La suya es la historia de una decepción. Asegura que dio el paso convencido de que podría contribuir a consolidar el constitucionalismo en el País Vasco. El PP hasta entonces solo había sido un partido al que votar en algunas elecciones, pero la opción de Ciudadanos le atrajo más. Su carácter liberal inicial y la posibilidad de ampliar el campo del electorado de un centro derecha nuevo. Ocurrió en 2018, "había que pasar de las palabras a los hechos", asegura Luis Gordillo. Las palabras las pronunciaba en clase, como profesor de Derecho Constitucional. En apenas un año, ha sido la imagen de Ciudadanos en la Cámara de Vitoria, con su característica pajarita, como distintivo, Había que 'salvar' el constitucionalismo, en franca decadencia en Euskadi y consolidarlo como alternativa de Gobierno en el conjunto del país y freno a la izquierda.
En las elecciones de 2018 su esfuerzo por conformar una coalición con el PP vasco dieron fruto. En realidad fue el comienzo del fin. La misma noche electoral el escrutinio reñido le dejó fuera del escaño por apenas medio centenar de votos. A Luis Gordillo, (Bilbao, 1980) no fueron sus compañeros quienes le ayudaron en la batalla por arañar hasta el último apoyo en el recuento que finalmente le permitiría ocupar el sexto escaño de la coalición PP+Cs. "Quien me llamó fue Pablo Casado", recuerda quien fuera líder de Ciudadanos en el País Vasco.
Después fue relevo como portavoz y más tarde se acumularon los movimientos de la dirección de Inés Arrimadas, los bandazos ideológicos y de alianzas que no llegó a entender. Ahora, Gordillo ha decidido dejar el partido, abandonar la formación naranja, y como otros muchos compañeros, integrarse en el PP. Niega ser un tránsfuga. Lo justifica aseverando que no es él quien ha cambiado sino el partido por el que concurrió a las elecciones autonómicas de 2020. "He cambiado de partido para no tener que cambiar de ideas", asegura.
Pregunta.- Usted viene del ámbito académico. ¿Por qué dio el paso a la política?
Respuesta.- Soy profesor de Derecho Constitucional desde hace muchos años. En clase siempre había defendido el constitucionalismo, mis alumnos lo saben. Veía que socialmente el constitucionalismo estaba amenazado desde distintos frentes, el social, el político… Llega un momento en el que te planteas que es necesario hacer algo y no sólo quejarse. Por eso decidí dar el paso en 2018.
P.- En 2018 Ciudadanos no era un proyecto nuevo, acumulaba ya más de una década de trayectoria. ¿Por qué fue su opción y no el PP para defender el constitucionalismo en el País Vasco?
R.- El PP, en varios momentos de su historia, ha sido la casa común en la que han confluido demócrata cristianos, conservadores y liberales. Pero llega un momento en el que surge un partido con un discurso regeneracionista, de cambio, que fue Ciudadanos. Tenía conocidos que me pidieron asesoramiento y así los conocí.
P.- Cuando da el paso el PP aún lo presidía Mariano Rajoy, ¿en aquel PP no estaba representado el centro derecha liberal?
Es evidente que ha cambiado el partido, que Ciudadanos ha cambiado y no lo digo sólo yo"
R.- Era una cuestión también de afinidad y generacional. Con Pablo Casado existe. Somos de la misma edad. Rajoy será reconocido como uno de los grandes presidentes del Gobierno que ha tenido España. Yo voté al PP de Rajoy, pero me parecía que se necesitaba cierto revulsivo. Siempre he defendido la colaboración entre el PP y Ciudadanos.
P.- ¿Cuándo sintió que se echó a perder Ciudadanos?
R.- Creo que el momento en el que Ciudadanos pierde su esencia empieza en las elecciones generales repetidas y continúa con los movimientos en falso que se hicieron tras el relevo de Rivera. Llega un momento en el que Ciudadanos, que hasta entonces estaba en pleno crecimiento, con un liderazgo fuerte y creciendo, se rompe. Quienes estaban al mando no supieron verlo y plantear nuevos revulsivos. Comenzaron movimientos extraños, como confundir liberalismo con centro, que no es lo mismo. El centro es lo que la sociedad percibe que es el centro pero el liberalismo es otra cosa. Tampoco es un 'hoy pacto con unos y mañana con otros'. Eso es parecer que tu finalidad última es sólo pactar, pactar con todos y que renuncies a tus ideas.
P.- Se desdibujó…
R.- Sí. En un partido debes partir de tus ideas y luego llegarás a pactos o no, pero eso de pactar a izquierda y derecha… Llega un punto tras Rivera en el que el partido deja de ser reconocible. El problema es que deja de ser un partido de confianza para el votante. Si el votante no sabe qué vas a hacer con su voto, tienes un problema. Si votas a Sánchez, a Casado o al PNV sabes lo que van a hacer con tu voto, pero si votas a Ciudadanos no sabes qué van a hacer con el. Ese es el gran problema, que Ciudadanos deja de transmitir la idea de que tiene las ideas claras.
