La noticia causó sorpresa y malestar casi a partes iguales. Este miércoles, el socialista Rafael Sánchez Acera presentó su dimisión al frente del Ayuntamiento de Alcobendas para cumplir con el acuerdo de investidura que alcanzó en 2019 con Ciudadanos, por el que ambas partes se comprometían a repartirse la Alcaldía dos años cada uno. El problema es que la crisis interna del partido naranja; las decisiones de la dirección regional por las continuas desavenencias internas; y la presión de la izquierda en Alcobendas ha provocado que, tal y como adelantó ABC, Ciudadanos haya aceptado el apoyo de Podemos para la investidura de su alcalde, Aitor Retolaza, que podría estrenarse en el cargo este mismo jueves. La cesión del partido que en Madrid dirige Begoña Villacís a la formación morada ha provocado recelos dentro de su propio grupo y tampoco ha gustado al equipo de Almeida, en cuyas filas tachan de "infamia" la operación. La grieta en Cibeles se ensancha por momentos.
En las últimas municipales, las de mayo de 2019, el PP ganó las elecciones en Alcobendas, pero salió muy mal parado. Ignacio García Vinuesa, alcalde del municipio madrileño desde 2007, obtuvo tan sólo 10 concejales, dos menos que en los anteriores comicios pero suficientes como para llegar a un acuerdo de gobierno con los cinco ediles de Ciudadanos. Sin embargo, el partido que aún capitaneaba Albert Rivera puso una difícil condición para pactar con el PP: la salida de Vinuesa del Ayuntamiento. Los liberales culpaban al ex alcalde popular de ser el instigador de la ruptura del grupo municipal de Ciudadanos en la anterior legislatura, cuando dos ediles naranjas -Horacio Rico y Ana Rojas, que no repitieron en las listas del 26-M- rompieron la disciplina de voto de la dirección del partido y permitieron la aprobación de 'Los Carriles', un pelotazo urbanístico que incluía la construcción de 8.600 viviendas.
Pero el PP no cedió, y Ciudadanos llegó a un acuerdo in extremis con el PSOE para investir a Sánchez Acera como alcalde. Socialistas y liberales acordaron un '2+2', una fórmula que ha dado más de un quebradero de cabeza a Ciudadanos en los últimos meses: en el ecuador del mandato, el regidor socialista debía dimitir para dejar paso al vicealcalde y portavoz de Ciudadanos, Miguel Ángel Arranz. No fue así. Con el visto bueno de la recién designada coordinadora autonómica de la región, Begoña Villacís -cargo al que accedió tras la salida de la política de Ignacio Aguado- el comité local de Cs decidió cesar a Arranz de sus funciones por aparentes desavenencias tanto con el PSOE como con su propio partido el pasado mes de junio, a pocos días de la convocatoria del pleno extraordinario que debía ratificarle como nuevo alcalde. Ciudadanos nombró en su lugar a otro de sus ediles, Aitor Retolaza, como alcaldable, pero Arranz se rebeló contra Villacís y el proceso se dilató.
La decisión provocó malestar interno en el partido naranja, no por afinidad con uno u otro candidato, sino porque Ciudadanos se estaba jugando su principal Ayuntamiento en la Comunidad de Madrid. Ni Villacís ni Arrimadas se lo podían permitir: Ciudadanos acababa de perder toda su representación -y la vicepresidencia- en el gobierno regional por el 'golpe' de Ayuso el 4-M. Miguel Ángel Arranz terminó rompiendo su carné naranja y en Alcobendas pasó al grupo de 'no adscritos'. El acuerdo PSOE-Ciudadanos sólo puede producirse con el voto afirmativo de los nueve concejales socialistas y de los cinco de os liberales -la mayoría absoluta está fijada en 14-, de modo que el voto del edil díscolo de Ciudadanos, que había puesto en duda su apoyo a su ex compañero, llevó al partido naranja a explorar el apoyo del único concejal de Podemos, una ecuación insólita pero que permitiría a Ciudadanos conservar uno de sus principales bastiones en la Comunidad de Madrid.
Sin embargo, hace una semana se encendió una luz de esperanza para el partido de Begoña Villacís: su edil díscolo anunció que votaría a favor de la investidura del alcalde de Ciudadanos para evitar que su ex partido terminase apoyándose en la "ultraizquierda" de Podemos. Tal y como confirma el propio Miguel Ángel Arranz a El Independiente, su decisión no ha cambiado. La sorpresa viene cuando Ciudadanos decide hacer oídos sordos al ofrecimiento de su ex edil y seguir adelante con el acuerdo con el concejal de Podemos, Eduardo Andradas. "Nadie entiende qué gana Ciudadanos con esto", insiste Arranz.
Así las cosas y salvo cambios de última hora, Ciudadanos gobernará Alcobendas hasta 2023 con el apoyo de PSOE y de Podemos. Este mismo jueves a primera hora se celebra el pleno extraordinario para ratificar la dimisión del socialista Rafael Sánchez Acera. Acto seguido, deberá convocarse la sesión extraordinaria para investir a Aitor Retolaza como nuevo alcalde de Alcobendas, un pleno que puede celebrarse desde dos horas después de la dimisión de Sánchez Acera hasta un máximo de 10 días. Fuentes municipales del PP recelan de la intención del PSOE de convocar este mismo jueves la sesión de investidura para evitar cambios de última hora y acelerar el recambio a la coalición Cs-PSOE-Podemos.
