“No es verdad que las cosas vayan tan mal/ Al menos estás vivo…”. En sus actos suele sonar el “Todo va a cambiar” de Niños Mutantes. Ella, la protagonista que se niega a marcharse, se ha echado a la carretera calzando unas Converse y vistiendo camisetas con mensajes en inglés en las que reinan “las buenas vibraciones”. Susana Díaz ha convertido las primarias del PSOE andaluz en el escenario de su enésima reinvención, empeñada en torcer el brazo a Ferraz e iniciar el próximo domingo el incierto camino hacia San Telmo, con el ruido cada vez más recurrente de un adelanto electoral.
“Energía positiva”, el rótulo de la primera camiseta que se enfundó cuando el 6 de mayo trató de anticiparse a la dirección federal convocando las primarias, no le falta. “La veo cada vez más fuerte y más ilusionada. La campaña ha ido in crescendo”, reconoce a El Independiente Beatriz Rubiño, parlamentaria socialista transfigurada en su portavoz y su persona de máxima confianza. En las últimas semanas, la otrora todopoderosa y temida presidenta de la Junta de Andalucía se ha pateado más de 300 pueblos -la comunidad cuenta con 786 localidades-, a razón de ocho o nueve por día.
En todas sus citas, la que fuera sucesora de José Antonio Griñán ha desplegado un encanto lejos de la imagen que proyectó durante años, la de la joven que creció al calor de San Vicente -sede regional del PSOE- y “la de elegida del aparato y el IBEX35” que fracasó estrepitosamente frente a Pedro Sánchez en las primarias de hace cuatro primaveras. “Estamos viendo a la verdadera Susana, a la de sus inicios en política. Vuelve a ser ella, sin las mochilas y el peso que suponía la imagen institucional”, proclama Rubiño, contagiada de una euforia que provoca cada vez más pánico en La Moncloa.
Apuesta por el "Girl power"
Quienes la conocen aseguran que su metamorfosis comenzó a fraguarse en enero de 2019, en paralelo a la pérdida del poder en Andalucía, “liberada -dicen- tras sentirse que la habían colocado en San Telmo y luego empujado contra Sánchez”. “Rejuveneció una imagen que estaba muy anquilosada, cambió el corte de pelo y se empezó a trabajar en una renovación de su discurso hacia un mensaje más feminista, verde y joven”, explican a este diario fuentes conocedoras de esta transición. El último acto de esta mudanza ocurrió al abrigo de las primarias en las que se bate con el alcalde de Sevilla y candidato de Ferraz, Juan Espadas.
“No deja de ser una mujer de 46 años, una mamá de dos niños pequeños que quiere ir cómoda para patearse toda Andalucía. Lo de la camiseta fue espontáneo. Ahora todas las mañanas estamos esperando a ver qué camiseta lleva para contagiarnos con el lema. Son muy 'Girl power'”, bromea su escudera. Su repertorio es cada vez más amplio y potente: “Change the world by being yourself”; “In women we trust”; “You have the potential to make beautiful things”; “Take it easy”; “Good Vibes”… “Cambia el mundo siendo tú mismo”; “En las mujeres confiamos”; “Tienes potencial para hacer cosas bellas”; “Hazlo fácil” o “Buenas vibraciones”.
“Su primera camiseta, 'Positive energy', ha acabado convirtiéndose en el lema de campaña. En inglés los Mr. Wonderful y esas cosas parecen que funcionan mucho. Ahora es la gente la que regala camisetas con mensaje”, reconoce Rubiño. “Le debe quedar una al día aunque ahora, con los rigores del verano, probablemente tenga ya dos mudas. No sé quién se las compra. Las Converse son muy tipo Kamala Harris y se las ha comprado ella. Su armario es ya una mezcla de lo que tenía y de lo que le regalan los compañeros del partido”, detalla.
Su cambio de look trae de cabeza a su contrincante porque Díaz, baqueteada en mil batallas y superviviente nata, está logrando marcar el ritmo, cuando todos -incluidos pesos históricos del partido como Amparo Rubiales- la daban por “amortizada”. Su círculo asegura que no hay ninguna empresa de comunicación detrás de su “lifting” mediático sino un grupo integrado por políticos, periodistas y un publicista que llevan meses trabajando con ella. “Está rodeada de gente joven pero es ella la que lleva la iniciativa. Sabía que tenía que renovarse tras unos gobiernos que fueron complicados y un final que no vio venir”, matizan.
