La Dirección General de la Guardia Civil reconoce que la vida útil de los sensores que componen los radares para la detección a distancia de las pateras que transportan a migrantes irregulares y las embarcaciones utilizadas por los narcotraficantes "se ha superado en su mayoría", por lo que la modernización de los equipos actualmente en funcionamiento y su renovación tecnológica se consideran "estratégicas".
Así lo justifica el área de Telecomunicaciones -dependiente de la Jefatura de Servicios Técnicos del Mando de Apoyo- en el pliego de prescripciones técnicas que regula el concurso para el suministro de cuatro sensores radares para estaciones de vigilancia marítima del Sistema Integrado de Vigilancia Exterior (SIVE), gestionado por la Guardia Civil. El coste total se fija en 1,42 millones de euros (355.000 euros por unidad) y se imputará al presupuesto de 2022, debiendo el proveedor que resulte servir los equipos antes del 30 de noviembre del próximo año.
El tipo de elemento a sustituir ahora es clave en el funcionamiento del sistema. El sensor radar detecta las embarcaciones a una distancia de hasta diez kilómetros y transmite una señal en tiempo real a los centros de mando y control ubicados en las comandancias de las provincias en las que está desplegado el SIVE (Huelva, Cádiz, Algeciras, Ceuta, Málaga, Granada, Almería, Murcia, Alicante, Valencia, Castellón, Tarragona, Baleares, Gran Canaria, Tenerife y Pontevedra), donde se valoran los datos y desde donde se imparten las instrucciones operativas para la interceptación.
"La modernización tecnológica del subsistema radar permitirá no solamente mejorar sus prestaciones operativas sino también, muy especialmente, abordar la reposición de unos sensores radar afectados por obsolescencia tecnológica, dado que la vida útil del parque de los sensores existentes se ha superado en su mayoría", justifica el Mando de Apoyo.
En este sentido, la Guardia Civil destaca que la incorporación del nuevo equipamiento permitirá incrementar la "eficacia operativa de las estaciones sensoras SIVE en su conjunto", toda vez que reducirá los "tiempos de indisponibilidad" y ofrecerá una "mayor fiabilidad" al sustituirse captadores "obsoletos e irreparables". Dos se ubicarán en la península y otros dos en Canarias, sin que haya trascendido la ubicación exacta.
La Guardia Civil saca a concurso el suministro de cuatro sensores radares por 1,42 millones, si bien no estarán en servicio hasta el próximo año
La mejora tecnológica del sistema empleado en tierra para la detección, identificación y seguimiento de embarcaciones se proyecta en pleno incremento de la presión migratoria a España, motivado por el deterioro de las condiciones de vida que la pandemia del coronavirus ha provocado en los países magrebíes y subsaharianos.
De acuerdo con las estadísticas difundidas por el Ministerio del Interior, el pasado año llegaron por vía marítima a España 40.106 migrantes (más de la mitad a Canarias), un 53,6 % más que en 2019. Lejos de remitir, la tendencia va en aumento en 2021. Hasta el pasado 14 de septiembre habían arribado al país por mar 22.564 migrantes, cifra que representa un aumento del 57,5 % en relación con el mismo periodo de 2020.
La utilidad de las estaciones radares del SIVE -cuyo despliegue se inició en el verano de 2002 en el Estrecho de Gibraltar- no se reduce a la inmigración ilegal. La información que proporcionan los equipos, que incluyen cámaras de vídeo e infrarrojos para disponer de visión nocturna, también es utilizada para la lucha contra el narcotráfico y ha sido determinante para la interceptación de numerosas embarcaciones cargadas de droga.
Detectar blancos
La misión principal del sensor radar es detectar blancos en su zona de cobertura y generar trazas de cada uno para su seguimiento en el centro de control. Teniendo en cuenta que dichos objetivos son pequeños físicamente, pueden ser de diversos materiales (madera, metal o neumático) y aparecen a escasa altura sobre el nivel, los equipos tendrán que disponer de los parámetros necesarios para que el número de falsos positivos "sea bajo" y para que la distancia de detección sea "suficiente", a fin de no comprometer la operatividad del resto del sistema.
En concreto, la Guardia Civil considera de especial interés dos clase de blancos, de ahí que exija que el sistema ofrecido por el proveedor garantice una respuesta eficaz a dos tipos de embarcaciones concretas: las pateras de madera, goma o fibra de cinco a siete metros de eslora, unos dos metros de manga y una velocidad de entre uno y diez nudos, así como las lanchas semirrígidas o tipo zodiac que, con una eslora de entre cinco y ocho metros, pueden alcanzar una velocidad de hasta 60 nudos. El radar tendrá que tener capacidad también para detectar "blancos aéreos de baja cota" (aeronaves de ala fija y móvil) en su área de cobertura, detalla el pliego.
En el caso de las pateras, los nuevos sensores tendrán que garantizar una probabilidad de detección de al menos el 90 % de las embarcaciones que se encuentren de la línea de costa a 16 kilómetros, distancia que se reduce hasta los 12 en caso de lluvias con una intensidad de hasta 10 milímetros por hora. En cuanto a las gomas que utilizan los narcos, se exige un radio de cobertura de hasta nueve kilómetros con idéntico porcentaje de probabilidades.
El precio que se oferte será el criterio que tendrá más peso a la hora de decidir la adjudicación (70 puntos). El resto obedece a las mejoras técnicas que ofrezcan los ofertantes, como el tiempo medio entre fallos (conocido como criterio MTBF), el aumento del plazo de garantía sobre los 12 meses exigidos o la disminución del tiempo de reparación en fábrica.
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