Moncloa no puede dejar de ocultar su satisfacción con los resultados de la reunión, el pasado miércoles en Barcelona, de la llamada "mesa de diálogo" entre el Gobierno central y el de la Generalitat. No sólo transcurrió por los cauces previstos -ya se había advertido a priori que no se esperaran grandes avances- sino que Junts dio un regalo inopinado tanto a Pedro Sánchez como a Pere Aragonès.
A Moncloa, porque le beneficia la división del independentismo y, al president, porque le ha dado la ocasión de ejercer su autoridad al no plegarse a las condiciones de su socios para llevar a la cita a dos de los condenados por sedición y malversación de fondos, Jordi Sánchez y Jordi Turull, indultados, pero inhabilitados para cargo público, lo que para el Gobierno central significa que Aragonès "ha crecido medio metro como líder".
"Aragonés ha sabido dar un golpe sobre la mesa", agregan fuentes gubernamentales respecto a los reiterados intentos de los de Puigdemont de boicotear el encuentro. No era la primera vez que ponían en práctica la estrategia de dinamitar este foro de diálogo, de hecho, lo consiguieron en julio y en septiembre del año pasado, pero el relevo de Quim Torra por Pere Aragonès y la autonomía demostrada por éste, ha sido recibida en Moncloa como la muestra de que se abre un tiempo nuevo.
El Gobierno cree tener ahora a un interlocutor "que no se va a levantar de la mesa"
Recuerdan que no pocas veces "ERC se ha acabado plegando a la estrategia de Junts", bien por miedo escénico bien por dudas y discrepancias internas, pero Moncloa cree tener ahora a un interlocutor "que no se va a levantar de la mesa" y necesita tiempo para consolidar su liderazgo al frente de la Generalitat.
En ERC, por su parte, creen que Junts acabará sumándose a este foro. "¿O es que se van a dedicar a patalear todo el rato?", se preguntan. Los republicanos destacan la "mala imagen" que traslada a la opinión pública el plantón de los neoconvergentes y la posición imposible en que quedan en el ámbito europeo, donde les resultará difícil explicar su ausencia en un foro donde se sientan los dos gobiernos.
En el fondo subyace una cuestión no tanto de fondo como de forma, esto es, la resistencia mental de Junts a aceptar que "no lideran la mesa de negociación. Eso es lo que les duele, pero entrarán más pronto que tarde", vaticinan.
Uno de los primeros efectos del acercamiento entre el Ejecutivo y, al menos, una parte del Govern, se plasmará en la pronta negociación de los Presupuestos Generales del Estado. En el departamento de María Jesús Montero parecen convencidos de que sacarná adelante las cuentas del próximo año con el apoyo de los independentistas republicanos, que suman 13 escaños en el Congreso. Éstos, por su parte no se van a excluir de ninguna negociación. "Estamos dispuestos a hablar, a reunirnos, a pactar enmiendas...", señalan desde el partido de Oriol Junqueras.
Los republicanos no se van a excluir de la negociación presupuestaria
Los del próximo año "son unos Presupuestos muy importantes con la llegada de los fondos europeos y no vamos a hacer nada que impida mejorar la vida de la gente". Si se trata de unas cuentas "sociales", contarán con toda probabilidad con ese respaldo, aunque ERC deberá "cobrarse" alguna pieza llamativa que vender a su clientela política. Otra cosa es lo que haga Junts, pero el grupo parlamentario capitaneado por Gabriel Rufián se negó a firmar con sus socios de Govern "unidad de acción" en el Palacio de la Carrera de San Jerónimo, lo que deja autonomía a los republicanos.
De momento no han comenzado las negociaciones formales. En julio se avisó a ERC que las mismas arrancarían entre los meses de septiembre y octubre. Además de con Hacienda, hablarán los grupos parlamentarios entre sí, esto es, el socialista, el de Unidas Podemos y el de ERC. Hace un año resultó determinante el papel de Pablo Iglesias, que, en calidad de vicepresidente segundo y líder morado, puso todo su empeño en alcanzar un acuerdo con la llamada mayoría de la investidura para sacar de la ecuación a Ciudadanos. Los pactos con ERC y con Bildu tuvieron su sello.
En principio, no creen en ERC que el cambio de portavocía en el Grupo Socialista afecte a la negociación dada la buena sintonía personal que Gabriel Rufián tiene con Adriana Lastra, hoy dedicada de lleno al partido. De hecho, "seguimos hablando con ella" confiesan.
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