La suya es una transformación antinatural. Ella no es nueva. La conocemos de toda la vida
UN DIRIGENTE DEL PSOE-A
Una revolución que la aleja de su imagen maquiavélica de implacable urdidora de conspiraciones, como la de aquel comité federal que el 1 de octubre de 2016 forzó el ocaso de Pedro Sánchez y allanó el camino de la investidura a Mariano Rajoy, y que despierta no pocas sonrisas y recelos en el PSOE andaluz, desbaratado desde entonces. “No creo que pueda unir el partido quien lo desunió. Aquí en Andalucía seguimos viviendo las consecuencias del 1-O y de las primarias de 2017 y eso se sigue notando en los resultados electorales”, responde a este diario un dirigente socialista andaluz.
“La suya es una transformación antinatural. Ella no es nueva. La conocemos de toda la vida. Todo lo que está planteando ahora, ¿por qué no lo ha hecho en todos estos años de secretaria general?”, abunda este alto cargo de la formación. “La autocrítica es buena pero ha tardado en hacerla. Dejamos de gobernar con el peor resultado de nuestra historia y no hubo ningún debate ni autocrítica por parte de ella. El cambio no es creíble”, zanja compartiendo en voz alta los reproches que hacen quienes le han pedido en repetidas ocasiones que se haga a un lado.
Los "dardos" de Susana
En estas semanas de campaña, Díaz ha alimentado las polémicas internas, posicionándose como la candidata de la militancia, imitando en un ejercicio de funambulismo casi imposible la retórica que le permitió a Sánchez derrotarla y recuperar el trono. “Orgullosa de ser una más de un equipazo, de gente que no tiene grandes apellidos, ni cargos, ni son ministros o ministras, pero son gente trabajadora, honesta, entregada y que nos están llevando en volandas al 13 de junio”, lanzó hace unos días desde Cádiz. Unas semanas antes, denunció haber recibido durante los últimos dos años “empujones” de su partido para renunciar a la batalla regional y que le habían ofrecido “el oro y el moro” -la presidencia del Senado, entre otras prebendas- para que se apartara del camino.
No han sido sus únicas perlas. También ha llegado a calificar a otros camaradas de partido de “pelotas, palmeros, oportunistas en busca de carguitos o faltos de talento”. Una sucesión de dardos que ha tensionado aún más las costuras del partido que durante 37 años gobernó Andalucía, en solitario o en compañía de andalucistas, Izquierda Unida y Ciudadanos. “Ella es la secretaria general del PSOE-A. Nadie tiene un cargo más importante que ella. Es un dato objetivo que en su candidatura también hay cargos”, replican a este diario desde la candidatura de Espadas.
A pesar de la imagen que trata de proyectar, Díaz -desgastada internamente por la pérdida del gobierno- sigue controlando los entresijos del partido. Los conoce al dedillo, como si fuera el hermano mayor de una cofradía sevillana. “Las primarias están competidas porque hay relaciones personales, inercias y compromisos. Hay que respetar a la adversaria. Susana tiene mucho poder orgánico, ha sido el aparato de Andalucía durante años. Ella está en el puente de mando del PSOE-A desde 2010 cuando fue nombrada secretaria de organización. Tiene gran parte de responsabilidad de lo bueno y lo malo que le ha sucedido a este partido”, ilustra un adversario.
En el debate de las primarias -celebrado anoche entre los dos principales candidatos y el tercero en liza, Luis Ángel Hierro-, Díaz afeó a Espadas su condición de ungido por Ferraz. "Vamos a elegir qué modelo queremos como partido, si uno dirigido desde Madrid, o un PSOE-A que se dirija desde aquí, desde Andalucía", le espetó. "La voz de la militancia nos pide un PSOE-A autónomo, que se decida aquí, por, para y desde Andalucía", remachó para disgusto de su rival. "Es una falta de respeto", replicó, incómodo, Espadas tras recriminarle el olvido al que sometió a sanitarios y alcaldes durante su mandato. Representa, insistió, "la candidatura de continuidad legítima basada en su experiencia".
