Culminados los indultos a los nueve dirigentes independentistas -que ayer ya salieron a la calle entre proclamas- y citado el presidente de la Generalitat, Pere Aragonés, en Madrid el próximo martes a las cinco de la tarde, el Ejecutivo cree haber dado los pasos suficientes como para que ahora la pelota esté en el tejado del Govern. La reunión de la mesa bilateral Gobierno-Generalitat, que sería el siguiente hito de la nueva etapa que pretende abrir Pedro Sánchez, no parece correr prisa, no al menos para Moncloa.
De hecho, varios ministros consultados coinciden en afirmar que este foro depende de que los independentistas se pongan de acuerdo "y no lo tienen fácil", subrayan. Otro apunta a ERC para afirmar que "nosotros ya hemos quitado un obstáculo con los indultos". "Ahora ellos tienen que tirar frente a sus socios divididos en varias facciones", dicen en alusión a las peleas internas en Junts y de Junts con ERC. Y un tercero destaca que "queda mucho camino" ante un secesionismo en proceso de "maduración de una nueva realidad y no siempre es fácil".
Lo primero "es ponerse de acuerdo sobre la actitud y qué es lo que quieren traer a la mesa"
Salvo que Aragonès acuda el martes a su reunión monclovita con una propuesta de fecha en firme bajo el brazo, el Gobierno sigue dispuesto a dejarlo para septiembre, sin prisas, como un asignatura suspendida en el antiguo plan de estudios, e incluso más allá. Públicamente no se han cansado de expresar su disponibilidad a convocarla, pero no van a presionar para que se reúnan ni a poner excesivas facilidades.
Lo primero que hay que hacer "es ponerse de acuerdo sobre cuál es la actitud y qué es lo que quieren traer a la mesa", objetan en Moncloa respecto al gobierno de la Generalitat, a sabiendas de que la propuesta de una consulta pactada será prioritaria para ERC.
Pero Sánchez, por su parte, insistirá en los contenidos de lo que llamaron la "Agenda para el reencuentro", que incorporaba 44 medidas como la autonomía financiera y tributaria para Cataluña, el cumplimiento de los compromisos de inversión, la descentralización de ayudas y subvenciones, el apoyo a los Juegos Olímpicos de 2030 o el impulso a la comisión bilateral de traspasos y desarrollos estatutarios.
Sánchez entregó este documento al ex presidente de la Generalitat Quim Torra semanas antes de la única reunión de la mesa bilateral, que tuvo lugar el 26 de febrero del año pasado. No hubo ocasión de negociar más pues la crisis pandémica y el desinterés de Junts, que hizo todo lo posible por dinamitar esta mesa, hicieron imposible cualquier otro encuentro. Moncloa se malicia que los de Carles Puigdemont no descarten volver a las andadas para boicotearla de nuevo.
Moncloa no cree que Junqueras se siente en la mesa bilateral
Sí conceden a ERC, como antes hiciera el Gobierno de Mariano Rajoy, el papel de parte "razonable" del Govern, acaso olvidando que fue Oriol Junqueras, hoy excarcelado, el que empujó al prófugo de Waterloo a la declaración unilateral de independencia en lugar de convocar elecciones como Puigdemont había pactado con el lehendakari, Íñigo Urkullu. Pero vuelve el excarcelado Junqueras a convertirse en la parte conciliadora del independentismo, incluso hasta en la exposición de motivos de los indultos.
Aún así, ahora no creen que se siente en una mesa entre gobiernos, lo que constituye un claro cambio de criterio. De hecho, dudan que ERC lo haya pensado siquiera, pero, sobre todo, que "Aragonés quiera tenerlo ahí" en la medida en que le restará protagonismo y ya tiene suficiente con "pastorear" un ejecutivo autonómico lleno de tensiones internas.
Los independentistas republicanos creen que ellos ya han hecho suficientes gestos, desde su apoyo a la moción de censura que encumbró a Sánchez a la presidencia del gobierno en 2018 a facilitar su investidura en enero de 2020 tras las elecciones del 10-N. En este sentido, fuentes parlamentarias apuntan a la equivocación de Moncloa "si cree que ERC tragará con todo después de los indultos".
De hecho, la intervención de su portavoz en el Congreso, Gabriel Rufián, cuando le preguntó este miércoles a Sánchez si los indultos eran "valentía o necesidad" no cayó bien en el Gobierno, que dice ver concomitancias con el discurso que viene desarrollando el líder del PP, Pablo Casado. Pero el inquilino de la Moncloa fue rápido al replicarle que la gran pregunta ahora es saber "qué planes tienen ERC y el Govern", volviendo a poner la pelota en el tejado independentista.
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