Las sillas que ocuparon el miércoles los ediles de las formaciones de derecha en el Consistorio de Granada eran un poema. Salvo, claro está, la de Luis Salvador. La ruptura del "pacto de los trapos sucios" ha dejado serios descosidos: Ciudadanos, con la expulsión de Salvador y su último edil, ha desaparecido del único ayuntamiento de capital que presidía; y, por el camino, el Partido Popular ha perdido al que fuera su cabeza de cartel. La relación entre ambas siglas ha acabado a nivel local como el rosario de la aurora. Todas las miradas se dirigen ahora hacia el Gobierno andaluz, que desde hace dos años y medio comparten populares y naranjas.
"No hay problema. Cero. Este Gobierno está blindado", responde sin titubeos Elías Bendodo, consejero de Presidencia, Administraciones Públicas e Interior y portavoz de la Junta de Andalucía, en conversación con El Independiente. Fuentes del Ejecutivo andaluz explican a este diario que la relación personal entre Moreno Bonilla y su vicepresidente y coordinador regional de Ciudadanos, Juan Marín, es "muy buena". Precisamente lo que no ocurría en Granada, donde las rencillas y los recelos no solo dominaban los lazos entre Cs y PP sino también el propio seno de sus grupos municipales.
"Operación chapucera" del PP
A estas alturas, pocos son los que cuestionan que la raíz del monumental sainete de la ciudad de la Alhambra se halla en el PP. "Si Pablo Casado hubiese mantenido el criterio que hace dos años tuvo en la Alcaldía o en la Comunidad de Madrid, donde estableció que se trataba de elegir entre Carmena y Almeida o entre Gabilondo y Ayuso, esto no habría sucedido", señala a este diario Sebastián Pérez, quien fuera candidato del PP a la Alcaldía. Pérez abandonó el partido en mayo, consciente de que el 2+2 pactado verbalmente con Salvador no iba a cumplirse. Dos semanas después, le siguieron los seis concejales del PP y dos de los ediles Cs, arrinconando a Salvador. "Si se hubiera mantenido el criterio, hoy el PP estaría gobernando Granada", apostilla.
El PP ha dejado caer Granada para certificar que Ciudadanos ya no controla a los suyos
sebastián pérez, ex presidente del pp de granada
"El PP ha dejado caer Granada para certificar que Ciudadanos ya no controla a los suyos. ¿Alguien cree que Marín controla ya a sus 20 diputados en el Parlamento andaluz?", se interroga Pérez. El desenlace del folletín granadino, con Salvador votando abiertamente al candidato socialista, ha dejado heridas evidentes en la formación naranja cuando celebra quince años de su fundación en Cataluña. Su presidenta, Inés Arrimadas, suplicó el viernes al PP que enterrara su estrategia de dinamitar el partido para reunificar el centro-derecha.
"Pido al PP que, viendo el resultado de la chapuza de la operación de Granada, se replantee el abortar esta operación chapucera, que lo está intentando en muchos sitios y no ha dado ningún fruto. El PSOE se estará frotando las manos porque si el PP se dedica a atacar a Ciudadanos, el único que gana aquí es el PSOE", señaló en Telemadrid. Arrimadas volvió a apuntar como "cerebro" del complot a Fran Hervías, ex senador de Cs por Granada y ex secretario de Organización de Cs que ejerce ahora como asesor de la secretaría de Organización del PP.
Según su relato, el equipo de Gobierno "funcionaba muy bien" pero "se mete por medio un ex compañero nuestro al que han contratado en un despacho de Génova para atacar a Ciudadanos" y que "se odiaba con Luis Salvador de siempre". El pacto de coalición en Granada, que las direcciones nacionales del PP y Cs cerraron a favor de los naranjas sin una alternancia que es más tarde negociada a nivel local, acaba quebrándose por "rencillas personales".
Los pactos de Cs con el PSOE, en la diana
Desde la dirección nacional del PP subrayan "las cinco semanas de espectáculo y contradicciones entre los propios miembros de Ciudadanos visualizando un partido roto, dividido y sin ideales". "Mientras, el PP daba total autonomía a su dirección provincial esperando que Cs cumpliese el acuerdo y no dejara Granada en manos del PSOE y Podemos", arguyen. En opinión de los populares, no existe "la mano negra" que cita la dirigencia naranja sino "descontento interno con la nefasta gestión de Arrimadas y su equipo".
