tiene su afán. Una mirada a cuarenta años de vocación (Península), cómo tuvo que resolver durante sus vacaciones de verano en un inhóspito pueblo de Soria, sin cobertura, una pequeña crisis con la monarquía marroquí. Fernández Díaz decidió apagar su teléfono móvil durante los días que iba a pasar en agosto en Santa María de las Hoyas. "Si surgía algo urgente o importante, ya me avisaría la Guardia Civil", relata en su libro. Y así ocurrió. Un día se le acercó un escolta y le dijo que el Rey Felipe VI estaba preguntando por él.
"Ministro, me acaba de llamar el rey de Marruecos, Mohamed VI, y me ha dicho que está detenido por la Guardia Civil. ¿Tú sabes algo de eso?", preguntó el monarca a un ministro que tenía aún menos información sobre este asunto en concreto que él mismo. El Centro de Operaciones de la Guardia Civil en Ceuta detectó en el radar la señal de una moto acuática no identificada, por lo que avisaron a la una embarcación cercana del Instituto Armado para que le diese el alto por si se trataba de un narcotraficante.
No fue así. Sobre el vehículo iba montado Mohamed VI, al que escoltaba a cierta distancia una embarcación de recreo. Había salido al mar enfundado en la más simple ropa de playa y así le pidió un brigada de la Benemérita que detuviese su moto y le entregase su documentación. "Cuando el piloto se quitó las gafas de sol, identificó enseguida a Mohamed VI, se cuadró y se puso a sus órdenes", relata Fernández Díaz. Antes de retirarse, el brigada le trasladó al monarca que debía dar cuenta a sus superiores de lo ocurrido y, después de hacerlo, su jefe pidió a este agente que esperara hasta que él se personara ante Mohamed VI para presentarle sus disculpas.
El rey marroquí estuvo una hora esperando al jefe de la Comandancia, por lo que estaba, a los efectos, "retenido", según señala el exministro. En esa hora le dio tiempo a comunicarse con su homólogo español para relatarle lo sucedido. Cuando todo volvió a su orden, el dirigente popular, consciente de que debía tomar medidas para que las relaciones bilaterales no se deterioraran por aquel incidente, preparó una visita oficial a Marruecos. "Me reuní con mi colega del Interior y con otros altos funcionarios de la Administración marroquí en Tetuán, que me recordaron que llovía sobre mojado y que, en consecuencia, el rey aceptaba las excusas, pero que el Gobierno no podía hacer lo mismo porque ya se habían producido varios precedentes, no siendo yo ministro, sino en la época de Pérez Rubalcaba", recuerda.
El monarca norteafricano insistió en que no fuese sancionado ni represaliado el brigada que le dio el alto en agosto de 2014, ya que no había hecho más que "cumplir a la perfección con su deber y con las órdenes recibidas". Pese a ello, el ministro del Interior marroquí solicitó al Gobierno español que hiciera "todo lo posible y lo imposible" para que no se repitiesen "estos hechos u otros parecidos". A raíz de este incidente, Fernández Díaz asegura que entendió que "no tenía sentido mantener la estructura de mando de la Guardia Civil tal y como estaba", dado que existía una histórica reivindicación para que se equiparasen los niveles orgánicos de las comandancias de Ceuta -encabezada por un teniente coronel- y la de Melilla -por un coronel-. Él asumió la incoherencia y cambió la organización del Cuerpo en las ciudades autónomas.
El helicóptero sobre el yate
En junio de 2010, con José Luis Rodríguez Zapatero de presidente del Gobierno y Alfredo Pérez Rubalcaba de ministro del Interior, se produjo otro desencuentro con Marruecos. En esa ocasión, un helicóptero del Ejército español que abastecía al Peñón de Alhucemas desde Melilla sobrevoló el yate en el que descansaba frente a las costas norteafricanas el monarca marroquí. El ruido del vehículo irritó a Mohamed VI y días después se desencadenaron una serie de protestas en Rabat, aunque el ministro de Comunicación alauí sostuvo que «la causa profunda» de los incidentes era «la disputa entre los dos países acerca de la soberanía sobre Ceuta y Melilla».
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