El juez del caso Tándem ha autorizado distintas diligencias solicitadas por el abogado de Luis Del Rivero, expresidente de Sacyr espiado por José Manuel Villarejo presuntamente por encargo de Repsol y La Caixa, que impiden al comisario utilizar un primer cartucho para tratar de anular la macrocausa de la Audiencia Nacional contra él por irregularidades en los registros iniciales.
El representante legal de Del Rivero, Jaime Campaner, pidió unir las solicitudes de registro iniciales (de la Policía o la Fiscalía Anticorrupción) a la pieza 21 del caso, la relativa al proyecto Wine que desarrolló Villarejo desde su empresa Cenyt supuestamente para hacer seguimientos a Del Rivero. También la autorización judicial que permitió que los investigadores entraran en el domicilio y la sede de la empresa del comisario jubilado y se llevaran la ingente mediateca con las conversaciones que grabó sin permiso a políticos, miembros de la cúpula de la Policía Nacional y empresarios con los que se reunió y que suponen la base de la investigación del Juzgado Central de Instrucción 6 que ya cuenta con una treintena de piezas y le mantuvo en prisión preventiva tres años como presunto líder de una "red mafiosa policial".
En el escrito con el que el letrado penalista pidió al juez acordar estas pesquisas expuso que lo hace con el fin de que se prepare "debidamente el juicio oral sin que pueda sugerirse ilicitud probatoria alguna por parte de las defensas por la mera falta de incorporación de los testimonios solicitados".
Precisamente la defensa de Villarejo basa su defensa en acreditar que la causa Tándem, en la que figura como principal investigado, es nula y está viciada desde el inicio por distintos motivos. En primer lugar, el comisario sostiene que los investigadores no respetaron la cadena de custodia en el manejo de la documentación que le requisaron cuando le detuvieron.
También alega que la instrucción es "prospectiva" y que partió de la denuncia de un empresario, Francisco Menéndez, que declaró haber pactado la entrega de información sobre las sociedades del comisario en el extranjero con una persona vinculada al Centro Nacional de Inteligencia (CNI) a cambio de que le ayudara con un problema fiscal. Por último, el comisario denuncia que todos los archivos de audio y la documentación que se le incautó está en manos de los servicios de Inteligencia, con cuyo exdirector Félix Sanz Roldán lleva años enfrentado. Considera, de hecho, que su detención y la posterior apertura de la causa de la Audiencia Nacional en la que Anticorrupción ya le pide un siglo de prisión es la venganza por este enfrentamiento y que el CNI está decidiendo qué grabaciones de las que estaban en su poder deben desencriptarse, orientando la investigación.
Abre la puerta a que otras acusaciones lo pidan
El paso del representante legal de Del Rivero dificulta la posibilidad de que Villarejo consiga anular la causa antes de que arranque el juicio, durante las cuestiones previas, y también que el comisario pueda presentar un primer recurso por falta de motivación de los registros iniciales y el modo en que se consiguieron las pruebas en su contra.
Al pedir unir a la causa (al menos a la pieza 21) las resoluciones que acreditan que se llegó a los documentos que contienen indicios de delito contra el comisario con "la autorización de un juez y de modo motivado", éste no podrá alegar que dicha justificación ni siquiera consta en las actuaciones para pedir la nulidad de la causa. Tendrá que referirse directamente a que dichas decisiones no están suficientemente motivadas y argumentar por qué. Denunciar que el modo en que se practicaron las entradas, registros y su detención no fueron proporcionales o que no existe posibilidad de demostrar que la cadena de custodia se respetó. En este sentido, el comisario sostiene que las grabaciones han sido alteradas y no las reconoce. Pero estos últimos son aspectos que un tribunal no suele resolver al inicio del juicio, sino al final o incluso en sentencia. Por lo tanto, el comisario jubilado tendría difícil esquivar el proceso en el banquillo.
El movimiento de la defensa de Del Rivero abre la puerta a que el resto de acusaciones hagan lo mismo que él en otras piezas, impidiendo a Villarejo utilizar un primer cartucho para defenderse y tratar de evitar que algunas de las investigaciones desgajadas de la causa principal lleguen a juicio.
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