Ciudadanos es un partido roto, dividido y sin ideales
"La realidad es que los acontecimientos de Granada y las constantes fugas y bajas de afiliados en toda España demuestran que la dirección de Cs no tiene ninguna autoridad sobre los miembros de su partido y tras las mociones de censura contra el PP en Murcia y Madrid han perdido toda credibilidad", aducen. Y lo ilustran con el pacto alcanzado la semana pasada por Cs en la localidad sevillana de Bormujos cuyo alcalde socialista, como sucede en Granada, también está imputado.
Génova recuerda que Cs apoya al PSOE en las capitales de Jaén, Ciudad Real, Albacete, Guadalajara, Burgos y Murcia y en municipios como Alcobendas, Alcalá de Guadaira, Mijas, Almendralejo, Lorca, San Juan de Alicante, Las Torres de Cotillas, Fortuna o Nájera. Un listado de plazas actualizado que muestra descarnadamente la guerra sin cuartel que libran populares y naranjas. Un clima bélico del que la pareja que reina en la Junta de Andalucía trata de mantenerse al margen, a pesar de las presiones de la dirección nacional del PP para que Moreno Bonilla adelante los comicios autonómicos y borre del mapa a Cs.
Aislarse del ruido, objetivo en San Telmo
Fuentes de la Junta son taxativas. "Juanma ha dejado claro que el único que tiene potestad para firmar un adelanto es él y que no va a admitir presiones de nadie", replican fuentes consultadas por este diario. De haberse optado por tal escenario, agregan, las elecciones se habrían celebrado a primeros del pasado mayo haciéndolas coincidir con la convocada por la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, que se saldaron con una arrolladora victoria del PP y la desaparición de Cs.
Los andaluces han votado cambio para que haya estabilidad. Nuestro objetivo es llevar la legislatura hasta finales del año 2022
ELÍAS BENDODO, CONSEJERO DE PRESIDENCIA Y PORTAVOZ DE LA JUNTA DE ANDALUCÍA
"Los andaluces han votado cambio para que haya estabilidad. Nuestro objetivo es llevar la legislatura hasta finales del año 2022", declara a este diario Bendodo, que niega discrepancias con Génova. "Estamos en perfecta sintonía las direcciones nacional y regional. Tanto Casado como Moreno Bonilla creen que lo mejor es agotar la legislatura", asegura.
El entorno del presidente andaluz explica que aún hay partido, con la negociación de los próximos Presupuestos en el porvenir cercano. Superada la fase aguda de la pandemia y con más de tres millones y medio de andaluces completamente vacunados, la consigna es resistirse a la tentación de las urnas, convencidos de que el electorado premiará el hecho de haber antepuesto el interés general al particular: todas las encuestas le dan claramente ganador.
Resistencia al adelanto electoral
En este momento, el escenario más posible es que los comicios se convoquen para la próxima primavera, a fin de que el Parlamento esté constituido a la vuelta del verano y que se pueda negociar con tiempo la aprobación de los Presupuestos para 2023. Todo puede cambiar en función de otras variables, pero a día de hoy la coalición con Ciudadanos no da señales de inestabilidad, pese al evidente ruido externo.
No obstante, aún quedan sorpresas por desvelarse que pueden tensar las relaciones. El flamante alcalde de Granada, Francisco Cuenca, iniciará el lunes conversaciones con otras formaciones políticas para conformar el equipo de Gobierno. No descarta la integración de Salvador y su último concejal leal, José Antonio Huertas. Fuentes del Ejecutivo andaluz subrayan que fue Marín quien dictó la expulsión de ambos pero en otros niveles del PP los acontecimientos pueden servir para blandir que existe un acuerdo secreto entre Cs y PSOE.
En su resistencia frente a Génova, Moreno Bonilla ha encontrado un insólito socio, Juan Espadas. Su rival en una contienda electoral se ha ofrecido a llegar a acuerdos con el PP y negociar leyes como la del Suelo para dar estabilidad al Gobierno sin tener que depender de Vox y sus antojos. Fuentes socialistas reconocen a este diario que la táctica está guiada por el interés propio. Espadas, alcalde de Sevilla, necesita tiempo para patearse la región, pacificar el partido y darse a conocer entre su potencial electorado.
A la malherida sucursal andaluza de Cs tampoco le interesa un adelanto. Sus expectativas son pésimas. Los sondeos le dan entre 3 y 7 ediles, lejos de los 21 actuales. Con las encuestas en la mano, la posibilidad de que el PP retenga el poder tras la próxima cita electoral es más que una realidad. Vox no facilitará, en ningún caso, que Espadas reconquiste San Telmo. La llave la podría tener Ciudadanos, su actual socio de Gobierno. Todo dependerá de que su resultado no le permita gobernar con el PSOE.
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