A cada amago de Vox de ponerle las cosas difíciles al PP o, incluso, de romper con el partido de Pablo Casado, se abren las especulaciones en torno a la sostenibilidad del gobierno de Andalucía. Pero por muy difíciles que estén las cosas, no entra por ahora en los planes de los populares un adelanto electoral. El presidente de la Junta andaluza, Juan Manuel Moreno, ha negado esa posibilidad por activa y por pasiva "aunque me beneficiase", pero Génova maneja otra variable, eso es, el riesgo de "revivir" a Ciudadanos.
Y es que ha diferencia de la Comunidad de Madrid, Galicia, Valencia, Baleares o Canarias donde hay que llegar a un mínimo del 5 por ciento del voto para conseguir representación parlamentaria, en el caso de Andalucía es del 3 por ciento. No es una situación anómala. De hecho, lo tienen así el resto de los territorios salvo las excepciones antes citadas.
Si se extrapolaran a Andalucía los resultados que los naranjas sacaron en Madrid el pasado 4-M, esto es, el 3,57 por ciento del voto, no hubieran desaparecido políticamente de mapa. Habrían resistido con unos siete diputados, sobre todo gracias a la provincias con más población como es el caso de Sevilla, Cádiz y Málaga. De este modo "uno de los titulares del día siguiente a las elecciones andaluzas sería que Ciudadanos resiste", indican fuentes populares, contra la estrategia marcada por Génova de terminar de fagocitar a la formación que fundara Albert Rivera.
No obstante, el último barómetro del Centro de Estudios Andaluces, o lo que se conoce como el CIS regional, daba todavía a los naranjas el 8,7 por ciento del voto, un porcentaje superior al obtenido en Madrid,
Olona exige un adelanto electoral y amaga con no apoyar los presupuestos andaluces
Moreno necesita así, tiempo "para consolidar su ventaja" demoscópica e ir acercándose a un escenario similar al de Isabel Díaz Ayuso, donde la batalla del centro-derecha se dirime entre dos partidos y el segundo en liza, Vox, puede acabar siendo irrelevante aún en el caso de depender los populares de sus votos.
Sin embargo, la secretaria general del grupo parlamentario Vox en el Congreso, Macarena Olona, ha vuelto a exigir un adelanto electoral en Andalucía y anunciado que van a poner las cosas difíciles en la negociación presupuestaria. El PP "piensa que Vox tiene que ser sometido a un cordón sanitario, tiene que ser demonizado, pues que sea coherente y que rindan cuentas con sus votantes", señaló este miércoles. No obstante, Moreno podría prorrogar sin problemas las actuales cuentas y acabar con ellas la legislatura.
El plan del PP con Ciudadanos avanza de forma inexorable con la aquiesciencia el propio Rivera, totalmente divorciado del giro que ha imprimido a la formación naranja su sucesora, Inés Arrimadas. Incluso algunas maniobras que pueden calificarse de incomprensibles, como el "fichaje" de Toni Cantó, responden a esa estrategia de absorción. Entienden en el PP que el valenciano "era la única cara reconocible si Arrimadas caía", la única persona que podría sostener, con respiración asistida, a Ciudadanos en sustitución de su actual líder.
No se trataba tanto de atraer a Cantó como de descapitalizar a los naranjas. Por ello, todos los pasos de Génova están medidos, independientemente de si el resultado es el perseguido. Y Andalucía es una de las joyas de la corona popular. Es cierto que el proceso de descabezamiento de Susana Díaz para sustituirla por Juan Espadas pilla ahora a los otrora todopoderosos socialistas andaluces muy debilitados, argumento a favor de un adelanto antes de que se rearmen.
Pero mientras que el escenario del centro-derecha se simplifica, en la izquierda, y especialmente en Andalucía, se hace más complejo. El PSOE tendrá que pelear el voto con Adelante Andalucía, de Teresa Rodríguez; con Podemos y, posiblemente, con Más País, si no hay antes una entente de Íñigo Errejón con Rodríguez. Un espacio fragmentado que no beneficia las opciones de Espadas.
Cada vez más cerca de la mayoría absoluta
Mientras tanto no faltan los sondeos que acercan a Moreno Bonilla a la cifra mágica de los 55 escaños de la mayoría absoluta. Todo un salto de gigante habida cuenta de que parte de los peores resultados en Andalucía, 26 escaños, y que esa noche del 2 de diciembre de 2018 muchos en Génova acariciaban la idea de imponerle una gestora con carácter inmediato. Pero Juan Manuel Moreno no sólo consiguió un acuerdo con Ciudadanos y con Vox, sino propiciar un vuelco sociológico en un territorio que desconocía otros gobiernos que no fueran del PSOE.
El CIS andaluz le dio una horquilla en su barómetro de este mes de entre 48 y 52 escaños, confirmando la tendencia al alza de los anteriores cinco meses.
El pasado 17 de junio el presidente de la Junta de Andalucía se reunió finalmente con Pedro Sánchez en Moncloa, casi dos años y medio después de ser investido, y ahí le trasladó su intención de agotar la legislatura «siempre que tenga una mayoría suficiente, mantenga el apoyo parlamentario y no me sienta acorralado». Su obligación, dijo, "no es pensar en mi interés particular» a pesar de que «las condiciones son inmejorables", pero "por encima están los intereses de los andaluces, y no les interesa», sentenció.
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