Una vez que la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, cumpla con el trámite preceptivo de entregar a la presidenta del Congreso de los Diputados, Meritxell Batet, el proyecto de los Presupuestos Generales del Estado, arranca un proceso parlamentario de tres meses en el que el Gobierno tendrá que ir superando varios obstáculos. El primero será el debate de las enmiendas a la totalidad.
Y no parece que Moncloa albergue ningún tipo de temor respecto al resultado de la votación, una vez que dan por seguro que "contaremos con el apoyo del PNV y de ERC como poco, para que éstas no prosperen". Lo explican fuentes gubernamentales con un argumento: si las cuentas se devuelven al Ejecutivo "no hay nada que negociar con ningún grupo político" y tanto a los nacionalistas vascos como a los independentistas catalanes les interesa sacar contrapartidas que vender a su "clientela" política.
Hace un año se presentaron siete enmiendas a la totalidad de los Grupos Parlamentarios de PP, Vox, Junts, Coalición Canaria (CC), Foro Asturias, BNG y la CUP. Fueron rechazadas incluso por Ciudadanos, que negoció con el Gobierno hasta el final su apoyo presupuestario para que Pedro Sánchez no dependiera ni de ERC ni de EH-Bildu. Pero este año, la posición de los naranjas será diametralmente opuesta. "España está en un proceso de subasta con un precio muy alto que pagaremos el conjunto de los españoles", dijo este jueves Edmundo Bal con su habitual vehemencia.
María Jesús Montero reconoce un "contacto fluido" con ambos grupos
“Hoy no se están aprobando en el Consejo de Ministros los Presupuestos Generales del Estado, si no los Presupuestos particulares de Sánchez” caracterizados por dar “más privilegios a una parte del territorio y más agravios para el resto”, agregó en alusión a Cataluña y País Vasco.
María Jesús Montero reconocía ayer tras la reunión extraordinaria del Consejo de Ministros que hay un "contacto fluido" PNV y ERC apuntando a que ya habían puesto sobre la mesa peticiones referentes a inversiones y "proyectos estratégicos" que no especificó. También que, en paralelo, hay otras exigencias que tienen "que ver con competencias y transferencias que forman parte del acuerdo de investidura". A continuación dijo desear que ambos "sean razonables a la hora de plantear sus demandas", aunque algunas de ellas ya se han incorporado al proyecto de Presupuestos.
Tras apelar a la discreción para que las conversaciones lleguen "a buen puerto", el Ejecutivo es "muy consciente de cuál es la aritmética parlamentaria", por lo que se está en contacto también con todos los grupos que "han manifestado su disposición para apoyar o intentar negociar las cuentas públicas". Aquellos que hicieron posible la moción de censura en 2018 y la investidura de Sánchez en enero de 2020, "son socios prioritarios en el diálogo", expresó Montero.
El primer examen de las enmiendas a la totalidad lo superó Moncloa hace un año con nota
El primer examen de las enmiendas a la totalidad lo superó Moncloa hace un año con nota. Pues sumó 198 votos que rechazaron devolver las cuentas al Ejecutivo, de modo que se pudo abrir el trámite parlamentario marcado por las enmiendas parciales, auténtico terreno de juego para las negociaciones y presiones políticas. No deja de peligroso, porque basta que se rechace un sólo capítulo del mamotreto presupuestario para que decaiga por entero.
La mesa del Congreso deberá aprobar el calendario de los plenos, de las comparecencias en comisión, en las que cada ministro explica las cuentas de su departamento, y de los plazos de enmiendas. Este 2021 va el calendario incluso adelantado con respecto a 2020, dado que las cuentas del Estado no pasaron por la mesa del Consejo de Ministros hasta el 27 de octubre. El proceso culminó entonces el 3 de diciembre, cuando Pedro Sánchez aprobó sus primeros presupuestos, cosa que no pudo hacer ni en 2019 ni en 2020.
De hecho, el proyecto de presupuestos para 2019 recibió un enorme varapalo pues ERC, que presentó enmienda a la totalidad, sumó sus votos al resto de los grupos que también pidieron su devolución, esto es, PP, Ciudadanos, ERC, PdeCat, Foro Asturias y Coalición Canaria. Pero no sólo, porque Bildu y hasta dos diputadas de Unidas Podemos se pusieron del lado de éstos. El abrumador rechazo acabó con Sánchez convocando elecciones generales en abril de 2019 y una posterior repetición en noviembre de ese mismo año.
ERC no oculta su disponibilidad a sentarse a hablar y a negociar
El escenario parece, día de hoy, diametralmente distinto. ERC no oculta su disponibilidad a sentarse a hablar y a negociar, por convencimiento propio, -mejor Sánchez que la alternativa PP-Vox-, y también por la necesidad de no cerrarse puertas en Cataluña si las cosas con Junts se siguen deteriorando y necesita tirar del PSC para aprobar las cuentas regionales.
Nuevas inversiones, además de la Ley Audiovisual, de Memoria Democrática y de Universidades están sobre la mesa de negociación. Se ha despejado el debate en torno a la ley de Vivienda, que da cobertura a la legislación catalana, aunque ha habido un cierto "ataque de cuernos" respecto a cómo Unidas Podemos la ha vendido en provecho propio sin recordar que este era un frente común con ERC y EH-Bildu.
"El año pasado ya decían que no íbamos a tener Presupuestos, que el Gobierno iba a durar poco, que no iba a haber estabilidad y vamos a agotar los cuatro años y seguir escuchando lo mismo", reprochó este jueves la ministra portavoz, Isabel Rodríguez, asegurando que no tienen porque ser los últimos de la legislatura, aunque Moncloa sabe que dentro de un año no tiene ninguna posibilidad, salvo milagro.
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