«Nuestra capital y nuestro país están arriesgando el futuro de todos: podemos quedar atrapados en una espiral de irrelevancia económica, de lenta pero inexorable decadencia». La frase, demoledora, forma parte del comunicado emitido este miércoles por el Círculo de Economía para denunciar la decadencia de la economía catalana, una realidad que cada vez más actores denuncian abiertamente.
Desde 2017, diferentes indicadores han ido abonando esta tesis, a la que el Círculo y las grandes patronales catalanas confiaban en poner freno con la elección de un nuevo gobierno catalán dispuesto a volver a la política de gestión, como prometió Pere Aragonés en su investidura. A esa promesa respondía el apoyo sin fisuras del empresariado catalán a la concesión de los indultos, confiando en que esa medida política permitiera centrar esfuerzos en la salida de la crisis agravada exponencialmente por la Covid-19.
Pero el fiasco en la ampliación del aeropuerto de El Prat ha hecho saltar todas las alarmas. Especialmente después de que Esquerra dejara claro este lunes que está "en contra de la ampliación", después de que el vicepresidente Jordi Puigneró (JxCat) intentara reabrir el debate con una nueva propuesta técnica de ampliación.
Tres años por detrás de Madrid
La primera señal de alarma, y la más llamativa, fue el sorpasso de Madrid que desde hace tres años es la comunidad que más aporta al PIB nacional, un trono que tradicionalmente había ostentado Cataluña. Detrás de la pérdida de posiciones en ese ranking se oculta la pérdida de músculo industrial de la comunidad.
En 2017, el PIB catalán creció un 3,4%, cuatro décimas por encima del nacional. A partir de ahí, se desaceleró al 2,6% en 2018 y al 2% en 2019, en línea con lo que empezaba a suceder en el resto del país. La caída catalana fue más notable, entre otros aspectos, por la sangría empresarial que se desbocó a partir del 1-O.
La fuga, que se inició con más de 3.000 solicitudes de traslado solo entre octubre y diciembre de 2017, ha continuado hasta el día de hoy. No sólo han huido empresas de la comunidad, hasta 5.000 en estos cuatro años según algunos estudios, sino que también han dejado de crearse.
Más allá de los efectos directos del procés, en los últimos dos años han cerrado sus plantas en Cataluña empresas del peso de Nissan, General Cable, Robert Bosch, TE Connectivity, Aludyne Automotive o Italco. Mientras, la Generalitat ha optado por poner todas sus energías en la digitalización y los sectores tecnológicos, olvidando a la industria del motor, capital en el peso industrial de Cataluña.
Un olvido que ha tenido efectos. De los 9.068 trabajadores afectados por un despido colectivo registrados en los primeros seis meses del año, el 56% vienen de la industria.
Pérdida de empleo industrial
En 2017 Generalitat y agentes económicos firmaron el Pacto Nacional por la Industria, cuyo objetivo era pasar del 20% del peso de la industria en el PIB catalán al 25% en 2020. Según los últimos datos de la propia Generalitat, en 2019 este era del 19,3% y bajando.
En la actualidad el sector industrial tiene un total de 571.100 trabajadores y 36.195 empresas operando en el sector. Ese sector empleaba en el 2001 al 28,4% de los catalanes y en el 2021 dicho porcentaje era del 16,9% según los datos de Idescat.
Según el último Estudio de Coyuntura Económica de Fomento, en 2020, la producción industrial bajó un 9,4%. En Cataluña, la producción industrial se redujo un 9,3% en todo el año pasado, frente a una media española del -9,1%. Por otra parte, en 2020, la cifra de negocios de la industria se contrajo bajó un 12,2% en Cataluña, frente a la media del conjunto de España: -11,7%).
Cae el turismo y sube el paro
El paro había sido tradicionalmente uno de los factores diferenciales a favor de la economía catalana, habitualmente menor que el de la media española. Sin embargo, los efectos de la pandemia, especialmente en el turismo, un sector fundamental de la economía catalana, ha hecho que la comunidad se situara en los últimos meses entre las que más han visto aumentar el número de desempleados en cifras totales.
Así, en 2020 llegaron a España unos 19 millones de visitantes, frente a los 83,5 del año anterior. Cataluña, principal comunidad de destino –con 3,9 millones de visitantes, representando el 20,4% del total– registró una disminución de 80,0% anual. La comunidad recibió 19,4 millones de turistas en 2019.
Esa tendencia se revirtió este septiembre, cuando el número de parados cayó en 12.658 personas (-3,24%) respecto al mes anterior, siguiendo la tendencia del conjunto de España. En términos interanuales, el paro registrado ha descendido en 99.731 (-20,86%).
La patronal Foment del Treball valoró positivamente estos datos de afiliación y paro. Pero recordó que se trata de comparativas con períodos con datos excepcionalmente negativos y que todavía existen cifras relevantes de trabajadores afectados por ERTES o autónomos con actividad reducida, que, sin embargo, estadísticamente se computan como afiliados.
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