Que la crisis migratoria y diplomática entre España y Marruecos iba a tener consecuencias políticas de calado se daba por descontado. Pero lo que no vieron venir ni Juanma Moreno ni Juan Marín es que Vox cumpliría esta vez con sus amenazas y terminaría poniendo en jaque al Gobierno andaluz. En San Telmo las dos últimas jornadas han sido de verdadero infarto. Los de Santiago Abascal -de la mano de Manuel Gavira, el nuevo hombre fuerte de Vox en la región- han dejado caer esta semana dos proyectos clave en la legislatura de Juanma Moreno: la Ley de Impulso para la Sostenibilidad del Territorio -conocida como ley del suelo- y la Ley de Salud Pública, que la Junta quería reformar por la vía de urgencia para aplicar medidas restrictivas relacionadas con la pandemia una vez finalizado el estado de alarma. Hasta hace unas semanas, Vox sostenía y defendía ambas iniciativas. Pero la crisis en Ceuta y la respuesta del Gobierno de la Junta a la misma ha llevado a Vox a una guerra fría con PP y Cs. Para ellos, sólo hay una solución al conflicto: elecciones andaluzas en otoño.
El detonante de esta batalla sin cuartel fue la decisión de la Junta de acoger a 13 menores extranjeros procedentes de los centros de acogida de Ceuta. Es el número que correspondía a Andalucía de acuerdo al reparto pactado entre Gobierno y comunidades autónomas para tratar de descongestionar la ciudad tras la llegada de cerca de 8.000 inmigrantes a sus costas, entendida como una represalia de Marruecos contra España por acoger al líder del Frente Polisario. La advertencia de Vox, que el propio Santiago Abascal manifestó en un mitin multitudinario con el Palacio de San Telmo como telón de fondo, fue clara desde el principio: bloquearía la agenda legislativa del PP en Andalucía el año y medio que resta de legislatura, incluidos los Presupuestos de 2022, si decidía acoger a los 13 "menas". La de la inmigración ilegal es una línea roja para Vox, desde cuya formación acusan a los populares de ser cómplices del "secuestro" de menores que "deben ser devueltos con sus padres".
No es la primera vez que Vox amenaza al Gobierno andaluz con retirarle su apoyo. Pero tanto en PP como en Ciudadanos reconocen estar desconcertados porque, aseguran, nunca habían llegado tan lejos. Vox ha advertido que extenderá su órdago a todos los proyectos que quiera aprobar Juanma Moreno de aquí a finales de 2022, o lo que es lo mismo, no podrá legislar. La debilidad de populares y naranjas sin Vox es evidente: sólo ostentan 47 de los 109 diputados del Parlamento andaluz. Y en las filas del barón popular, el enfado es mayúsculo y acusan a Vox de poner "en riesgo la vida y la salud de los andaluces" por puro "cálculo electoral". Hacen especial énfasis en el hecho de que, en plena pandemia, la reforma de la Ley de Salud Pública debía servir para legitimar, por ejemplo, el confinamiento de municipios con alta incidencia en caso de rebrotes, pero el boicot de Vox aboca a la Junta de Andalucía a esperar al menos hasta final de verano para aprobar la iniciativa, cuando ya será, quizá, demasiado tarde.
Los de Santiago Abascal se bajaron también de la novedosa 'ley del suelo', que tiene como fin, entre otras cuestiones, reducir los plazos de tramitación de los proyectos urbanísticos y en la que Vox había participado de forma activa hasta la fecha. Para el PP, admiten las fuentes consultadas, la postura de Vox ha suspuesto un auténtico varapalo. Reconocen que tienen en su mano "bloquear el legislativo", pero aseguran también que no cederán a la presión de sus hasta ahora socios externos de Gobierno y no se rendirán a su pretensión de adelantar las elecciones. "Podemos aguantar un año y aunque bloqueen los Presupuestos, prorrogar los de 2021", avanzan en el entorno del presidente andaluz. Pese a que Génova había dejado la puerta abierta en este sentido, Moreno Bonilla ha sido tajante en todo momento respecto a las posibilidades de adelantar los comicios para aprovechar el 'efecto Ayuso' y la debilidad por la que atraviesa el PSOE.
Ayer, el líder andaluz redobló incluso su apuesta y ofreció la mano a todos los grupos políticos para sacar a la región definitivamente de la crisis del Covid. Aceptó con ello la ruptura que plantea Vox, formación a la que planea ahora arrinconar pese a que las encuestas indican que les necesitará para reeditar el Gobierno ante el hundimiento de Ciudadanos. Fuentes del ejecutivo andaluz sugieren que la posición de Vox incluso puede llegar a beneficiarles. "Han cometido un enorme error", deslizan, porque "la gente no está en pulsos políticos" como el que está planteando la formación ultraconservadora. "Para nosotros es una oportunidad. Nos están regalando a muchos de sus votantes que no entienden qué está pasando". Aseguran incluso que ni siquiera los propios diputados de Vox Andalucía están de acuerdo con unos dictados que "vienen de Madrid". Preguntados por la estrategia a seguir si no hay adelanto electoral, aseguran que sólo hay una: "dilatar al máximo" la legislatura y confiar en que "la presión de los agentes sociales" haga volver a Vox al redil.
Mientras tanto, en Ciudadanos no se respira el mismo optimismo que en las filas de sus socios de Gobierno. Saben en el partido naranja que un adelanto electoral en otoño "enterraría definitivamente" sus posibilidades de subsistir y aceleraría su final político. A nivel interno, fuentes autorizadas de Cs Andalucía trasladan que el pesimismo se ha apoderado de sus filas. "No aguantamos un año. Eso seguro", comenta un dirigente. "Es imposible gobernar con un partido tirando todos los proyectos que llevamos a la cámara. Es inviable", insisten.
Confirman además las intenciones de Juanma Moreno de aguantar en la medida de lo posible y no pulsar el botón de adelanto electoral; así como la presión que Juan Marín está ejerciendo también en privado para que esto no suceda. De todos los componentes de la ecuación, el dirigente de Ciudadanos es, sin duda, el que más tiene que perder, con sondeos que ya pronostican la desaparición de la marca también en Andalucía o, como mucho, un exiguo resultado de entre uno y tres escaños. Dirigentes del partido naranja confían en que la gestión de estos años sea su chaleco salvavidas, y plantean reflotar la marca en la región con diferentes iniciativas en la región que pretenden desarrollar en los próximos meses, incluso al margen de la convención de julio que plantea la dirección nacional. "Si hay elecciones, estamos muertos", sentencian.
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