A mediados de noviembre de 2015, una 'marea de tricornios' tomó las calles de Madrid en demanda de la equiparación de las condiciones con el resto de cuerpos policiales y para exigir la modernización de la institución, que acaba de cumplir 177 años. Fue después de que el Tribunal Supremo, en una histórica sentencia, consagrara de modo definitivo el derecho de manifestación de estos funcionarios para reivindicar mejoras laborales y económicas.
Con el recuerdo aún fresco de aquel sábado de otoño, la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) ha convocado una concentración este sábado en la Puerta del Sol de Madrid con la que pretenden forzar al ministro del Interior a sentarse a negociar para buscar solución a los problemas del colectivo. "Se generaron unas expectativas con el relevo al frente del Gobierno y en la Dirección General con la llegada de María Gámez que no se han cumplido", lamenta el secretario general de la organización, Juan Fernández.
Adscrito al destacamento de Tráfico de Mérida, ciudad extremeña en la que transcurrió su infancia y adolescencia, Fernández (Barcelona, 1975) acaba de cumplir un año al frente de la organización mayoritaria en la Guardia Civil tras cubrir previamente una etapa como portavoz. Atiende telefónicamente a El Independiente mientras se ultiman los preparativos del acto, que se desarrollará semanas antes de viajar a Italia para participar en una carrera de montaña de 120 kilómetros en los Alpes. Sin duda, le gustan los retos.
Pregunta.-Hace cinco años y medio, con el PP en La Moncloa, lograron movilizar a más de 10.000 guardias civiles para reivindicar mejoras en las condiciones laborales. Ahora gobiernan PSOE y Unidas Podemos y vuelven a la calle. ¿Tan poco se ha avanzado en este tiempo?
Respuesta.-Salimos a la calle porque nuestras demandas no son atendidas. Se generaron unas expectativas con el relevo al frente del Gobierno y en la Dirección General [de la Guardia Civil] con la llegada de María Gámez que no se han cumplido. Ella habla de diálogo, de consenso y de llegar a acuerdos, pero ahora que está remitiendo la pandemia y hacemos balance del año y medio que lleva en el cargo vemos que no sólo no hay avances sino que se ha producido una involución en los derechos de los guardias civiles.
Si la Justicia confirma la sentencia de Pérez de los Cobos, el ministro Marlaska tendría que dimitir por las prácticas utilizadas"
P.-¿Qué expectativas han visto insatisfechas?
R.-La primera es el cumplimiento íntegro del acuerdo de equiparación salarial, dado que el ministro del Interior se comprometió a ejecutarlo en todas sus cláusulas. Y eso no ha ocurrido. Tenemos que recordar que el acuerdo estableció 807 millones de euros y que después nos sentaríamos a valorar si esa cantidad suponía la equiparación total o no. El Gobierno, sin embargo, ha dado portazo con esa cifra. Hay otras dos cláusulas que tampoco se han cumplido: incentivar la reincorporación del personal de segunda actividad sin destino y reserva, y articular una ley para que en el futuro no se vuelvan a reproducir las desigualdades salariales.
P.-¿Cómo vais a exigir los firmantes del acuerdo de equiparación, entre ellos la AUGC, que se cumplan todas las condiciones pactadas?
R.-La concentración que vamos a realizar este sábado apunta de lleno a esta falta de compromiso del Ministerio del Interior: vamos a decir públicamente que tienen una deuda pendiente con los guardias civiles y los policías nacionales. Ese acuerdo tiene ocho cláusulas y pedimos que se cumpla en su totalidad. En paralelo, estamos hablando con el resto de partidos con representación en el Congreso para ver de qué manera podemos poner en marcha ese mecanismo a fin de que se apruebe una ley que impida brechas en el futuro.
P.-Justifican también la convocatoria de la concentración por la "falta de derechos y precariedad en las condiciones sociolaborales" que tienen los funcionarios del Cuerpo. ¿Puede detallarlas?
R.-Los gobiernos se suceden, pero nosotros nos quedamos y seguimos padeciendo una cuestión que nadie puede poner hoy en duda: un guardia civil tiene peores condiciones que cualquier otro policía en España. Hay una cuestión capital para nosotros como es la jornada laboral. Mientras policías y cualquier otro servicio de emergencia tiene turnos rotatorios, los guardias civiles no tienen cadencia y así resulta muy difícil conciliar la jornada laboral con la vida familiar. Un guardia civil, además, es el policía que más horas de servicio realiza al año, con lo cual está peor retribuida. Pasa exactamente lo mismo. El guardia civil es el policía que menos dinero percibe por trabajar un día festivo o en horario nocturno. Demandamos equipararnos en las condiciones sociolaborales con cualquier otro cuerpo policial.
