Fernando Reinares (Logroño, 1960) es el mayor experto en terrorismo yihadista de España. Director del Programa sobre Radicalización Violenta y Terrorismo Global en el Real Instituto Elcano, Reinares lleva años estudiando el yihadismo patrio, desde los atentados del 11-M de 2004 hasta los ataques del 17-A en Cataluña de los que se cumple este martes el cuarto aniversario. "El cambio en el perfil del yihadista en España resulta evidente cuando comparamos los integrantes de la red del 11-M con los de la célula del 17-A en Cataluña", advierte en una entrevista con El Independiente este catedrático de Ciencia Política de la Universidad Rey Juan Carlos y catedrático adjunto de Estudios de Seguridad en la Universidad de Georgetown (Estados Unidos). Su último libro, 11-M. La venganza de Al Qaeda (Galaxia Gutenberg), indaga precisamente en las entrañas del terror que golpeó Madrid.
Pregunta.- ¿Cuál es hoy la situación del yihadismo en España?
Respuesta.- El yihadismo en España se encuentra actualmente en un momento de transición, como ocurre en el conjunto de Europa Occidental. Se trata de una transición desde el reciente ciclo de movilización yihadista promovido por Estado Islámico, cuyos corolarios aún van a persistir durante algunos años, hacia una nueva situación en la que los procesos de radicalización y reclutamiento van a estar relacionados con la influencia del islamismo en el seno de las comunidades musulmanas de nuestro país y con los emergentes escenarios de conflicto en el noroeste de África o el Sur de Asia, al igual que con el paulatino retorno de Al Qaeda como organización de referencia global.
La radicalización se produce con más intensidad en comunidades musulmanas en las que los salafistas han adquirido mayor influencia y control, como en Ceuta, Melilla o Cataluña
En cualquier caso, los procesos de radicalización y reclutamiento yihadista no ocurren de modo uniforme o proporcional entre la población musulmana de España. Se producen con una frecuencia y una intensidad considerablemente mayores en las comunidades musulmanas dentro de las cuales los salafistas han adquirido mayor influencia y control, como ocurre en Ceuta y Melilla o en Cataluña, dando lugar a bolsas de radicalización y reclutamiento.
P.- ¿Qué amenaza suponen los ciudadanos con residencia legal en España retornados de Siria e Irak? ¿Existe una estrategia gubernamental para su control y rehabilitación?
R.- Quienes han sido combatientes terroristas extranjeros en Siria o Irak y consigan llegar a España sin ser detenidos suponen una evidente amenaza porque cuentan con experiencia y entrenamiento adquiridos en una zona de conflicto. Detectar a estos individuos y localizar su paradero es una prioridad de los servicios policiales y de Inteligencia españoles, como en otras naciones de nuestro entorno europeo y mediterráneo. Pero hay algún retornado identificado y localizado que, sin embargo, no puede ser objeto de un procedimiento penal porque, aun cuando se conozca su implicación como combatiente terrorista extranjero, las pruebas que requiere su eventual enjuiciamiento resultan legalmente insuficientes. En estos casos resulta necesario un seguimiento y control policial.
Los planes de rehabilitación de los retornados son decididamente mejorables
Para facilitar la rehabilitación de los retornados que han podido ser condenados existen iniciativas puntuales en el ámbito de las instituciones penitenciarias, pero los planes al respecto son decididamente mejorables. También en relación con los yihadistas que, sin haber sido combatientes terroristas extranjeros, cumplen años de condena y son excarcelados con niveles de radicalización cognitiva similares cuando no superiores a los que tenían en el momento de ingresar en prisión.
P.- ¿Se ha producido algún cambio reciente en el perfil del yihadista?
R.- Sí. Hasta 2011, hablar de yihadistas en España era sobre todo hacerlo de musulmanes radicalizados con nacionalidades extranjeras que llegaron a nuestro país como inmigrantes económicos si procedían de Marruecos o Argelia y, en menor medida, huyendo de la persecución a los movimientos islamistas en sus países de origen si procedían de, por ejemplo, Siria. A partir de 2012, hablar de yihadistas en España es hacerlo principalmente de musulmanes nacidos o crecidos en el territorio español y entre quienes los que cuentan con la nacionalidad española están a la par con el resto, que son descendientes de inmigrantes venidos de países islámicos y, en una proporción bien inferior, conversos.
Ese cambio en la caracterización social del yihadista en España resulta evidente cuando comparamos los integrantes de la red del 11-M con los de la célula del 17-A en Cataluña. Todos menos uno de los primeros eran inmigrantes de primera generación. Todos menos uno de los segundos, por el contrario, habían nacido o crecido en España. Por lo demás, entre los yihadistas activos en España a lo largo de la última década hay porcentajes significativos de mujeres o de menores que no se registraban con anterioridad
P.- Con los datos publicados en mayo tras la crisis migratoria en Ceuta, ¿Es real el riesgo de que los yihadistas accedan a través de las rutas migratorias?
R.- Ese riesgo es real. En España han sido detenidos yihadistas que habían accedido al territorio nacional a través de las rutas migratorias e incluso beneficiándose de las tramas ilegales de tráfico de personas. Pero conviene no sobredimensionar esa faceta pues la realidad es que hoy, en España, resulta mucho más probable que un yihadista proceda de nuestro vecindario que de las rutas migratorias.
P.- ¿Cuál es el riesgo hoy de acciones de yihadistas en territorio nacional? ¿Cómo ha cambiado el reclutamiento?
R.- Mucho se insiste, con fundamento, en el riesgo que suponen los actores solitarios. Pero hay que tener en cuenta que la gran mayoría de los yihadistas activos en España a lo largo de la última década no estaban implicados en solitario sino en compañía de otros y dentro de células, grupos o redes a menudo transnacionales.
El papel de enlace con las organizaciones terroristas lo desempeñan combatientes terroristas extranjeros, tanto desplazados como retornados. Así fue en la célula de Ripoll
Los atentados de Barcelona y Cambrils fueron perpetrados por terroristas que encajan en este segundo supuesto. Del primer supuesto sólo hemos conocido un episodio en el mismo periodo de tiempo. Por lo tanto, conviene no dejar de advertir sobre la posibilidad de que partidarios de Estado Islámico o de Al Qaeda se articulen en pequeños elencos yihadistas que incluso lleguen a desarrollar algún tipo de vínculo con esas organizaciones más allá de la inspiración que les proporcionan sus ideologías.
A menudo, este papel de enlace lo desempeñan combatientes terroristas extranjeros, tanto desplazados como retornados. Éste fue el caso de la célula de Ripoll y su vínculo con Estado Islámico.
Por lo demás, los principales factores que determinan el reclutamiento yihadista de un joven musulmán en España son en la actualidad dos: la exposición presencial continuada a un agente de radicalización y la tenencia de vínculos de amistad o parentesco con otro individuo ya reclutado. Esto no significa que no exista el reclutamiento online, pero la evidencia empírica de la cual disponemos revela que, una vez radicalizados en las actitudes y creencias del salafismo yihadista, quienes se implican en actividades relacionadas con el terrorismo lo suelen hacer condicionados por los dos factores que he mencionado.
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