El PP, con Pablo Casado a la cabeza, anunció esta semana una ingente ofensiva política, jurídica e institucional para "frenar" a Pedro Sánchez ante el escenario de que el Gobierno termine concediendo los indultos a los dirigentes independentistas encarcelados por el 'procés'. El líder del principal partido de la oposición prometió máxima firmeza en este asunto, en el que trabajarán "sin descanso". Pero en la formación se descartaba, al menos por el momento, dar la batalla en las calles y utilizar el descontento social como arma de presión contra Moncloa, como sí había avanzado Vox que haría. En otras palabras: se cerraba la puerta a reeditar la ya mítica 'foto de Colón' de febrero de 2019, cuando PP, Vox y Ciudadanos aparecieron por primera vez juntos en una instantánea, en el marco de una manifestación que tenía como objetivo protestar contra las "concesiones" de Sánchez al independentismo y la incorporación de la figura del 'relator' en las negociaciones.
Pero la tesis del PP se vino abajo en cuestión de horas. Miembros de la dirección nacional -aún no está confirmada la presencia de Pablo Casado- asistirán finalmente a una manifestación convocada por la plataforma cívica Unión 78 en la madrileña plaza de Colón el próximo 13 de junio a las 12:00h. Sólo una dirigente del principal partido de la oposición se adelantó al cambio de criterio de los populares respecto a agitar la calle como herramienta de presión: Cayetana Álvarez de Toledo. La diputada por Barcelona y ex portavoz parlamentaria del PP ya había dejado claro en redes sociales que su opinión distaba mucho de la línea del partido -como viene siendo habitual- y animaba a los españoles a manifestarse "contra Sánchez y sus inmorales indultos", escribía en redes sociales.
Mientras el 'verso libre' del PP arengaba a las masas, los populares decidían limitar su actuación a la línea institucional y jurídica, al menos temporalmente. Y la ofensiva propuesta no era baladí: recursos ante el Tribunal Supremo y el Tribunal Constitucional -en caso de materializarse los indultos-; contraataque político, con la "traición" de Sánchez convertida en cuestión troncal de la actividad parlamentaria de las próximas semanas; y mociones en los más de 8000 ayuntamientos de toda España para obligar al socialismo de todo el país a posicionarse en la cuestión de los indultos. Pero ninguna acción en la calle. "Se pretendía no hacer lo mismo que Vox, sino llevar una estrategia diferente. Dejarles a ellos el ruido y estar nosotros en la gestión y en las instituciones. Pero no podemos no ir a una protesta convocada por la sociedad civil. Es muy diferente", argumentan fuentes del PP.
Los acontecimientos se precipitaron en la mañana del viernes. El diario El Mundo amanecía con una opinión firmada por Cayetana Álvarez de Toledo en portada. 'Concordemos en Colón', titulaba. En ella, lo esperable: volver a empuñar la rojigualda en la plaza madrileña "sin reparos ni remilgos", con órdago incluido para sus compañeros de filas. "Movilizarse significa no sólo plantar cara en el Parlamento y en los tribunales. Es también a salir a la calle", manifestaba. Y casi parecía que la plataforma Unión 78 -impulsada por Fernando Savater, Rosa Díez, María San Gil o Jesús Cuadrado, entre otros- respondía a los ruegos de la diputada del PP cuando comunicaba horas después la convocatoria de una gran manifestación con claras reminiscencias a la de 2019: también en la plaza de Colón, también con el desafío independentista catalán como telón de fondo, también con Pedro Sánchez como adversario común... y también con la presencia de PP, de Ciudadanos y de Vox.
El primero en confirmar asistencia fue el líder de Vox, Santiago Abascal. Su formación había prometido de antemano dar la batalla en la calle mediante la movilización de sus afiliados y simpatizantes, haciendo gala de la principal arma política del partido: el poder de convocatoria. Pero entienden en Vox que "es importante" participar en un acto transversal como el de Unión 78, aunque fuentes del partido reconocían horas antes que ellos no impulsarían un evento de estas características para dar cabida a PP y Ciudadanos. "Nos vemos en Colón", confirmaba Abascal.
La confirmación de asistencia del PP llegaría minutos después. En el partido inciden en que no han recogido en ningún momento el guante de Cayetana Álvarez de Toledo, y algunas fuentes insisten en que, sencillamente, el principal partido de la oposición no puede no estar en una convocatoria contra los "graves ataques del Gobierno a la división de poderes y a la igualdad ante la ley" -como recoge el comunicado de Unión 78-, organizada por la sociedad civil. En todo caso, evitan paralelismos con la manifestación de febrero de 2019 e intentarán no coincidir en fotos con Vox: la intención de los populares pasa por dar protagonismo a la sociedad civil y no formar parte de la cabecera de la manifestación.
