Atribuyen al que era comisario de patentes de Estados Unidos allá por 1899, Charles H. Duell, la máxima de que "todo lo que se podía inventar, ya está inventado". Parece que la cita es realmente apócrifa y, sobre todo, errónea, pero no siempre es posible innovar ni dejar de ser fiel a uno mismo. Y parece que el director de gabinete de Pedro Sánchez en Moncloa, Iván Redondo, es un buen ejemplo de ello.
La presentación que hizo este jueves el jefe del Ejecutivo del informe «España 2050. Fundamentos y propuestas para una estrategia nacional de largo plazo» marca el clímax de un recorrido mimético al que desarrolló, con éxito, en Extremadura, cuando hizo posible, por primera vez en democracia, que el Partido Popular se hiciera en 2011 con la presidencia de la Junta tras 28 años de gobiernos ininterrumpidos del PSOE.
A fin de cuentas, la receta es la misma, se trate de un dirigente socialista o popular atendiendo a las evidentes similitudes. Si Sánchez presentaba este jueves un plan ambicioso que equiparaba al proyecto común de la Transición y animaba a un "diálogo nacional", el popular José Antonio Monago hizo lo mismo en febrero de 2013 con la vista puesta en la Extremadura de los siguientes 10 años. Entonces propuso un "gran pacto civil" que tenía como objetivo diseñar una estrategia "para toda una década, una verdadera transformación sobre las bases de la innovación y la competitividad".
Dos órganos con la misma finalidad
La denominada "Estrategia de Especialización Inteligente. Estrategia One" y subtitulada "Organizando una nueva Extremadura" fue presentada en el Parlamento de esta comunidad en presencia de miembros del Gobierno, agentes sociales, empresarios de la región y representantes de la sociedad civil, muy parecido a lo que vimos esta semana en el auditorio del museo Reina Sofía de Madrid.
Pero para llegar a ese punto antes se constituyó en Extremadura la Secretaría General de Análisis y Asuntos Públicos, que tuvo su remedo en Moncloa al crearse el año pasado la Oficina Nacional de Prospectiva y Estrategia de País a Largo Plazo. Y, en ambos casos, Redondo controló y ahora controla la actividad de este órgano.
También como entonces, el vasco fue contratado en calidad de asesor especialista en comunicación política para pasar a convertirse en una de las piezas claves del Gobierno al dar el salto a la dirección del Gabinete presidencial, tanto de Monago como de Sánchez.
Y, al igual que en el periodo 2011-2015 en Extremadura, su ascendente y su acumulación de poder, fueron motivo de profundas reticencias internas y él está muy acostumbrado a navegar entre ellas. Quizá la única diferencia es que en Extremadura se sentaba a la mesa del Consejo de Gobierno, equiparando su cargo con el de consejero, y esta vez no se ha atrevido a hacer lo mismo en el Consejo de Ministros. Ello no obsta para que tenga tanto mando en plaza como un vicepresidente, por mucho que él que autocalifique de "humilde asesor".
En Extremadura también cambió del viernes al martes el día de reunión del Consejo de Gobierno
Por cierto, fuentes del PP extremeño recuerdan que una de sus primeras decisiones fue cambiar de día los consejos de gobierno, de modo que dejaron de celebrarse los viernes para hacerlo los martes, exactamente lo mismo que hizo en Madrid, rompiendo con la que había sido la práctica habitual desde la Transición. ¿La explicación? "que así era el Gobierno el que marcaba la agenda política de la semana".
"El problema de Iván es que llega un momento que arriesga demasiado y acababa desdibujando el proyecto", señalan los mismos medios consultados. No les falta razón, porque si bien consiguió hacer de Monago un marca distinta del PP, hasta el punto que pasó a ser conocido como el "barón rojo", su mala administración de la crisis de los vuelos a Canarias siendo Monago senador, se saldó en fracaso y no repitió de presidente de la Junta.
Y es que Redondo no siempre es infalible. La apuesta por repetir elecciones en 2019 provocó un descenso electoral del PSOE que acabó echando a Sánchez en brazos de Pablo Iglesias. Pero ello no ha minado en absoluto la confianza que tiene Sánchez en él. Ni siquiera por la debacle electoral en Madrid, que sólo se ha llevado las cabezas del que fuera líder de los socialistas madrileños, José Manuel Franco, y de su candidato, Ángel Gabilondo. En el PSOE le reprochan que "intentó convertir a Gabilondo en Durruti" haciendo seguidismo de la estrategia de la confrontación de Pablo Iglesias.
Puertas abiertas en Mérida y en Madrid
También replicó Redondo otras iniciativas que ya había ensayado en Mérida -capital de Extremadura- como abrir las puertas de La Moncloa a visitas públicas por primera vez desde que es residencia de los jefe del Ejecutivo. La iniciativa -puesta en marcha en agosto de 2018 siendo Sánchez presidente tras la primera moción de censura que triunfó en el ámbito nacional- pretendía "ofrecer mayor transparencia del Gobierno y una mayor cercanía entre la sociedad y los representantes público". Todo muy "factoría Redondo".
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