Socialdemocracia. Esa ha sido la palabra más repetida por Pedro Sánchez en su intervención de clausura del 40 congreso federal socialista. Pero no sólo. Porque las alusiones a Felipe González, a José Luis Rodríguez Zapatero y a Alfredo Rubalcaba también han sido una constante, una muestra de querer cerrar heridas, vender unidad y entroncar con parte de ese socialismo clásico que representaban sobre todo el andaluz y el cántabro.
El presidente del Gobierno y líder del PSOE ha apelado a que su partido está "donde siempre estuvimos, con el mismo nombre y los mismos ideales, porque es desde la socialdemocracia desde donde se cambia la vida de la gente". Niega que ésta esté crisis. Muy al contrario "está fuerte y se reivindica en Europa, tiene una salud de hierro", porque los que están en crisis "son los que impulsaron políticas que dispararon la desigualdad y la precariedad".
Con un tono triunfalista, de "orgullo de país, orgullo de España", y alusiones frecuentes a sus antecesores en la secretaría general del partido que en otros momentos hubieran sido impensables, ha recordado cómo somos el segundo país del mundo en vacunación, que va a alcanzar al 90 por ciento de la población mayor de 12 años antes de que acabe el año.
Y con la vacunación, ha subrayado, se consolida la recuperación económica, hasta el punto de que "hoy hay más personas ocupadas que las que había antes de la pandemia". "Ahora parece todo más sencillo, pero no lo es", ha puntualizado para acusar a continuación que "cuando intentábamos salvar vidas otros buscaban un atajo para llegar al Gobierno", en alusión al líder del PP, Pablo Casado.
Acusa a Casado de usar la pandemia como "atajo para llegar al gobierno"
Reforzado en su liderazgo, buena parte de su intervención ha estado centrada en la gestión de la pandemia y en sus consecuencias económicas y sociales. Se palió la situación de los colectivos más afectados "porque ellos eran nosotros" y ese ejercicio "se llama socialdemocracia", ha reiterado entre los aplausos de cerca de 9.500 asistentes, según las cuentas de Ferraz.
Sin hacer alusión en ningún momento a su socio de Gobierno, como si el suyo fuera un ejecutivo monocolor, ha recordado algunas de las iniciativas puestas en marcha en el último año y medio, en muy buena medida por las presiones de Unidas Podemos. Ha sido el caso de la subida del Salario Mínimo Interprofesional, del Ingreso Mínimo Vital o la ley de riders. También se ha comprometido a reforzar la atención a la salud mental en el sistema público y abolir la prostitución. A pesar de ello, la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, no se lo ha afeado y le ha deseado aciertos en esta etapa a través de su cuenta de Twitter.
Tras un congreso extrañamente calmo, sin controversias, con las filas prietas, ha apelado a que trabajan "por la cohesión de España fomentando el diálogo y el encuentro dentro de la ley y de la Constitución. Pero además de hacer cumplir la ley, trabajamos con la herramientas de la concordia". El patriotismo para Sánchez está en la declaración de la Renta "no en los abucheos del 12 de octubre", en relación a los insultos con que le increparon un pequeño grupo de personas durante el desfile dela Fiesta Nacional.
La derecha tradicional "está desconcertada", a juicio de Sánchez. Por eso "critican la propia legitimidad del Gobierno, la existencia misma de un gobierno democrático. No les basta que tengamos el apoyo del Congreso porque esos son los avales de la democracia". De ahí que la estrategia de la ultraderecha, que arrastra a la derecha, "supone un cuestionamiento democrático".
Con la misma "cerrazón" con la que populares y Vox se niegan a eliminar de la Constitución la expresión disminuidos "se resisten a cumplirla en su totalidad, y nosotros tenemos un compromiso irrenunciable con ella. Nosotros la cumplimos porque es un deber, no un capricho". Al hilo de esta reflexión se ha preguntado "cuánto tiempo van a tardar en comprenderlo, pero los socialistas seguiremos aquí con los mismo valores cuando ellos hayan mudado de nombres siete veces más. Seguiremos modernizando España. Cuando ellos se hayan cansado, seguiremos aquí", ha reiterado.
Una votación a la búlgara: 94 por ciento de apoyo
La ejecutiva sanchista ha recibido un apoyo abrumador con 975 votos a favor de las 1.027 papeletas emitidas, esto es, un 94 por ciento de respaldo. La única nota discordante han sido los 52 compromisarios que han optado por votar en blanco, aunque sólo representan el 5,06 por ciento. Sin votos en contra ni nulos. Todo un paseo triunfal.
Este congreso ha dejado a un reforzadísimo ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, quien sumará a sus ya múltiples responsabilidades la de secretario de Reforma constitucional y nuevos derechos, toda una declaración de principios, aunque en el cónclave se haya cercenado todo debate sobre el modelo de estado. Los veteranos son ya pocos una vez laminados José Luis Ábalos, Carmen Calvo, Odón Elorza, Magdalena Valerio, Manuel Escudero, María Luisa Carcedo y Francisco Salazar, entre muchos otros.
Como hiciera en la crisis ministerial de julio, ha entrado en Ferraz una nueva generación de socialistas sobre los que cae la responsabilidad de levantar al partido de cara a un calendario electoral nada fácil para Sánchez. De momento, muchos de ellos levantaron el puño para entornar La Internacional, cosa que no hizo Sánchez.
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