A principios de los años 70, José Padilla Alcalá y cinco vecinos del pueblo hicieron la maleta y emigraron a Zúrich (Suiza) para trabajar como peones de albañil. Ellos abrieron una senda por la que después han transitado miles de huesenses en busca de un jornal. Y lo siguen haciendo. De este pequeño municipio de la comarca jiennense de Sierra de Cazorla salen cada año centenares de temporeros para la vendimia en Francia, el níspero en Alicante, la hostelería en la Costa Brava en verano...
Esa tradición emigrante ha marcado generación tras generación desde hace cerca de medio siglo a los habitantes de este pequeño municipio de Jaén (2.490 habitantes) que tiene como vecino más ilustre a Antonio Chamorro Daza, un médico de militancia socialista que llegó a ser jefe de Investigación del Laboratorio Pasteur durante su etapa como refugiado político en París y que centró parte de sus esfuerzos en indagar sobre el origen hormonal del cáncer de mama. Falleció en Bañolas (Gerona) el 7 de marzo de 2003, justo 45 días antes de haber cumplido los 100 años. Un monolito en el Parque de la Ciencia, unos premios anuales con su nombre y la rotulación del futuro consultorio médico dan fe de la vinculación.
El pueblo temporero que vio nacer al camarada Chamorro es hoy el municipio de España que ostenta la menor renta disponible (11.673 euros por persona) tras desbancar del último puesto a Zahínos (Badajoz), según las estadísticas publicadas este miércoles por la Agencia Tributaria. Los datos proceden de los declarantes del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) en la campaña de 2019: exactamente 1.226 en el caso de Huesa.
"Somos un pueblo cuya economía depende básicamente del monocultivo del olivar en pequeñas parcelas, por eso hay tanta temporalidad laboral y emigración a otros territorios. Para que pueda hacerse una idea, la Subdelegación del Gobierno expidió el año pasado 725 certificados para convalidar las peonadas en el extranjero", explica a El Independiente Ángel Padilla Romero, alcalde de la localidad por el PSOE desde 2015. El regidor es el menor de los diez hijos de Padilla Alcalá y, como él, también fue un temporero en su etapa de estudiante: "Para no ser un parásito de mis padres, yo me iba a Francia a la vendimia, a hacer el níspero, a campañas de aceituna en vacaciones...".
Una de las razones que explican esa posición en el escalafón elaborado por Hacienda es de índole demográfica. De los 2.490 habitantes, el 17 % tiene más de 65 años y el 16,2 % está por debajo de la mayoría de edad. Desde la década de los 50, cuando alcanzó la cota con unos 4.400 vecinos, la curva empezó a dibujar una línea descendente -especialmente acusada entre los años 60 y 80 del pasado siglo- que ha situado la población al nivel existente en la década de 1910.
Segundas generaciones
Pero, sobre todo, por las características de la economía local. La aceituna marca el latido de Huesa, que cuenta con una cooperativa olivarera (Nuestra Señora de la Cabeza) como única industria. Cuando en febrero acaba la campaña, una parte de los vecinos abandona el pueblo para trabajar como temporeros en otros puntos de España y de Europa. De marzo a abril, la recogida del níspero en Alicante; de junio a julio, la cereza en Francia; labores de poda y mantenimiento del viñedo en La Rioja; la temporada turística en Platja d'Aro (Gerona) y la vendimia en Francia (septiembre). Y vuelta a empezar. Un año tras otro.
"Como consecuencia de la emigración que hubo el siglo pasado desde las zonas rurales a las urbes en busca de oportunidades laborales, buena parte de la geografía española y de Europa está repleta de varias generaciones de gente de Huesa. En Elche, Madrid, Gerona, Francia, Suiza... e incluso Argentina. Diríamos que hay ya el doble de población en segundas generaciones fuera de Huesa que en Huesa", explica Ángel Padilla.
La vendimia en Francia, el níspero en Alicante, la construcción en Suiza y la hostelería en Gerona, algunas de las campañas a las que acuden los vecinos de Huesa
Desde su llegada a la Alcaldía, una de sus prioridades ha sido contribuir a diversificar la economía local, que desde los años 2000 ha encontrado otro esperanzador pilar. Con unas 40 granjas, Huesa concentra el 30 % de la carne de pollo que se produce en toda la provincia de Jaén. "Sin hacer la guerra a nadie, pretendemos que el valor añadido se quede en la zona y no sean otras empresas las que hagan el despiece del animal y la posterior venta. Hay que ir con la luz larga, la luz corta es para no tropezarse", bromea el regidor.
A fin de fijar población, la corporación municipal ha reservado en el Avance del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) casi 100.000 metros cuadrados para levantar un polígono industrial en la zona suroeste del pueblo que confía en poder financiar con fondos del Plan de Transformación, Recuperación y Resiliencia (Next Generation). "Nuestra lucha ha sido por asentar a la población y evitar que nuestros jóvenes, cuando terminen de estudiar, vean que su futuro está fuera de la localidad. Para eso, claro, hay que crear los mimbres de la cesta para poder darle forma luego", añade Ángel Padilla, que aboga también por la diversificación de cultivos con la apuesta por plantaciones de almendro y pistacho.
Nuevas tecnologías
El alcalde tiene en el perfil de su Whatsaap una frase que lleva como lema y que fue de las primeras que le enseñó a su hija Estela cuando ésta tenía tres años. "Ante problemas, soluciones; no lamentaciones". Según detalla, cuando llegó al cargo hace seis años, el Ayuntamiento de Huesa arrastraba una deuda de dos millones de euros y tardaba unos 500 días en pagar a sus proveedores, que cobran hoy "entre siete y ocho días" después tras haber logrado sanear las cuentas. Su lamento ahora es las competencias que otras administraciones les hacen asumir sin que eso vaya acompañado de financiación adicional.
"¿Futuro? Si algo nos ha enseñado esta pandemia es que las nuevas tecnologías son fundamental y sobre todo en las zonas rurales. El teletrabajo, poder montar un negocio y vender desde casa tus productos es un nicho importante por explorar. Creo que eso nos ha abierto un camino, la pandemia nos ha ayudado a acelerar ese proceso de alfabetización. Tenemos claro el camino: diversificar la economía poniendo en valor lo que tenemos, buscar alternativas de cultivo y completar el ciclo integral con la carne de pollo", resume.
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