Hace tres décadas Mary Robinson llegó a la presidencia de Irlanda acuñando el lema “la mano que mece la cuna puede también mecer el sistema". Un reclamo que se abrirá paso este domingo por Podemos. El partido que nació hace siete años y se coló hace dos en el Consejo de Ministros quiere hacerse mayor, enterrando la era de su fundador, Pablo Iglesias, y apostando por seis mujeres que se repartirán el poder para tratar de detener la sangría electoral, reestablecer las alianzas pérdidas y trabajar en la inexistente estructura territorial.
La cuarta Asamblea Ciudadana -a la que Iglesias, apartado de primera línea desde el pasado 4 de mayo, ni siquiera acudirá- aupará a la secretaría general a Ione Belarra, actual ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030, rodeada de un grupo de cinco mujeres que tomarán las riendas de la organización. Desde Podemos reconocen a El Independiente que el primer reto será precisamente suceder a Iglesias y “construir un liderazgo diferente”. “En lugar de un hombre y solo él, mujeres y muchas”, deslizan.
El reto de "sobrevivir a su fundador"
“Podemos tiene ante sí el desafío de sobrevivir a la retirada de su fundador”, señala a este diario Sergio Pascual, un hombre clave en la primera etapa de Podemos donde llegó a ser secretario de organización. “Es el reto que tiene cualquier partido nuevo si se construye en torno a un liderazgo carismático como es el de Iglesias. Está en buena disposición de sobrevivir porque, al margen de cómo se organice internamente, ha elegido a una candidata electoral con mucho apoyo público y con mucha proyección”, agrega quien fuera cesado en 2016 por discrepancias internas.
Las seis "lideresas" de Podemos
Ione Belarra. Ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030
Yolanda Díaz. Vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra de Trabajo y Economía Social
Irene Montero. Ministra de Igualdad
Noelia Vera. Secretaria de Estado de Igualdad y contra la Violencia de Género
Idoia Villanueva. Eurodiputada
Sofía Castañón. Diputada de Unidas Podemos y portavoz adjunta en el Congreso de los Diputados
Los morados han optado por diversificar riesgos. Frente a la figura ubicua de Iglesias, que terminó alimentando la polarización, la organización saldrá de su Vistalegre IV -celebrado en el auditorio Paco de Lucía de Alcorcón- con Ione al frente de su vertiente orgánica y Yolanda Díaz, actual ministra de Trabajo y vicepresidenta tercera del Gobierno, como candidata en unas elecciones generales que, de agotarse la legislatura, deberían producirse a finales de 2023. Su lista al Consejo Ciudadano Estatal incluye a seis mujeres en los primeros puestos y a once coordinadores territoriales.
El propósito de Belarra, que asumió la cartera de Iglesias cuando abandonó el Gobierno en marzo, será “reconstruir las alianzas y la vida interna de Podemos en cada territorio para hacer un partido sólido y serio” capaz de propulsar la candidatura de Díaz. “Para que cuente con un cañón que la dirija más allá de donde ella misma puede ya llegar”, indican desde la organización sobre el activo más reconocido del Ejecutivo, que -sin embargo- es militante del Partido Comunista y no está afiliada a Podemos.
La implantación territorial, asignatura pendiente
El arraigo de Podemos es una de sus asignaturas pendientes. Sus confluencias y mareas han sufrido, en tiempo récord, un espectacular desgaste. El pasado julio la formación despareció del Parlamento gallego, donde vio evaporarse los 14 escaños obtenidos en 2016, y redujo a la mitad su presencia en el Parlamento vasco. Las escisiones y el cisma interno también han golpeado a su rama andaluza, rota entre Unidas Podemos y los Anticapitalistas de Teresa Rodríguez tras protagonizar una trifulca nada edificante. En 2019, también quedó fuera de los parlamentos de Castilla-La Mancha y Cantabria.
“En este país, donde ha habido cada dos por tres elecciones, no ha habido una política de implantación territorial del partido. Yo la he pedido muchas veces y clamaba en el desierto”, se lamenta Jorge Verstrynge, padre ideológico de la formación. “Esta vez parece que se va a hacer. Este partido no tiene ni tarjeta de militante. No hay ninguna estructura de este tipo. Eso es lo propio de los círculos pero no de un partido político. Hay que montar la estructura de la A a la Z”, agrega.
Su cúpula no oculta que se trata de uno de los talones de Aquiles de una formación que cuenta con unos 540.000 inscritos, de los que solo unos 140.000 tienen condición de militantes activos y verificados. “El nuevo liderazgo de Unidas Podemos tendrá más comprensión para buscar fórmulas en las que todo el mundo se vea reconocido e integrado. Hasta ahora había una lógica más centralista exceptuando el caso catalán”, indica Pascual.
