Tras las duras y aceradas críticas que no pocas veces ha gastado Felipe González contra Pedro Sánchez y su gobierno de coalición con Pablo Iglesias, resultaba interesante saber cómo iba a ser recibido por el plenario del 40 congreso socialista. No ha habido contratiempos. Los delegados congresuales se han puesto de pie para aplaudirle olvidando viejos, y no tan viejos, agravios.
Pero, prudente, se ha alejado de los temas controvertidos y lo más reseñable ha sido su petición a Pedro Sánchez, en calidad de líder del PSOE y presidente del Gobierno, para que "estimule la libertad de expresarse críticamente, de opinar, y la responsabilidad de pensar lo que se dice cuando se habla".
Él, por su parte, ha apelado también a su derecho a decir lo que piensa. "Cuando no me callo me siento libre de decir lo que pienso y responsable porque pienso lo que digo", ha comentado en un juego de palabras que ya hizo este verano en el Foro de la Toja junto a Mariano Rajoy, donde ambos criticaron a los "torquemadas" de lo políticamente correcto. Eso sí, ha matizado que si bien va a seguir diciendo "lo que pienso, no interfiero y ni siquiera pretendo que se tenga en cuenta lo que opino. Es a beneficio de inventario".
Lo suyo ha sido una intervención más doctoral que mitinera, que no ha buscado el aplauso pero que sí lo ha arrancado al declararse "orgulloso de ser de uno de los pocos que quedan de eso que llaman régimen del 78" que "ahora todo el mundo hubiera hecho mucho mejor, incluso yo. Es curioso el movimiento de espabilados ilustres", sin citar nombres.
Lo suyo ha sido un alegato a favor del orden constitucional y de la legalidad, con una advertencia al independentismo y hasta al PP por no renovar el Consejo General de Poder Judicial.
Ha hecho un repaso histórico que ha arrancado en un mes de octubre de hace 47 años cuando le eligieron secretario general del partido, "por exclusión", en un congreso en París. Había cumplido 32 años, "digamos que era bastante joven", y ocho años después ganó las elecciones con 202 diputados. Y entonces, al igual que ahora, la idea fuerza era, ha recordado, "socialismo es libertad".
"Socialdemócrata y moderado"
Casi con tono de disculpa se ha declarado "socialdemócrata y moderado", salvo en una cosa: "me repugnan los tiranos de cualquier sino, no los soporto. La tiranía es una abyección". Quizá lo hacía con la mirada puesta en el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, que José Luis Rodríguez Zapatero disculpa y se ha convertido en una cuestión que los divide y enfrenta.
Por su parte, Zapatero, que le ha precedido en el uso de la palabra, ha calificado esta cita de "congreso de la unidad, de la decencia y de la democracia". "Este es el partido con más historia de España, el que más ha gobernado España y no es casual. El PSOE tiene una historia de servicio a España, a su libertad", ha afirmado el ex presidente. Tras citar en varias ocasiones a la feminista histórica María Zambrano y a la precursora del voto femenino, Clara Campoamor, ha defendido que "los congresos del PSOE son la antesala de los grandes avances".
Ha optado por la emotividad en una intervención muy centrada en los derechos de la mujer, en la que incluso ha pedido la abolición de la prostitución como uno de los nuevos hitos a conseguir, debate que ya está inserto en el Gobierno y en el PSOE. El feminismo es "la gran aportación de los últimos 50 años", ha dicho en otro momento de su intervención, previa a la de Felipe González, al que ha querido reconocer la aportación de sus 14 años de gobierno.
En recuerdo a Rubalcaba
También ha rememorado los "diez años de paz", esto es, los diez años en que ETA dejó de asesinar, gracias a "la fortaleza moral de la democracia que siempre se impone", pero también ha apelado a la "generosidad para recuperar la convivencia y dejar ese legado a las generaciones más jóvenes". Ha sido al hilo de estas afirmaciones cuando ha recordado a quien llegó a tener de ministro del Interior y vicepresidente, Alfredo Pérez Rubalcaba.
La intervención de Felipe González y Rodríguez Zapatero se ha producido después de la de los secretarios generales de Comisiones Obreras y UGT, Unai Sordo y Pepe Álvarez, respectivamente. Sordo ha defendido que los trabajadores "necesitan que el PSOE acierte porque necesitan que la socialdemocracia sea determinante en la construcción de un nuevo contrato social para el siglo XXI con el que hacer frente a sociedades mucho más complejas".
Y tras advertir que hay un riesgo evidente de "alternativa reaccionaria", ha puesto la fuerza de su organización a disposición de un proyecto de futuro. "Necesitamos alianzas, estamos abiertos a alianzas de país. Nos vemos en el camino", ha dicho uno de los principales valedores de la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz. En definitiva "podéis contar con el sindicalismo de clase y con las Comisiones Obreras".
También Pepe Álvarez ha alertado sobre la reaparición del fascismo, como en Italia, pero también "lo hace aquí cada día en España, reventando nuestro locales en Murcia y en Madrid o profanando la tumba de Pablo Iglesias porque saben que sólo nosotros les podemos parar los pies". Por eso la UGT "va a estar con el socialismo".
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