"No aprenden de sus errores. Pero nosotros sí tomamos nota". Esta afirmación sobre el nuevo pulso interno abierto en el Partido Popular la pronuncia un alto cargo de Vox, en cuya dirección nacional vigilan de cerca la evolución de unas encuestas por ahora muy favorables a los populares. En el partido que dirige Santiago Abascal, sin embargo, creen que es cuestión de tiempo que llegue el 'frenazo' para Pablo Casado. Ven un motivo claro: el "tiro en el pie" que, a juicio de las fuentes consultadas, se ha dado el jefe del PP por abrir una guerra con Isabel Díaz Ayuso por el control orgánico del partido en Madrid.
El éxito de la presidenta de la Comunidad de Madrid en las elecciones del pasado 4-M no sólo catapultó a los populares a nivel nacional, sino que frenó la tendencia ascendente de Vox y arrinconó a un PSOE que hasta entonces lideraba los sondeos nacionales. El pronóstico de la dirección de Génova -que apuntó a la victoria de Ayuso como el "trampolín" para que Casado llegase "cuanto antes" a la presidencia del Gobierno- se cumplió y el PP volvió a ocupar el primer puesto en las encuestas por primera vez en más de tres años.
Precisamente por eso, en Vox aseguran no entender por qué Casado ha decidido abrir una guerra con Ayuso, a sabiendas de que lo que está en juego es la división e, incluso, la desmovilización de su electorado. "Cuanto más la ataquen, más caerán", sostienen las fuentes consultadas, un diagnóstico en el que, con matices, coinciden diferentes dirigentes del PP que piden una tregua para evitar consecuencias electorales. Los de Santiago Abascal deslizan, sin embargo, que el hecho de que Díaz Ayuso haya eclipsado una vez más a Pablo Casado cuando se encontraba en su mejor momento no es casualidad, y coinciden con algunas voces de Génova que apuntan a que las "ambiciones personales" de Ayuso trascienden las fronteras de la política regional. "Ya se verá", anticipan.
Pero en la dirección nacional de Vox tampoco ocultan su satisfacción por cómo las "distracciones" internas del PP insuflan oxígeno a una formación que ha visto cómo su tendencia ascendente se frenaba también en gran parte por el 'efecto Ayuso'. El proyecto de Pablo Casado "se desmorona" porque "mientras ellos están divididos, nosotros estamos unidos", analizan las fuentes consultadas. que no dudan en centrar su estrategia en echar sal en las heridas abiertas del PP, con la vista puesta en sendas convenciones nacionales que ambos partidos celebrarán con tan sólo una semana de diferencia.
Objetivo: eclipsar a Casado
Octubre será un mes clave en el calendario político nacional. Los tres principales partidos del país -PSOE, PP y Vox- han fijado grandes actos y congresos cuya letra pequeña es la del pistoletazo de salida a una larga precampaña electoral, que contará con una primera parada en Andalucía. En el partido de Santiago Abascal no hay dudas de que su 'Vistalegre IV' -VIVA 21- no sólo seguirá la senda de los tres congresos anteriores -en los que colgaron el cartel de 'completo'-, sino que la foto final eclipsará a la que logre Pablo Casado en su Convención Nacional la semana previa. Los actos centrales del gran cónclave del PP se celebrarán el 2 y 3 de octubre; los de Vox, el 9 y 10.
Vox ha escogido el espacio de Ifema para celebrar lo que se niegan a definir como convención, sino como un "gran acontecimiento político y cultural". Desde el principio, los de Santiago Abascal buscaban un espacio abierto, para dar cabida a la mayor cantidad posible de personas respetando las debidas medidas sanitarias. Hablan de que habrá "llenazo" total, sin llegar aún a cuantificar los "miles" de personas que esperan para su particular congreso. El objetivo es el mismo que en años anteriores: desactivar al PP haciendo uso de una de sus principales bazas políticas, que no es otra que la del poder de convocatoria.
En el PP no se dan por aludidos por las advertencias de Vox. De hecho, confían en que la progresiva recuperación de su músculo electoral se verá reflejado en su gran acto del domingo 3 de octubre en la mítica plaza de toros de Valencia, un lugar simbólico que conserva el recuerdo de los cierres de campaña que precedió a las victorias de José María Aznar y Mariano Rajoy. El optimismo sigue predominando en la dirección nacional del PP a pesar de las trifulcas internas, y esperan rebosar el coso con más de 10.000 asistentes. La convención, insisten, "será un éxito". Con o sin Isabel Díaz Ayuso.
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