No ha dicho nada que no sea verdad a no ser que la sinceridad ofenda. No es la candidata del aparato; ha sufrido zancadillas; y es mujer
BEATRIZ RUBIÑO, PORTAVOZ DE LA CAMPAÑA DE SUSANA DÍAZ
En su conversión cuasi milagrosa también ha entrado en escena el ingrediente feminista. “Hay compañeros a los que sí les han permitido seguir pese a haber perdido elecciones. ¿Por qué a mí no si yo gané? ¿Porque soy una mujer?”, se preguntó desde la provincia de Granada, haciendo descargar un misil que ha levantado polvareda. “No ha dicho nada que no sea verdad a no ser que la sinceridad ofenda. No es la candidata del aparato; ha sufrido zancadillas; y el hecho obvio y diferencial entre ella y otros barones a los que se les permitió repetir es que es mujer”, reincide Rubiño.
Desde el cuartel de Espadas, que no ha logrado sacudirse el sambenito de “soso” y “previsible”, tratan de rehuir la controversia. Subrayan “el tono y el talante” de su aspirante. “Confiamos en volver a la Junta desde un proyecto sin fracturas y sin estar todo el rato hablando de nosotros mismos”, repiten como un mantra quienes deslizan que el proceso debía haberse producido antes, entre rumores de un adelanto electoral que -como ya sucedió en Madrid- podría pillarlos con el pie cambiado.
Miedo a un adelanto electoral
Los detractores de Díaz mencionan esa atmósfera como un argumento definitivo para pasar página. Una encuesta publicada esta semana por un grupo mediático regional sitúa al PP a tan sólo cinco escaños de la mayoría absoluta frente a los 31 que obtendría el PSOE, dos menos de los que tiene hoy en el Hospital de las Cinco Llagas, la sede del Parlamento autonómico. El sondeo constata la consolidación de Juanma Moreno a costa de un Ciudadanos que roza la desaparición y un Vox que frena su ascenso. La fragmentación de la izquierda, con las cuitas entre Adelante Andalucía y Unidas Podemos, también favorece la buena estrella del actual presidente andaluz.
“Existe un clamor social. O el PSOE cambia o si la fórmula sigue siendo la misma, el resultado será el mismo o peor. O hacemos algo o tendremos derecha para rato en Andalucía”, arguye un ex colaborador de Díaz, hoy enrolado en la trinchera enemiga. En el equipo de la ex presidenta, están convencidos de que pueden ganar el domingo y también imponerse en unos hipotéticos comicios autonómicos si episodios como el del ayuntamiento de Granada lo fuerzan. “Yo no tengo BOJA ni BOE, sino esfuerzo, responsabilidad, honestidad y mucho trabajo”, proclama la candidata.
“Lo positivo y diferente de la campaña de Susana es que está basada en la sencillez. No vivimos en una burbuja y sabemos que lo que quiere la gente es una lideresa cercana, que escuche a la gente y vista como ellos”, recalca su delfín. A su juicio, la ex presidente ha aprendido de los errores. “Se ha reunido con sectores educativos que estuvieron muy enfadados con ella y le han dicho cosas fuertes. Ella ha escuchado y reconocido los errores. No es fácil admitir que te equivocaste, en ocasiones, porque tenías rémoras que van pesando tras 37 años de Gobierno. Ha hecho ese viaje interior y ese examen de conciencia para no repetir los errores del pasado”, alega.
Antes incluso de que los 46.577 militantes diriman con su voto el futuro de la federación más influyente del PSOE, Díaz ya se ha garantizado parte de un éxito que hace temblar a Ferraz. A base de unos mensajes impresos en tela y una resurrección digna de estudio. En su entorno avisan de que seguirá dando guerra. Continuará al frente del grupo socialista en el Parlamento y, dependiendo del resultado, podría presentarse a la reelección como secretaria general en el congreso de finales de año. El alma del susanismo se resiste a morir. Es -como canta Nil Moliner en Libertad, otro de los temas de su campaña- “como el aire/ que revienta contra el mar/ Y va gritando contra el viento/ Rompiendo todos los esquemas de mi piel”.
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