El indulto a los dirigentes secesionistas condenados por el Supremo no responde a las exigencias parlamentarias de Pedro Sánchez porque el Gobierno "no necesita de los votos de ERC para sacar adelante la legislatura". Así de tajantes se muestran en el Grupo Socialista ante el interrogante de si la medida de gracia se trata de un peaje a pagar a los independentistas republicanos por sus trece escaños en el Congreso con los que alcanzar mayorías parlamentarias. Y la respuesta es "no".
Después de que el ex vicepresidente segundo Pablo Iglesias peleara por convertir a los diputados que capitanea Gabriel Rufián en socios preferentes del Gobierno con los que ahormar lo que se ha dado en llamar la "mayoría de la investidura", en las filas socialistas explican que es posible agotar la actual legislatura con los actuales Presupuestos Generales del Estado. A fin de cuentas, recuerdan, "estuvimos con los de Cristóbal Montoro tres años, 2018, 2019 y 2020. Al menos, estos son nuestros".
Forma parte del argumentario de cabecera del PSOE. Pero siendo cierto que se trata de una las leyes más importantes que pasan todos los años por el Parlamento, hay otros textos legislativos que necesitan de amplios consensos para ser aprobados, por ejemplo, la reforma del Código Penal pactada por PSOE y Unidas Podemos y no, precisamente, para temas menores.
Sánchez necesita de ERC para reformar el Código Penal
La intención del Gobierno de coalición es suavizar el delito de sedición, cambiar muchos aspectos de la ley de seguridad ciudadana -conocida como "Ley mordaza"-que afectan a distintos artículos de dicho Código o modificar la consideración de abuso sexual por el de agresión sexual tras la que fue controvertida primera sentencia de "La manada". La reforma del Código Penal necesita de mayoría absoluta, esto es, un mínimo de 176 votos a favor por tratarse de una Ley Orgánica, lo que no exige, curiosamente, el proyecto de Presupuestos.
También está pendiente la ley trans, si es que los socios del Ejecutivo, en concreto, Carmen Calvo e Irene Montero, son capaces de ponerse de acuerdo sobre un texto que lleva parado más de medio año para llevarlo en algún momento al Parlamento previo paso pro el Consejo de Ministros.
Acaso como advertencia, ERC ya ha rechazado apoyar la reforma del delito de sedición, no al menos de forma aislada, que el Ministerio de Justicia de Juan Carlos Campo tiene ultimada. Eso, y un criterio de oportunidad política, la retienen, cuando la idea era abordar los cambios de forma paralela a la concesión de los indultos, que Moncloa tiene previsto acelerar una vez pasado este superdomingo, en el que coinciden varias acontecimientos de calado.
ERC "no va a dejar de apoyar cosas sensatas"
Se aferran, en todo caso, los socialistas al convencimiento de que ERC "no va a dejar de apoyar cosas sensatas" y que uno de los principales escollos de la negociación del gobierno de coalición en Cataluña fue, precisamente, la exigencia de Junts de unidad de acción en el Congreso y Senado, que los republicanos rechazaron.
Fue cuando Rufián dijo aquello de que a ERC "no se le domestica ni se le tutela. No es la criada de nadie". Respondía a su homóloga de Junts, Miriam Nogueras, que poco antes había acusado a los republicanos de "estafa histórica a los votantes y al país" por renunciar a la independencia "y a los mandatos de las elecciones del 14-F y del 1-O".
A cambio, los socios independentistas acordaron crear una comisión de coordinación parlamentaria, de la que forman parte los presidentes y portavoces de cada grupo, con el compromiso de reunirse semanalmente, pero no hay disciplina de voto. En principio ERC no quiere desdibujarse frente a los de Carles Puigdemont, porque los que se sientan en el Palacio de la Carrera de San Jerónimo no son siquiera de Jordi Sánchez sino todos ellos próximos al fugado de Waterloo.
El "superdomingo"
El día 13 culminan la manifestación contra los indultos, las primarias andaluzas y la IV Asamblea Ciudadana de Podemos. Pocos dudan a estas alturas que la concentración en la Plaza de Colón será un éxito, pero desde el Ejecutivo confían en que se vuelva en contra del líder del PP, Pablo Casado. El Gobierno no va a cambiar de planes sobre la medida de gracia y muestran su satisfacción porque creen cerrada la brecha interna abierta con algunos dirigentes y barones territoriales críticos que han suavizado su posición tras la carta de Oriol Junqueras.
Lo más delicado para Moncloa son las primarias andaluzas. Arrancó esta carrera con la certeza de que Susana Díaz estaba "ciega", incapaz de admitir que era una batalla perdida, pero a estas alturas prefieren refugiarse en la prudencia. "Veremos", dicen en Ferraz. El posible triunfo de la ex presidenta de la Junta de Andalucía constituiría la peor de las noticias posibles para Sánchez después de la debacle madrileña.
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