Aterrizaron en China y fueron hospitalizados forzosamente. Durante los tres o cuatro días siguientes, fueron sometidos a análisis de sangre, pruebas PCR y otros pruebas invasivas cuyos resultados jamás recibieron. Es el protocolo que el gigante asiático ha aplicado en las últimas semanas a ciudadanos extranjeros residentes en el país que habían sido previamente vacunados o habían superado el Covid-19. La experiencia, más propia de una película de ciencia ficción o de terror, ha provocado la denuncia de la diplomacia española, que aún espera respuesta de China, según ha podido saber El Independiente.
“En el aeropuerto a su llegada les hacen análisis de sangre y si la prueba de anticuerpos es superior a una cifra establecida por las autoridades sanitarias, como consecuencia de la vacunación, les hacen firmar unos documentos en chino sin traducción al inglés e ingresados en un hospital”, detalló hace unos días el consulado general de España en Shanghai en un comunicado que cuenta los pormenores que, según ha reconocido Exteriores a este diario, han sufrido al menos tres ciudadanos españoles en las últimas semanas.
En el hospital hay que pagar por WeChat, el papel higiénico, las toallas y cualquier producto sanitario que se necesite
“En el hospital les hacen más análisis de sangre y PCR, así como resonancia magnética de tórax y alguna prueba invasiva adicional, de cuyos resultados ni les dan copia ni les informan. Se limitan a pedir cooperación durante 3 o 4 días”, desgrana la nota, que ofrece una descripción dantesca de las condiciones que padecen las víctimas. “Hay que pagar, únicamente por WeChat [una aplicación de mensajería china similar al WhatsApp], el papel higiénico, las toallas y cualquier producto sanitario que se necesite, así como el agua embotellada. No aceptan pago en efectivo o con tarjeta de crédito”, indica.
Una medida "exagerada" y "poco ética"
Fuentes del ministerio que dirige Arancha González Laya han señalado a este diario que el Consulado tiene constancia de tres casos comunicados. Ninguno de ellos está ya hospitalizado. Los españoles afectados han rehusado hablar y denunciar públicamente un trato que viola los derechos humanos, en un país que fue origen de la pandemia y ha adoptado medidas extremas para controlarla. A juicio de España, se trata de “una sorprendente y poco ética práctica”. “Ni las personas ingresadas ni los Consulados Generales en Shanghai han sido informados”, precisan. Tampoco se ha arrojado luz sobre el nivel de anticuerpos que provoca la hospitalización ni el método de selección de los sujetos a este trámite.
“La Oficina de Asuntos Exteriores de la Municipalidad de Shanghai no contesta a las Notas Verbales que recibe y tampoco da una respuesta telefónica, como es habitual”, desliza con acritud el consulado español en Shanghai. El tema está siendo abordado al nivel de las embajadas europeas sin que hasta la fecha se haya registrado ninguna contestación del lado chino. Según Exteriores, también se ha tratado en las reuniones habituales que los servicios del ministerio mantienen con el personal de la Embajada china en España, sin avances reseñables.
Las medidas también sorprenden en el ámbito médico. “Resulta exagerado enviar al hospital a personas vacunadas pero tiene sentido si tienes una estrategia Covid cero”, replica a este diario Salvador Macip, médico e investigador de la Universidad británica de Leicester. “Hay otras maneras de hacerlo sin llegar a esto. La forma más lógica y menos invasiva es obligar a que una persona haga cuarentena en un hotel durante diez días”, explica. “Va en línea de otras medidas exageradas que ha adoptado China como detectar un caso y cerrar una ciudad entera”, agrega.
El antecedente germano
Un ciudadano alemán sufrió la práctica en enero. Le practicaron “docenas de pruebas médicas” y "le extrajeron sangre una y otra vez”
La rocambolesca práctica narrada con todo lujo de detalles por España no es, sin embargo, nueva. El pasado febrero el rotativo alemán Süddeutsche Zeitung denunció el periplo hospitalario de un ciudadano alemán que, a su llegada a China, había dado negativo en PCR y una prueba de anticuerpos pero que había informado de haber pasado el coronavirus. El germano fue hospitalizado en enero y retenido contra su voluntad durante semanas en las que le practicaron “docenas de pruebas médicas” y "le extrajeron sangre una y otra vez”.
Había dado positivo en Inmunoglobulinas G (IgG), lo que indicaba haber pasado la infección y que tenía anticuerpos contra SARS-CoV-2. Entonces la legación diplomática alemana tampoco tuvo acceso a los registros médicos de su nacional ni recibió explicación alguna sobre la utilidad y la razón de las pruebas practicadas. Por aquellas fechas, con la campaña de vacunación apenas iniciando su andadura en el viejo continente, otros dos ciudadanos europeos resultaron afectados.
"No firme documentos que no entiende"
El 9 de febrero Berlín introdujo una alerta destinada a los viajeros a China: las personas que habían superado el virus y con PCR negativo o las que habían viajado en un avión donde se hubiera detectado un positivo podían ser retenidas en hospitales de cuarentena durante semanas y sometidas a pruebas “exhaustivas” e “invasivas”. Tal y como le sucede ahora a España, la diplomacia germana reconoció entonces que las autoridades chinas no respondían a las peticiones de información cursadas.
Un mutismo que ha llevado a Madrid a lanzar un desesperado ruego a los nacionales que se internen en tierras chinas. “Si va a volver a la República China en las próximas semanas, el consulado general le ruega tenga en cuenta toda esta información, no firme documentos que no entiende, utilice un traductor en el móvil para entender lo que está firmando y hagan una foto antes de entregarlos, ya que no les darán una copia”, exhorta la nota diplomática.
Silencio de Pekín
“Este consulado general, la Embajada en Pekín y el ministerio de Asuntos Exteriores, así como la Delegación de la Unión Europea en Pekín, están haciendo gestiones para que esta práctica se interrumpa con carácter inmediato”, informaba el comunicado. Una ofensiva diplomática que, de momento, ha resultado un fiasco.
El pasado viernes González Laya aseguró “estar en contacto con las autoridades chinas para entender una nueva normativa que aparentemente han introducido y que está afectando a algunos ciudadanos españoles”. “Queremos entender cuáles son las condiciones de esa nueva normativa y cómo se está aplicando para poder ayudar a nuestros ciudadanos en su retorno a China", añadió. Las gestiones no han hecho torcer la determinación de Pekín.
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