Mohamed Atta, el elegido por Al Qaeda para dirigir al equipo encargado de secuestrar los aviones que sembraron el terror el 11 de Septiembre de 2001, convirtió España en uno de los escenarios donde se prepararon aquellos ataques que estremecieron el mundo. Su presencia en nuestro país está, veinte años después, jalonado de certezas pero también de sombras que la investigación internacional no ha despejado.
Atta, que residía en Alemania desde 1992 y que fue pieza clave de la célula de Al Qaeda en Hamburgo, pasó en al menos dos ocasiones por España en los meses previos a los atentados. En su libro “Banderas negras, cómo la tortura hizo descarrilar la guerra contra el terror después del 11-S”, el ex espía del FBI Ali Soufan informa de uno de aquellos viajes, acaecido en julio de 2001. Ramzi Binalshibh, un yemení que había sido compañero de piso de Atta, debía enrolarse en su comando pero no logró el visado para acceder a Estados Unidos. Fue detenido un año después de los atentados y en los interrogatorios con Soufan desveló esa conexión española. Fue él mismo, en calidad de enlace con Al Qaeda, quien se encontró con el egipcio en suelo español.
Atta procedía de Miami. “Al principio de la segunda semana de julio de 2001, Atta voló a Madrid donde alquiló un coche y condujo hasta Tarragona. El 9 de julio llegó al hotel Mónica, de cuatro estrellas, acompañado por un hombre de apariencia árabe que los investigadores creen que fue Said Bahaji, ex compañero de piso de Atta en Hamburgo”, esboza el periodista Yousri Fuda en un libro que reconstruye los preparativos del mayor ataque de la organización de Osama Bin Laden en territorio estadounidense.
“La célula de Hamburgo, liderada por Atta, fue la célula que efectivamente preparó y y gestionó la ejecución de los atentados, aunque buena parte de los suicidas le fueran facilitados a través de Al Qaeda central entre las redes saudíes con que contaba en aquellos momentos”, reconoce a El Independiente Fernando Reinares, director del Programa sobre Radicalización Violenta y Terrorismo Global en el Real Instituto Elcano. “La investigación posterior a los atentados del 11-S permitió saber que aquella célula tenía conexión con otra, la que Al Qaeda estableció en 1994 en España y que había crecido hasta conformarse como una célula extensa y con muchas conexiones internacionales”, agrega.
La célula tomaba el sobrenombre de su líder, el hispano-sirio Abu Dahdah. “Existieron efectivamente conexiones directas entre ambas células. El teléfono de Abu Dahdah estaba a disposición de los miembros más relevantes de la célula de Hamburgo”, indica Reinares. “Por ejemplo, Atta junto a Ramzi Binalshibh vinieron a España, donde se reunieron para ultimar algún detalle muy posiblemente relacionado con la fecha concreta en la que iba a ocurrir el 11-S y que Atta comunicó a Ramzi para que éste se fuera, como hizo, a Afganistán a través de Turquía, para comunicárselo en persona a Osama Bin Laden”.
"Atta llegó a Madrid el 8 de julio. Se hospedó en la habitación 109 del Hotel Diana Cazadora. Binalshibh tomó al día siguiente un vuelo de Hamburgo a Reus, en la provincia de Tarragona", desgrana Reinares en "11-M: La venganza de Al Qaeda" (Galaxia Gutenberg). "Binalshibh y Atta se vieron, para ultimar detalles del 11-S, entre las localidades de Salou y Cambrils. Atta se alojó en el Hostal Residencia Montsant de la primera y Binalshibh en el Hotel Mónica de la segunda", agrega el experto español.
El facilitador de aquella reunión fue Amer Azizi, "nacido en Casablanca y residente en Madrid más de una década antes de huir a Pakistán en otoño de 2001", señala Reinares. Entonces era el "número dos" de la célula española de Abu Dahdah. Azizi sería luego, tres años después, el cerebro del 11-M que desangró Madrid. Aquella operación terrorista, aprobada por la cúpula de Al Qaeda, fue asumida -subraya Reinares- como "un ajuste de viejas cuentas con la cruzada España". "Azizi tomó en diciembre de 2001 la decisión de atentar en España por venganza, tras eludir su detención en el curso de la operación antiterrorista que desarticuló la célula de Al Qaeda, a la cual pertenecía, y que encarceló a la mayoría de sus miembros".
