El Partido Popular buscó este 13-J reforzar un perfil bajo para restar, según mantienen, la significación política a un evento en que la sociedad civil debía ser protagonista, y en que el "clamor de la calle" no debía quedar opacado en ningún momento por fotos, consignas y discursos. Y, en parte, se consiguió: Pablo Casado y su comitiva apenas llegaron al eje de la protesta y el jefe de la oposición ocupó un espacio en la confluencia de la calle Génova con Recoletos, lejos del resto de líderes políticos y casi de los focos. No se esquivó expresamente la polémica foto de 2019 -cada formación escogió un punto de partida diferente- pero tampoco hubo oportunidad alguna para que se produjese. La instantánea, en todo caso, ha debido hacerse con "gran angular", como defendían los impulsores de 'Unión 78': 126.000 asistentes según la Policía Municipal de Madrid y 200.000 según los organizadores. Delegación de Gobierno, no obstante, intentó pinchar el 'globo' de Colón y redujo la afluencia a 25.000.
En todo caso, una de las protagonistas indiscutibles de la jornada fue Isabel Díaz Ayuso. Y no sólo por los vítores que acompañaron a la presidenta de la Comunidad de Madrid en funciones prácticamente desde que puso un pie en la calle Génova para acompañar al presidente del PP y al resto de la comitiva popular. Ella, como Pablo Casado y José Luis Martínez-Almeida, tomó el micrófono para hacer unas declaraciones a las puertas de la todavía sede del PP previas al comienzo de la concentración. "Hoy reivindicamos con nuestra presencia no la 'foto de Colón', sino la foto de la dignidad", comenzaba Díaz Ayuso, que ya arrancaba los primeros aplausos entre las decenas de congregados en Génova. "Pretenden trocear una parte de España. El presidente del Gobierno ha pasado de ser un simple inspector a ser un cómplice de lo que está sucediendo. Desde la Comunidad de Madrid queremos reivindicar la unidad de España, la soberanía del pueblo...". En este punto, Ayuso hizo una breve pausa en su discurso. Y, con tres palabras, abriría un incómodo debate bajo techo popular: "... y el papel del Rey", cerraba.
A continuación, la baronesa del PP -la única de todos los presidentes regionales del partido que estuvo en Colón no sólo en espíritu, sino también en presencia- lanzó una pregunta que quedó sin respuesta y que volvió a situar a Isabel Díaz Ayuso en el centro de la polémica. "¿Qué va a hacer el Rey a partir de ahora? ¿Va a firmar esos indultos?", lanzaba, involucrando explícitamente al jefe del Estado en la batalla política sobre la medida de gracia y acusando en todo caso a Pedro Sánchez de poner a Felipe VI en una posición comprometida. "¿Le van a hacer cómplice de esto?", insistía. El artículo 62 de la Constitución señala que el monarca debe refrendar con su firma toda medida de gracia previa propuesta del titular de Justicia y deliberación en el Consejo de Ministros, por lo que el margen de maniobra del monarca en esta cuestión es nulo en base a lo recogido en la Carta Magna.
Con sus palabras, la líder regional volvió a marcar el paso tanto a Pablo Casado como a la dirección nacional, de la que también forma parte José Luis Martínez-Almeida como portavoz nacional. Ninguno de ellos mencionó al jefe del Estado en sus discursos ni hizo alusión alguna a su papel en tan polémica cuestión, entre otros motivos porque la tesis oficial en Génova pasa por no dirigir los focos en ningún momento hacia Felipe VI, ni mucho menos responsabilizar de modo alguno al jefe del Estado en la concesión de los indultos. "No puede ser que el Gobierno haga firmar esto al Rey de España", planteó hace unas semanas una fuente de la dirección del PP, que deslizaba el malestar existente en la formación con el hecho de que Sánchez ponga en un brete de estas características a Felipe VI.
No obstante, el partido cerró la puerta desde entonces a hacer valoración alguna en este sentido. "El tema es Sánchez, no el Rey", reivindican en el principal partido de la oposición tras las palabras de Ayuso. En el PP instan al jefe del Ejecutivo a "escuchar e clamor de la calle" y "rectificar" en la concesión de la medida de gracia. Pero la estrategia de Génova la troceó en 10 segundos Isabel Díaz Ayuso. Fuentes de Sol precisan, no obstante, que lo planteado por la presidenta madrileña es una pregunta retórica para expresar que los actos del presidente del Gobierno tiene consecuencias que trascienden a Moncloa y que afectan a todas las instituciones del Estado. Y aclaran: "El Rey firmará lo que deba institucionalmente".
Aunque tanto en la dirección nacional como en la regional quitan hierro a las palabras de Díaz Ayuso, lo cierto es que estas declaraciones han sido censuradas por otros dirigentes políticos, como por algunos miembros de Ciudadanos, que llegaron a solicitar a la presidenta madrileña que se retractase. No contentos con eso, llegaron a calificar de "barbaridad" lo planteado por la baronesa popular, y la acusaron de "señalar al Rey" en una cuestión tan "grave" como la de los indultos. "Señalarle por la firma del indulto a la que le obligará el Gobierno si lo concede es un grave error. Es Sánchez el responsable de esta humillación. Ayuso debería retractarse", denunciaba el portavoz parlamentario de la formación naranja, Edmundo Bal.
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