“Desde la muerte de Franco hasta la aprobación de la Constitución española”, Victoria Prego acota rápidamente el periodo de la Transición. Ese momento crucial de la reciente historia de España que vivió en primera persona y al que ha vuelto en innumerables ocasiones. Ahora lo recorre de nuevo, de una manera muy distinta, en Pequeña historia de la Transición (Espasa) un libro destinado a los más jóvenes, “de 12 años en adelante, aunque podría extenderse hasta los 50, porque la gente de 50 años no lo vivió o no lo recuerda, tampoco está informada”, afirma la periodista.
El libro está concebido como un diálogo con sus nietos Jaime y Gonzalo, a los que conduce por los acontecimientos clave de aquellos años como uno de los más tensos: la legalización del Partido Comunista.
“Este es un relato esquemático donde está lo fundamental, todo lo importante, todo lo que les tiene que importar a las nuevas generaciones para valorar de dónde venimos, el trabajo que costó, el mérito de llegar a acuerdos y el éxito del consenso de la Constitución del 78. Esta es la Constitución de todos”, afirma Prego.
La adjunta a la dirección de El Independiente tiene claro el valor de lo que pasó aquellos años. “La Transición es lo que mejor nos ha salido en el siglo XX, en el XIX, y en XVIII. La Transición fue una hazaña política, por eso se estudió en el mundo entero. Una transición pacífica, no sin muertos, que los hubo. Pero fue una transición pacífica, es lo que mejor nos ha salido en siglos. Sin ninguna duda”, afirma contundente.
El olvido y la ignorancia son los mayores peligros para el legado de la Transición según esta cronista de aquellos años. “Hay gente que denuesta la Transición, es por ignorancia. Si supieran lo que fue, no la podrían denostar”.
Mantiene que no es ortodoxo académicamente hablando, pero sería partidaria de que la historia de la Transición se enseñara antes en los colegios, “porque en las nuevas generaciones, que sois casi todas, se ignora por completo el pasado inmediato de España”.
La periodista tuvo “la enorme suerte” de haber hablado con todos los protagonistas de aquellos años y se lo contaron todo. “Cómo pensaron y cómo lo hicieron y las dificultades que se encontraron, yo no cuento mi experiencia personal, aunque esta me sirve para tener un punto de vista muy próximo, muy empático con aquel proceso político”, asegura.
España moderada
La gran lección de aquellos años históricos para Prego es la moderación, algo que en el arco parlamentario se ha perdido. “Estamos obligados a recuperar la moderación [en la política española]. Primero porque los españoles son moderados, no son radicales, en ningún sentido. La clase política se ha radicalizado, en el sentido de confrontar brutalmente contra el adversario y eso es un error que paraliza la vida política española. Deberían bajar el tono de los enfrentamientos para recuperar un ámbito de entendimiento, no digo de consenso total, sino de acuerdos de Estado y eso es imprescindible en cualquier país. En el nuestro, especialmente”, mantiene.
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