P.-La Dirección General ha dejado claro que, en relación con la reciente sentencia de la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Supremo, no pagará de oficio la parte del complemento de productividad de los últimos cuatro años no abonada. ¿Cómo interpretan esta reacción de la Administración?
R.-Es una sinrazón. Sostiene que la sentencia es un caso particular y que al resto no le corresponde. No sólo va a abocar a muchos guardias civiles a tener que acudir a un contencioso-administrativo para reclamar lo que el Supremo ha dicho que les corresponde, sino que va a consentir que sean otros -me refiero a bufetes de abogados- los que se lucren de un proceso que la Administración tendría que haber realizado de oficio. La Dirección General se ha desentendido y vuelve a dar la espalda a los guardias civiles.
Me sorprendió ver a María Gámez en un mitin porque no estamos acostumbrados. La dirección se debe a la neutralidad política"
P.-¿Le sorprendió ver a María Gámez en un mitin del PSOE en las últimas elecciones a la Comunidad de Madrid?
R.-Ciertamente, sí. Es algo que no esperábamos y a lo que no estamos acostumbrados los guardias civiles. El director se debe a la institución y la institución se debe a la neutralidad política y mientras se ocupe el cargo se debe dar ese ejemplo, porque los discursos y mensajes que se lanzan en un mitin nada tienen que ver con los intereses del Cuerpo. Mientras se está al frente de la Guardia Civil lo que toca es dar la imagen de la institución.
P.-¿Les ha decepcionado el ministro Grande-Marlaska?
R.-Sin duda. Hemos intentado todas las vías. Hemos intentado llamar a su puerta para dialogar, lo hemos intentado con la directora general... Hemos puesto encima de la mesa estas cuestiones para que sean atendidas pero no hemos recibido llamadas y por eso no nos queda otra que trasladar el conflicto al resto de la sociedad para que todo el mundo sepa que el ministro del Interior ha decepcionado a los guardias civiles.
P.-¿Tendría que haber dimitido tras el varapalo de la Audiencia Nacional al condenar a Interior a restituir al coronel Diego Pérez de los Cobos como jefe de la Comandancia de Madrid?
R.-Desde luego, es una grieta más en su gestión y ha quedado muy tocado. Si se resuelve el recurso y la sentencia es firme, tendría que dimitir por las prácticas utilizadas. Vamos a esperar al último pronunciamiento de la Justicia, pero está muy entre las cuerdas y muy en entredicho su gestión interna en el Cuerpo.
P.-Se ha mostrado también crítico con la gestión de María Gámez en este año y medio. ¿Se sienten los guardias civiles defendidos por la directora general?
R.-La palabra adecuada es abandonados. Los guardias civiles nos sentimos abandonados por parte de nuestra directora. Desde fuera se ven las cosas muy fáciles pero cuando llegas... Todas las normas que se han venido aprobando han sido con el voto en contra de AUGC, la asociación mayoritaria. Y eso no es de recibo. Puede ocurrir una o dos veces, pero tú no puedes ir siempre en contra para sacar adelante las normas que afectan al conjunto de los guardias civiles. Lo que necesita la Guardia Civil es más convicción frente a imposición para llegar a acuerdos en materia de jornada laboral, productividad, derecho de representación, carrera profesional... Su gestión es muy pobre.
P.-Se quejan también de que, con la reciente aprobación del Código de Conducta, se está produciendo una remilitarización del Cuerpo. Explíquese...
R.-Es una decepción más. Esa involución de la que hablamos viene de la mano de la remilitarización de la Guardia Civil. De nuevo vuelve el PSOE a inventar la Guardia Civil y se repiten las mismas circunstancias, como ya pasara en 1982 o en la década de 2000. Siempre ocurre lo mismo. El PSOE en la oposición se muestra muy favorable en modernizar la Guardia Civil pero cuando llega al poder la vuelve a reinventar y lo que ocurre es una remilitarización, en este caso a través de una norma -llamada Código de Conducta- que no es más que aplicar la Cartilla del Guardia Civil del siglo XIX en el XXI. Es una norma retrógrada que en nada viene a modernizar la institución.