Otro de los hombres clave de la conspiración que llevó al 11-S y de su conexión española es, como apunta Reinares, Zacarias Moussaoui, un francés de origen marroquí que fue arrestado en agosto de 2001 por el FBI en Minneapolis mientras se formaba como piloto de aviones comerciales. Moussaoui se preparaba para una segunda oleada de ataques que no llegó a producirse y bajo el sobrenombre de "Shakur" mantuvo muy probablemente contacto telefónico con Abu Dahdah donde ambos celebraron entre risas haber "entrado en el campo de la aviación".
Cumbre terrorista en un hotel catalán
El encuentro en Cataluña, entre los municipios de Salou y Cambrils, reunió a al menos cuatro personas y se prolongó desde el 10 al 19 de julio. Atta regresó a Atlanta haciendo escala en Madrid y Berlín y dos semanas más tarde, como recuerda Fuda, llegaron a la cuenta bancaria de unos de los dirigentes de Al Qaeda en EE.UU. dos transacciones financieras. El ataque apuraba ya sus últimos flecos. Las pesquisas posteriores descubrieron que los teléfonos de varios miembros de la célula ibérica de Al Qaeda se encontraban en la misma zona aquellos días y debieron actuar como facilitadores de la logística de aquella suerte de cumbre terrorista.
Interrogado por este diario, Soufan, que encabezó desde el FBI el esclarecimiento del 11-S y los fallos de inteligencia que llevaron a su ejecución, reconoce que España actuó “como el aliado y el amigo que es de EEUU” en la tarea de reconstruir los pasos de Atta por España. “Sabemos que España fue empleada como escenario de reuniones logísticas para preparar e informar a Al Qaeda de los progresos en la planificación de los ataques”, señala a este diario Soufan. “Ramzi me dijo personalmente que se había encontrado con Atta en España para discutir precisamente los avances en los preparativos”.
Dos décadas después, sin embargo, quedan aún zonas de sombras en el periplo español de Atta. “Hubo dos pasos de Atta por España y del primero, en realidad, se sabe muy poco”, reconoce Reinares. Esa primera visita se realizó el 4 de enero de 2001 y, como la siguiente, aterrizó en Madrid procedente de Miami. “Hay informaciones no confirmadas de que estuvo preguntando por formación en simuladores de aviones civiles cerca del aeropuerto de la capital española. Desde allí, volvió a Alemania para una visita corta”, indica Fuda.
Atta regresó a EE.UU. el 10 de enero, en este caso, directamente desde Berlín. “Lo que se sabe del segundo tiene sus límites lógicamente porque esto se pudo rastrear a posteriori una vez que se tuvo conocimiento de los individuos que habían participado en los atentados del 11-S y de las conexiones y viajes que habían realizado”, sostiene Reinares.
Toda aquella tupida red de conexiones entre España y el 11-S condujeron en el otoño de 2001 al desmantelamiento de la célula en territorio nacional. "Una vez aparecida toda esta evidencia resultó inevitable proceder cuanto antes al desmantelamiento de la célula de Al Qaeda en España. La Operación Dátil fue la mayor operación desarrollada contra Al Qaeda en el ámbito de Europa occidental después del 11 de septiembre", recalca el experto español del Real Instituto Elcano. Los que no fueron detenidos -entre ellos Azizi, Said Berraj, Serhane ben Abdelmajid Fakhet o Jamal Zougam- emprendieron entonces el camino hacia el sangriento 11-M. Said Bahaji, otro miembro de la célula de Hamburgo que huyó de Alemania en 2001, llegaría a convertirse en "adjunto al responsable de la acción exterior" de Al Qaeda central hasta su liquidación en 2005.
“Probablemente haya cosas que nunca sabremos como, por ejemplo, las conversaciones que aquí tuvieron Atta y algún otro miembro importante de Al Qaeda que residía en esa zona de España y que después se trasladó a Afganistán en compañía de otro miembro de la célula de Hamburgo que no había obtenido la autorización pertinente para entrar en EE.UU.”, apunta el experto español en yihadismo. “Eso amplía los rangos de conexiones y nos señala cuál fue la magnitud de las mismas”, concluye.
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