Sin embargo, el cambio de criterio en este sentido resulta evidente. El pasado jueves, el secretario general del PP, Teodoro García Egea, era preguntado expresamente en una entrevista en Telecinco si el principal partido de la oposición se planteaba manifestarse en la calle, como había anunciado Santiago Abascal, contra los indultos. El número dos de Casado apostó por llevar la batalla "contra el pago político de Sánchez" a las instituciones, y abrazó lo que denominó una "revolución silenciosa" encabezada por el PP. Al margen de las mociones en los ayuntamientos, el presidente de los populares anunció también este viernes que impulsarían una recogida de firmas contra la medida de gracia, iniciativa que recuerda a la que ya emprendió en su día Mariano Rajoy contra el Estatut de Cataluña. La medida tendrá carácter inmediato, con el objetivo de torpedear una decisión que aún no se ha materializado y sobre la que no se debatirá en el Consejo de Ministros al menos hasta que pasen las primarias andaluzas.
Ciudadanos pide una protesta civil y no política
También Ciudadanos confirmó poco después que se sumaría a la iniciativa de la plataforma cívica para el próximo 13 de junio. Al igual que el PP, el partido naranja se había resistido a llevar la presión contra el Gobierno a las calles, priorizando también la vía jurídica e institucional. Pero tras el detonante del artículo de Álvarez de Toledo y la confirmación de una convocatoria oficial al margen de siglas políticas -al menos en la teoría- Ciudadanos confirmó asistencia. "Los demócratas daremos esta batalla en todos los frentes", suscribían, corrigiendo también ellos su estrategia inicial.
Distintos dirigentes del partido naranja se han pronunciado en redes sociales para insistir en la importancia de un evento que no debe ser "patrimonializado" por los partidos políticos. Insisten en que sea la sociedad civil la "protagonista" del 13-J, que Sánchez sepa que "tiene enfrente no sólo a la oposición y a los jueces, sino a los españoles". Así, el partido que dirige de Inés Arrimadas anuncia veladamente que evitarán que la convocatoria se parezca a la de febrero de 2019 y que no se repetirá la mítica 'foto de Colón', utilizada posterioremente como arma arrojadiza por PSOE y Podemos contra 'las tres derechas'.
La china en el zapato de Casado
Cayetana Álvarez de Toledo no ha dejado de ser una china en el zapato de Pablo Casado. Antes y después de su destitución como portavoz parlamentaria del PP en agosto del año pasado. El líder de la oposición confió en ella en contra del criterio de importantes pesos del partido, que advertían intramuros de que el carácter fuerte e individualizado de la diputada por Barcelona le terminaría dando importantes dolores de cabeza.
Tras su salida como portavoz en la Cámara Baja y su sustitución por Cuca Gamarra, Álvarez de Toledo mostró su intención, canal de Youtube mediante, de "ensanchar los márgenes de libertad del parlamentario" como "diputada rasa", poniendo los puntos sobre las íes en el discurso y la estrategia de Pablo Casado. Muy dura fue la crítica que deslizó la dirigente tras el fiasco de las elecciones catalanas al líder del partido, al que achacó el fracaso en las urnas. "Ha dejado a votantes desorientados, huérfanos y sin razón suficiente para votarnos (...). Ha quedado acreditada la incapacidad de Pablo Casado para reconstruir el constitucionalismo, que es el principal desafío español", criticaba en una entrevista para El Mundo.
En las filas del PP hay quien considera que Pablo Casado no sólo cometió un error fichándola como portavoz parlamentaria en su día, sino relegándola "a la nada" cuando dejó de liderar el Grupo Parlamentario Popular. "El partido debería hacerle un hueco en algún otro puesto, que haga lo que le gusta", comentan, con la vista puesta en la Comisión Constitucional que ella misma solicitó. "Si quieres crear un espacio de centroderecha fuerte, tienes que dar cabida a todos. Incluida a ella", suscribe un dirigente popular con galones, después de que el partido haya 'escondido' a la dirigente popular desde su cese, tanto en los plenos como en las sucesivas campañas electorales.
En un vídeo en su canal de Youtube, llamado CATilinarias, Álvarez de Toledo ya se quejaba de esta cuestión y reveló que se puso en contacto con la dirección parlamentaria del PP para que le dejaran formar parte, si no de la Comisión Constitucional, de la de Política Territorial, Igualdad, Justicia o Asuntos Exteriores. Pero la respuesta, según denunció entonces, fue negativa.
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