No es lógico que un guardia civil, que ha de entregar su vida si es necesario, inicie el servicio echando a suerte si le toca o no el chaleco antibalas"
P.-El actual equipo de Interior saca pecho por el incremento de plantilla que se ha producido en los últimos tres años. ¿Cuántos agentes calculan que siguen haciendo falta para que la plantilla esté completa?
R.-Es verdad que la tasa de reposición se va a ir al 115%, pero muy lejos del 150% que nosotros demandamos para restablecer lo que es el catálogo de puestos de trabajo. La realidad es que se jubilan más guardias civiles de los que ingresan y el déficit sigue existiendo. La Guardia Civil, que cubre el 80% del territorio nacional, actualmente tiene unos 77.000 efectivos. Esta cifra está muy lejos de los 90.000 que nosotros calculamos que sería necesario para poder prestar un buen servicio de seguridad ciudadana.
P.-¿Habría que reforzar especialmente la dotación estable en Ceuta y Melilla ante el problema migratorio y la actitud de Marruecos?
R.-Sí, no es algo nuevo. Son cíclicas las crisis migratorias y siempre estamos demandando lo mismo. Nos preguntamos dónde está el plan estrella del ministro Marlaska, que cuando llegó anunció la eliminación de las concertinas y que pondría fin a las avalanchas de entradas irregulares en España. Sin embargo, los guardias civiles siguen viéndose allí sobrepasados, con nombramientos en comisión de servicio para intentar suplir la falta de personal... Ceuta y Melilla merecen un tratamiento especial porque son la entrada de la inmigración irregular no sólo a España, también a la Unión Europea.
P.-El PSOE ha rechazado una moción para que se declare el Campo de Gibraltar como Zona de Especial Singularidad, como la AUGC y otras asociaciones vienen reivindicando en los últimos años. ¿Por qué tendría que tener esa comarca dicha consideración?
R.-Es urgente. El guardia civil que está allí se encuentra en una situación límite, porque no sólo se preocupa por su vida durante el servicio sino por la suya y la de su familia a la finalización del mismo. Tiene que ir al servicio y no sabe si lo va a poder terminar porque lo pueden arrollar o se va a ver envuelto en un tiroteo. El narcotráfico allí sobrepasa un problema delincuencial ordinario. Allí el problema es mucho mayor y afecta ya a la familia. Ha habido casos en los que los narcos han empapelado el pueblo con la fotografía del guardia civil o han difundido por las redes sociales su domicilio o los nombres de sus hijos. No se puede vivir atemorizados. Por eso demandamos un plan integral, que pasa por fortalecer las unidades y aumentar la plantilla y los medios técnicos para poder afrontar un problema delincuencial muy focalizado en una zona muy concreta como es el Campo de Gibraltar.
Los guardias civiles en el Campo de Gibraltar están en una situación límite. Es urgente un plan integral para la zona"
P.-En una reciente comparecencia, María Gámez reconoció en el Congreso de los Diputados que al menos hasta el verano de 2023 no se alcanzará el objetivo de un chaleco antibalas por agente. ¿Es razonable que a estas alturas siga sin garantizarse esta dotación individual?
R.-No solamente la precariedad la sentimos en las condiciones sociolaborales, también la notamos en el material con el que tenemos que prestar servicio. No es lógico que un guardia civil tenga que entregar su vida, si es necesario, por el trabajo que realiza y que tenga que iniciar el servicio echando a suerte si le toca el chaleco o no. No es de recibo.
P.-Si consiguen movilizar a un número importante de guardias civiles este sábado, ¿qué esperan de la Administración?
R.-La llamada del ministro el lunes. Esperamos y demandamos tener un encuentro con el ministro del Interior en el que, cara a cara y en una mesa de diálogo, podamos plantearle los problemas que tenemos y que él no quiere oír. Por eso realizamos la manifestación. Esperamos la llamada del ministro para sentarnos a dialogar e intentar alcanzar acuerdos.
P.-¿Y si no se produce esa llamada?
R.-Seguiremos adelante y volveremos a convocar otra manifestación aún mayor cuando acabe el verano. El colectivo así lo demanda y tenemos que seguir en la misma línea de trasladar el conflicto a la sociedad. Nos gustaría dialogar y llegar a acuerdos, pero frente a esos oídos sordos toca seguir reivindicando en la calle.
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