Un paraíso “pequerin” entre montañas. Enclavado en los Pirineos centrales y atravesado por el río Garona, el Valle de Arán es un “procés” pendiente dentro del “procés” que ha vivido Cataluña desde hace cerca de una década. Aquí, en la frontera con Francia, no encontrará el lector sentimientos excluyentes. Bajo las cumbres del Montardo o el Mauberme y entre tesoros del románico, las identidades son una ecuación híbrida y complementaria. Una realidad, desconocida incluso en el resto de los confines catalanes, que pide el paso y la palabra.
A Amador Marqués, alcalde de Bossòst (1.100 habitantes), le encaja describir su identidad a partir del juego de una matrioska. “Es una identidad muy abierta. Me siento tranquilamente aranés, pirenaico, catalán, español y europeo. Es una suma que me enriquece”, explica a El Independiente el regidor, representante de Unitat d'Aran, un partido aranés aliado de los socialistas catalanes. “Es que lo que está fuera del planeta es la tendencia contraria, la de encerrarse en una identidad aislada e ir por un camino que choca con la realidad del siglo XXI”, dice Marqués en un recado abierto a quienes se sientan en el Palau de la Generalitat.
Cuando hace un lustro los independentistas catalanes se enredaron en el referéndum, los habitantes del Valle de Arán -compuesto de nueve municipios - se revolvieron de la silla. Exigieron entonces su derecho a, si la independencia fructificaba, celebrar una consulta paralela para resolver su encaje y evitar su desconexión con el resto de España. “Eso sigue estando pero también es cierto que en aquellos momentos mucho más fibrosos, seguramente se expresaban más”, opina Juan Antonio Serrano, alcalde de Vielha e Mijaran (5611 habitantes), el municipio del Valle que ejerce de capital de la comarca.
LA ESPAÑA CENTRÍFUGA
Más que una comarca
La de Arán es una comarca inclasificable, una realidad administrativa única en Cataluña. Desde 1991 está gobernada por el Consejo General de Arán, un órgano autónomo integrado por trece miembros procedentes de las seis circunscripciones o tercios históricos que son escogidos por elección directa, a través de listas cerradas y conforme al sistema D'Hondt.
En la actualidad, nueve pertenecen a la coalición de Unitat d'Aran y el PSC. Los cuatro restantes son de Convergència Democràtica Aranesa, la otrora sucursal aranesa de Convergencia Democràtica de Catalunya que rompió relaciones con los posconvergentes en 2016. Hace dos años, la exdiputada de la CUP Mireia Boya presentó candidatura al pleno aranés cosechando un estrepitoso fracaso.
El Consejo General fue la crónica de una restitución histórica. “En el siglo XIV Jaime II otorgó a los araneses el privilegio del que proceden los derechos históricos. Los liberó de carga feudal y les garantizó uso libre de los bosques, las aguas, los molinos o los ríos”, detalla a este diario el historiador Arturo Calbetó.
“A partir de ahí el valle se organiza como entidad política propia hasta 1834, cuando es disuelto por la reina regente María Cristina. El Consejo General está formado entonces por seis consejeros y seis prohombres procedentes de los seis tersones, las seis circunscripciones del Valle”, evoca. “Es de destacar que el Consejo General del Valle perdura 120 años más que la Generalidad de Cataluña. Nuestro pasado histórico está mucho más cerca que el de los catalanes”, despacha Calbetó.
La aranesa es una realidad perfectamente comparable y paralela al 'procés' catalán
ARTURO CALBETÓ, HISTORIADOR ARANÉS
Como una espiral interminable, los lugareños del Valle se quejan de que Barcelona aplica con ellos el mismo maltrato que los independentistas atribuyen al “Estado español”. “Es una realidad perfectamente comparable y paralela. Y se les ha dicho por activa y por pasiva, de todas las maneras posibles pero les sigue costando”, denuncia el historiador. “Desde la aprobación del estatuto de Cataluña en 1980, estuvieron diez años para restablecer el Consejo General. Han sido siempre muy reacios a reconocer el hecho diferencial aranés. El presidente Jordi Pujol era tremendo en este sentido”, desliza.
"Estamos un poco en tierra de nadie. A veces se ha intentado explorar una vía intermedia que sea reconocida incluso constitucionalmente, a modo de los cabildos canarios"
AMADOR MARQUÉS, ALCALDE DE BOSSÒST
Hoy el Valle vive como un “rara avis”, protagonista de una peculiar autonomía, incompleta según a quien se pregunte y responda. “Ni sentimentalmente nos consideramos una comarca catalana más. Nos chirría bastante cuando se habla del Valle como comarca”, admite Marqués. “Es que no somos una comarca más. Tenemos reconocidos una serie de derechos históricos muy diferentes al resto de comarcas de Cataluña y España”, precisa Serrano. A juicio del regidor de Bossòst, se trata de una situación que tal vez necesitaría enfundarse un nuevo traje.
“Estamos un poco en tierra de nadie porque administrativamente se nos considera un ente local como Consejo General pero es verdad que realmente no funciona como tal porque es una administración con un carácter territorial, a medio camino entre el ente local y el provincial”, argumenta Marqués. “A veces se ha intentado explorar una vía intermedia que sea reconocida incluso constitucionalmente, a modo de los cabildos canarios o siguiendo ese modelo. Eso nos daría mayor interlocución política y respondería mejor a la realidad de la gestión de competencias que hoy ejercemos”.