Para más inri, los portavoces socialistas y morados en el Ayuntamiento han creado sendas mesas de trabajo para la definición de los puntos programáticos que deberán ponerse en marcha de aquí a que finalice la legislatura, unas reuniones a las que, paradójicamente, no ha sido invitado el próximo alcalde de Ciudadanos. "Podemos se ha sentado a negociar sólo con el PSOE las medidas que tendrá que aplicar Ciudadanos. En otras palabras, el ayuntamiento de Alcobendas está en manos de Podemos", denuncia el ex vicealcalde naranja.
Cibeles, en ebullición
El apoyo de Podemos a la investidura de Ciudadanos en Alcobendas abre un nuevo foco de tensión en la coalición que el partido naranja mantiene con el PP en el Ayuntamiento de Madrid. Fuentes del equipo de Almeida califican de "infamia" un acuerdo que, de ratificarse en la votación, cuenta con la bendición de Begoña Villacís, e incluso hay voces en el Ayuntamiento que recelan de una hipotética estrategia soterrada de la vicealcaldesa para tensar su relación con Martínez-Almeida. Oficialmente, tanto PP como Cs han admitido "discrepancias" entre los equipos pero descartan la posibilidad de ruptura.
El embrollo político de Alcobendas también ha provocado malestar en el grupo municipal de Ciudadanos del Ayuntamiento de Madrid. Así, las fuentes consultadas defienden que los ediles naranjas no eran ni conocedores ni partícipes de un acuerdo con Podemos que aseguran no compartir, y hay quien incluso acusa directamente a Begoña Villacís de "ir por libre" en la toma de decisiones.
Las heridas que puede dejar el acuerdo en Alcobendas en la coalición Almeida-Villacís llegan pocos días después de una trifulca pública sin precedentes entre ambos dirigentes a cuenta de la supuesta candidatura de Madrid para los Juegos Olímpicos de 2036. La vicealcaldesa oficiliazó el anuncio en una entrevista en la Cadena Ser, y la 'bomba' pilló de imprevisto a José Luis Martínez-Almeida, cuyo equipo se apresuró a desmentir la noticia sólo una hora después, un movimiento que fue recibido como una deslealtad en el ala de Ciudadanos del gobierno de la capital. "No teníamos otra opción", se defendían en el otro bando. Fuentes populares llegaron a criticar el "exceso de protagonismo" de la vicealcaldesa, que quiso "ser el centro de atención" con una decisión que, aseguran, no estaba tomada. Mientras tanto, Begoña Villacís defendió su posición y se reafirmó en el anuncio: "No creo que Almeida vaya a negarle unos Juegos Olímpicos a Madrid", argumentaba.
Ayuso critica al "Cs de Villacís"
La afrenta política de Alcobendas ha salpicado incluso a la política regional. Ayer mismo, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, publicó un tuit en el que se hacía eco del acuerdo entre Ciudadanos, PSOE y Podemos -pese a que fue el PP el que ganó las municipales- y criticó al "Ciudadanos de Villacís" que "vuelve a apoyarse" en socialistas y morados para "ir contra la voluntad de las urnas en Madrid". "Esto es Ciudadanos", finalizaba Ayuso, muy crítica en Twitter. Y no fue la única. Otros cargos del PP de la Comunidad de Madrid, como Alfonso Serrano o Ana Camins, criticaron la posición de Villacís en Alcobendas, afeando que, en su día, PP y Cs contaban con mayoría absoluta en la ciudad. "Ahora Ciudadanos, por mantener el poder, sumaa Podemos a la ecuación", zanjaba el portavoz de los populares en la Asamblea de Madrid.
Begoña Villacís decidió responder también en redes sociales a la afrenta planteada por la presidenta madrileña, aseverando que el acuerdo de Alcobendas entre PSOE y Ciudadanos se firmó "hace dos años" y "no es de ahora", sin mencionar el +1 de Podemos y las implicaciones de ese voto. La vicealcaldesa no se quedó ahí y recordó a Ayuso que gracias a Ciudadanos los populares tienen 12 alcaldes, incluido el de Madrid, "que no lo hubiesen sido sin Ciudadanos", afeaba.
El Escorial, otro punto de fricción
El de Alcobendas no ha sido el único acercamiento de Ciudadanos a Podemos en la Comunidad de Madrid. Hace unas semanas, la sangre también llegó al río por el apoyo de una concejal de la formación naranja en El Escorial, Marta de la Vera, a una moción de censura que presentaron PSOE y Podemos en el Ayuntamiento para descabalgar al PP, lo que también encendió las alarmas de los populares en el Ayuntamiento de Madrid. Sin embargo, en esa ocasión la propia Begoña Villacís aseguró que el partido no respondía de la decisión de su edil en El Escorial, y se refirió al episodio como "un caso aislado".
Para calmar las aguas, la vicealcaldesa se puso en contacto con el presidente -en funciones- del PP de Madrid, Pío García Escudero, para explicarle que no se había producido ninguna deslealtad por parte de su formación política en los acuerdos alcanzados con los populares. Pero el río baja de nuevo revuelto, y la relación entre PP y Cs se deteriora por momentos. En el Ayuntamiento de Madrid, insisten: se agotará la legislatura y en 2023 "los ciudadanos hablarán".
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