Entre todos los procesos políticos pendientes que arrancarán a partir del próximo mes de septiembre está el del cambio de liderazgo en el PSC, esto es, el relevo del también ministro de Cultura, Miquel Iceta, por Salvador Illa. Actualmente los socialistas catalanes viven en una especie de bicefalia, al menos formal, puesto que Iceta siguen siendo el primer secretario del PSC mientras que el líder de la oposición en el Parlament es el ex ministro de Sanidad.
No dejaba de ser un proceso previsible desde que Iceta y Pedro Sánchez apostaron a finales de diciembre del año pasado por una maniobra arriesgada que, sin embargo, dio sus frutos o, al menos en parte, al cambiar de caballo electoral en el último momento.
Tras semanas negando que el ministro de Sanidad fuera a encabezar la lista a la presidencia de la Generalitat en las elecciones autonómicas del 14 de febrero, se convirtió en el cabeza de lista. Ganó aquellas elecciones, pero sin posibilidad de sumar en el bloque constitucionalista y con una ERC que volvía de nuevo la mirada hacia Junts y la Cup.
Tanto en Moncloa como en el PSC esperan que se abra el proceso sucesorio e Illa quede investido con todo el poder, también el orgánico, antes de que acabe este año y dejar de arrastrar la actual situación de interinidad. Dependerá fundamentalmente de un diálogo a tres bandas, esto es, Illa, Iceta y, cómo no, Sánchez, habida cuenta de que nunca un líder del PSOE ha tenido tanto ascendente sobre el partido "hermano".
Sánchez tiene prisa por dejar a todo el partido encarrilado este 202
Oficialmente, fuentes del PSC se limitan a comentar que “igual en septiembre lo vemos”, pero el presidente del Gobierno tiene prisa por dejar a todo el partido encarrilado este 2021, y aunque el PSC no depende de él, pues se trata de otra formación política, también está entre sus planes que se ponga ya en modo electoral de cara a los distintos comicios del año 2023, locales y generales en el caso de Cataluña.
Además, la apuesta por Illa es a medio plazo. El objetivo es “intentar dividir a las bases independentistas y los indultos son para esto”, señalan fuentes socialistas en alusión a la medida de gracia de la que se beneficiaron los presos del desafío soberanista. Con Illa quieren “ganar a parte de su electorado para la causa de la sensatez” y, si la estrategia sale bien, no sólo se trata de conseguir ser la fuerza más votada en las próximas elecciones autonómicas sino conseguir que el bloque ERC-Junts-Cup no sume mayoría absoluta de los diputados.
Antes de ese escenario -si esta vez no hay adelanto electoral en Cataluña-, se celebrarán las elecciones locales en esta Comunidad “y todos los independentistas están muy enfrentados a nivel municipal”. Y sobre los ayuntamientos, que en Cataluña tienen una enorme influencia para el diseño de la política territorial, quiere el PSC ir aumentando su base electoral. Mientras tanto, Illa “no hará nada que el desdibuje como alternativa”, en buena medida porque a su izquierda tiene, además a los comunes, a los que poco menos se considera un estorbo para poder doblar el pulso al independentismo.
De modo que “el tema catalán no es Iceta, sino Illa”, dicen los medios consultados. De hecho su desplazamiento desde el Ministerio de Política Territorial a Cultura constituyó un mensaje indisimulado de Sánchez, que le apartaba, salvo cambio de última hora, de la mesa bilateral Gobierno-Generalitat que se reunirá la tercera semana de septiembre. De la misma formó parte Illa como miembro del Ejecutivo. Su presencia no estaría ahora justificada por tratarse de un foro de gobiernos. Pero Moncloa no parece querer a Iceta allí sentado.
Iceta resulta antipático para el independentismo
El todavía líder del PSC es antipático para el independentismo y la adversión es mutua. Fuera porque no visitó a Oriol Junqueras en la prisión de Lledoners -como si aquello fuera una romería de obligado cumplimiento- los soberanistas le vetaron como senador por designación autonómica para impedir que se convirtiera en presidente de la Cámara Alta. Desde entonces tienen cuentas pendientes, por lo que creen que su presencia en la mesa no ayudaría al diálogo salvo que, llegado el momento, se entienda que debe mandarse un mensaje de dureza a los interlocutores del otro lado de la mesa.
Lo que es indudable es que alguien del PSC deberá estar allí representado y si Illa no puede e Iceta resulta inconveniente la única opción es la ministra de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, Raquel Sánchez, también ex alcaldesa de Gavá (Barcelona). Por lo pronto, el Gobierno no ha querido revelar cuál será la composición de su delegación, que lo más probable, al menos para el primer encuentro, esté encabezada por el presidente del Gobierno, de un lado, y por el de la Generalitat, Pere Aragonès, de otro.
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