Tras su cantada victoria en la Asamblea Ciudadana -las otras dos candidaturas carecen de posibilidades-, Belarra encomendará la tarea de recomponer el partido y detener su decadencia electoral -las últimas encuestas sobre unas hipotéticas generales lo sitúan alrededor del 10 por ciento, cerca de 3 puntos menos que en la cita electoral de 2019- a un equipo marcado por el continuismo en el que figuran los principales apoyos de Iglesias como Pablo Echenique, actual secretario de Organización; Juanma del Olmo o Rafael Mayoral.
Entre ellos, otras cuatro mujeres están llamadas a jugar un papel destacado en el porvenir de Podemos: Irene Montero, número dos de la candidatura de Belarra y ministra de Igualdad; la gaditana Noelia Vera, secretaria de Estado de Igualdad y contra la Violencia de Género; la navarra Idoia Villanueva, eurodiputada y del entorno de confianza de Belarra; y la asturiana Sofía Castañón, portavoz adjunta en el Congreso de los Diputados.
El viernes, desde el último acto de campaña en Zaragoza, Belarra subrayó su intención de crear “un Podemos más coral y colectivo”. “En esta nueva etapa es muy importante recordar que todos tenemos que dar un poquito más para que una persona no tenga que volver a darlo todo”, declaró en referencia a Iglesias. “Pablo, eres imprescindible”, lanzó dirigiéndose, en este caso, a Echenique entre rumores de marcha. “Si pretendes volverte a tu trabajo, te perseguiré y te traeré de vuelta”, bromeó.
Elevar la presión sobre el PSOE
Por delante, el Podemos post-Iglesias -que presume, entre sus éxitos, de haber llegado al Consejo de Ministros “sin el apoyo de los bancos”- asumirá la misión de “hacer cumplir el acuerdo de Gobierno” con el PSOE y desbloquear las leyes de la vivienda y 'trans', dos de las iniciativas que mayores fricciones han causado con los socialistas. Los morados, que se quejan públicamente del sudor que les cuesta que Pedro Sánchez cumpla lo prometido, seguirán pidiendo la derogación de la reforma laboral de 2012.
“Es evidente que este Gobierno de coalición es el más progresista de la historia reciente de nuestro país. Sin embargo, a nadie se le escapa tampoco que, de ser Podemos la fuerza mayoritaria, muchos de los avances que están pendientes, como la aprobación de una ley de vivienda que frene los desahucios o regule los precios del alquiler, la derogación de la ley mordaza o la reforma fiscal ya se habrían producido”, subraya el documento político de la candidatura de Belarra. “No nos conformamos con ser el socio minoritario y nos proponemos construir el Podemos más fuerte que logre que Yolanda Díaz sea la primera mujer presidenta de nuestro país”, añade.
Para recuperar los votos perdidos, Belarra propone “estar siempre abiertas a confluir con otras fuerzas políticas con las que ya lo hicimos en el pasado” y “fortalecer el espacio confederal con las fuerzas hermanas de Izquierda Unida, En Comú Podem y Galicia en Común. En los últimos años, le han surgido competidores que han mermado su electorado e incluso le han arrebatado a sus socios como el caso de Más País de Íñigo Errejón, coaligado con la coalición valenciana Compromís. En otros territorios, como Galicia o el País Vasco, de su pérdida se han beneficiado los movimientos nacionalistas.
“En su momento no se supo gestionar la pluralidad que existía en el primer Podemos y me incluyo ahí. Acabó derivando en una fragmentación y una pérdida de capital político y humano que tiene que ser evaluada y superada con una nueva dinámica y estructura”, recalca Pascual, uno de los principales rostros de las deserciones que ha sufrido el partido que censuró la “vieja política” y acabó depurando a los críticos. “Hay que restañar heridas porque hay gente que salió de esa estructura centralista no de forma suave, con heridas y dolores acumulados que no están resueltos del todo”, rememora.
Otros de los interrogantes por resolver será las dimensiones exactas de la sombra de Iglesias, sus interferencias en el nuevo rumbo y el margen de acción de estas seis “lideresas”. “Va a ser otro Podemos al que hemos conocido hasta ahora”, pronostica Marina Isun. “La figura de Pablo estará presente pero, en ningún caso, va a ser como tutela sino como un referente más de la izquierda”, opina la politóloga. En el feminismo, no obstante, existen cautelas. “Las intenciones están muy bien pero ahora hay que ver lo que les dejan hacer a estas mujeres. Que no funcionen esas viejas maneras que han estado muy presentes en el pasado a pesar del feminismo del partido”, señala la profesora Cristina Oñoro.
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