Olvidados en la frontera
Hallar la palabra que describa el estatus de Arán no oculta las reivindicaciones económicas y de inversiones, la principal lucha del Valle. “El desarrollo de esas competencias que nos han otorgado está costando mucho porque, de algún modo, Cataluña no es consciente de nuestra realidad. En el momento en que cruzan el túnel de Vielha, por la distancia también que estamos de los centros de decisión, se olvidan de que todo lo que hay que hacer”, replica gráficamente Serrano.
Para proteger y dinamizar el aranés recibimos de la Generalitat 60.000 euros anuales cuando paga 600.000 a la Comunidad Valenciana
JUAN ANTONIO SERRANO, ALCALDE DE VIELHA e Mijaran
“Lo principal es una falta absoluta de buenas comunicaciones. Toda la zona costera mediterránea se ha desarrollado muchísimo en los últimos 30 o 40 años. Huesca, limítrofe a Lérida, ha tenido un desarrollo muy importante en los últimos los últimos años. Y aquí nos hemos quedado un poco descolgados”, aduce.
Una geografía montañosa que dispara el presupuesto de cualquier infraestructura y que, según Calbetó, está en el ADN de la zona, como la Olla aranesa, la trucha o la truhada aranesa -una especie puré de patatas- se cuentan entre sus manjares gastronómicos. “Es una geografía muy definida, rodeada de montañas, con tres únicas salidas que le confiere una especie de autarquía. Los otros factores son la historia, la lengua, la cultura y el querer ser, la voluntad de los araneses de ser ellos mismos”, enumera el historiador, inquieto por la salud del aranés, una variedad gascona del idioma occitano.
Según las estadísticas oficiales, lo hablan con plenas competencias unos 2.700 habitantes. “En la enseñanza la situación es muy buena. En los medios, así así. Hay una hora de televisión a la semana y un programa de radio diario. Donde más falla es a nivel de calle. Se oye más castellano y catalán que aranés”, se lamenta Calbetó. Desde 2010, el aranés es lengua cooficial de toda Cataluña pero en los despachos se vuelven a quejar por el parné. “Para proteger y dinamizar la lengua recibimos de la Generalitat 60.000 euros anuales cuando resulta que Cataluña está pagando 600.000 euros anuales a la Comunidad Valenciana para el desarrollo del catalán. Son cosas que nos hacen sentirnos olvidados”, comenta Serrano.
Del pastoreo al turismo de nieve
La nieve obró hace décadas la transformación de su economía, la mudanza desde la ganadería y la explotación forestal al turismo y el esquí. La afamada estación de Baqueira Beret, abierta en 1964, es una de las joyas del Valle, una de las razones que explican que aquí la despoblación no se haya cebado con los pueblos de casas de piedra y tejados de pizarra. “La nieve es un gran motor que ha dado progresos al Valle durante mucho tiempo pero debemos ser capaces de pensar en alternativas durante todo el año para que nuestros jóvenes también puedan arraigarse aquí”, subraya Marqués, que con 37 años representa a las nuevas generaciones de la comarca.
La nieve es un gran motor que ha dado progresos al Valle durante mucho tiempo pero debemos ser capaces de pensar en alternativas
AMADOR MARQUÉS, ALCALDE DE BOSSÒST
En un tiempo de identidades que colisionan, los araneses proponen una tercera vía. Ya lo avisaron en los meses previos al 1-O de 2017. “El problema es que cuando se abre ese melón [el de la independencia], nunca se sabe por dónde cortarlo. Si Cataluña se considera sujeto político, entonces, por las mismas razones, yo creo que el Valle de Arán también tendría que ser considerado un sujeto político propio y por lo tanto tendría ese supuesto derecho a decidir que tampoco sabemos bien qué significa bien”, responde Marqués. “Aquí hay también una voluntad de ser pueblo diferenciado con cultura, identidad e instituciones propias”.
En la difícil orografía del Valle quisieran trabar una relación de tú a tú con la urbe que crece a orillas del mediterráneo, en coordenadas completamente distintas. “En Cataluña y España son centralistas al cien por cien. Es mi crítica absoluta al funcionamiento centralista de España y las comunidades desde sus capitales”, esboza Serrano. Nadie oculta que, como en una vieja centralita de teléfonos, a las clavijas les cuesta encajar, encontrar el camino hacia la conferencia. “Es que son un poco imperialistas. Les sabe mal que haya un pequeño pedazo de su territorio que no le siga la corriente”, señala Calbetó.
"Los independentistas catalanes son un poco imperialistas. Les sabe mal que haya un pequeño pedazo de su territorio que no le siga la corriente"
ARTURO CALBETÓ, HISTORIADOR ARANÉS
El historiador, alejado de la primera línea política, reconoce que en el Valle independentistas catalanes los hay. “En algunos sectores como la enseñanza y la sanidad. Son cada vez más influyentes. Y no digo que alguna vez lleguen a superarnos”, indica. “Son un poco como los talibanes. No entienden nada. Les importa poco que se hunda Cataluña, que pasen diez años malos. Ellos quieren la independencia y no renuncian a ello”, opina. Un procés enroscado a otro entre cimas que superan los 2.000 metros. “El Valle de Arán es un paraíso entre montañas que siempre ha estado abierto a todo el mundo. Exigimos respeto a nuestra lengua, historia y autonomía”, concluye Serrano.
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