P.- ¿El proyecto de Ciudadanos está abocado a desaparecer, a ser absorbido por el PP?
R.- Eso no lo sé, pero sí que una parte de sus votantes se están marchando a otros partidos. El votante liberal de verdad en Madrid, por ejemplo, se ha ido con Ayuso. No se trata de montar la estructura y luego buscar el hueco para posicionarte, así no funciona. Esto va al revés, primero planteas una ideología, un proyecto y luego vienen los votos
P.- Pero hace apenas un año que fueron las elecciones en Euskadi, en las que ustedes concurrieron con el PP. ¿Del Ciudadanos de entonces al actual tampoco han variado tanto las cosas y entonces no dudo en ir en sus listas…?
R.- Hace un año aún había esperanza para el cambio. Cuando me presenté a las elecciones creía en la coalición y la necesidad de confluir. Peleé mucho para que la coalición saliera adelante. En ese momento ya se notaba algún cambio, pero era incipiente. Se acordó con el PP un programa. Me quitaron de portavoz y a partir de ahí hubo unos cambios. En el País Vasco habíamos trabajado mucho para tener representación y el objetivo fundamental era la confluencia del centro derecha liberal. La coalición fue un gran éxito, pese a la cierta tensión que hubo en algún momento. La idea era que fuera un ejemplo a extender a otros lugares, aunque al final no se ha extendido. Yo pensaba que este proyecto podía ser un revulsivo. He visto unos movimientos extraños que no he sabido entender. Yo no me he movido de donde estoy, cambio de partido porque no quiero cambiar de ideas.
En el recuento electoral quien me ayudó fue el PP. Me llamó Casado y me envió ayuda"
P.- ¿La decisión cómo se la comunica a sus compañeros? ¿Qué le han dicho?
R.- Siempre he sido sincero, no creo que nadie se haya llevado una sorpresa. He trasladado la deriva negativa que creía que llevaba el partido. Yo no me he callado.
P.- ¿Ha hablado con la dirección nacional de Ciudadanos? ¿Le han llamado?
R.- No. La dirección de Madrid no hablaba mucho conmigo últimamente.
P.- Usted afirma que no es un tránsfuga, ¿por qué?
R.- ¿Qué es un tránsfuga? ¿Quién cambia de partido o quien cambia de ideales? Yo siempre he defendido lo mismo.
P.- Por tanto, no ha cambiado usted sino el partido…
R.- Evidentemente. El que ha cambiado es evidente que es el partido y no lo digo yo sólo. El partido defendía unos aspectos que han cambiado.
P.- ¿No supone cierto engaño al votante de Ciudadanos que apenas hace un año le votaron en unas elecciones?
R.- Mi situación es distinta. Estoy en una coalición. Me votaron en una lista y sigo en ella, eso no va a cambiar. Los partidos llega un punto que se creen dueños de los escaños. El Tribunal Constitucional ya ha dicho por activa y pasiva que no es así. ¿A quién voy a devolver el escaño? Salí por 50 votos de diferencia en un recuente de infarto en la Junta Electoral de Bizkaia. La noche electoral no salí. Al día siguiente había que contar votos y los únicos que vinieron a ayudarme fueron compañeros del PP y uno de Ciudadanos un rato. Quien me llamó fue Pablo Casado y me envió un equipo de especializado en el recuento de votos.
P.- ¿Qué es lo que más le atrae de la figura de Pablo Casado, qué virtud destacaría?
R.- Es un gran parlamentario, con telegenia, capaz de hablar sin papeles. Pero al principal virtud es la generosidad para convencer a su partido para abrir las puertas y hacer que de nuevo, bajo las siglas del PP, se reencuentren y estén cómodos demócrata cristianos, conservadores, liberales, y que juntos podamos plantear una alternativa seria y creíble para ganar unas elecciones y recuperar un gobierno razonable. Es la única manera de ganar a la izquierda. Si vamos separados no vamos a ganar.
En Ciudadanos han estado más preocupados por la supervivencia del partido que de España"
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P.- Inés Arrimadas también es de su generación, algo más joven. ¿Su principal virtud?
R.- Es una excelente parlamentaria. Es una mujer muy inteligente y con mucho tesón. Habría sido una estupenda líder de la oposición en Cataluña. También podría haber sido una portavoz excelente en una coalición PP-Cs.
P.- ¿Le ve carencias?
R.- No soy quién para hablar de carencias, yo tengo muchas. En política echo de menos momentos en los que hay que saber decir basta, lo dejo y dar paso a otras personas, a otros equipos. También saber escuchar. Tengo la máxima consideración por ella pero creo que quizá le ha faltado generosidad y coraje para hacer lo que es mejor para España. Si hacemos todo el tiempo lo que es mejor para los partidos no es necesariamente lo mejor para España. Quizá han estado más preocupados por la supervivencia del partido que la del país.
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