Que los gobiernos del PP no están condicionados por Vox como defienden en el cuartel general de los populares es una verdad a medias. En la Comunidad de Madrid, y a pesar de la amplia victoria que logró Isabel Díaz Ayuso el pasado 4 de mayo, la presidenta madrileña depende de los votos de la formación que dirige Rocío Monasterio para aprobar los primeros presupuestos que lleven su firma para la Comunidad de Madrid y, a diferencia de lo que sucedió durante la sesión de investidura, esta vez Vox no dará su apoyo gratis. La negociación, según deslizan en ambos equipos, está en una fase "muy inicial" mientras el calendario comienza a apretar: Ayuso deberá llevar el anteproyecto presupuestario para 2022 al Consejo de Gobierno antes del 30 de octubre para presentar el texto "en tiempo y forma", un objetivo que mantienen en la Puerta del Sol.
Según trasladan fuentes autonómicas, la Consejería de Economía y Hacienda que pilota Javier Fernández-Lasquetty está "ultimando" los detalles de un borrador que, insisten, implica una elaboración "compleja". La premisa es la de rematar el anteproyecto antes de sentarse en una mesa de negociación con Vox para atar en corto su apoyo a las cuentas, si bien los populares apuestan por lograr el 'sí' de los de Rocío Monasterio antes de enviar el documento al Consejo de Gobierno el próximo día 30. En ese momento se daría paso a la tramitación parlamentaria del texto en la Asamblea de Madrid, donde se debatirán posteriormente las enmiendas totales y parciales.
El calendario que se han marcado los populares y los propios tiempos que marca la cámara regional para la aprobación definitiva de las cuentas deja a Isabel Díaz Ayuso un escaso margen de tiempo para llegar a un acuerdo con Rocío Monasterio. Ambos equipos reconocen que ya se han producido conversaciones y "contactos" para avanzar hacia ese acuerdo, si bien aún no se han celebrado reuniones formales que acerquen a PP y Vox a una posición común.
A diferencia de lo que ocurre en la arena nacional, donde Pablo Casado mantiene el discurso de ruptura con los de Santiago Abascal, en la Comunidad de Madrid ni PP ni Vox reniegan de la sintonía entre Isabel Díaz Ayuso y Rocío Monasterio. A los populares madrileños tampoco les tiembla el pulso en decir abiertamente que van a pactar las cuentas públicas con Vox y que escucharán unas peticiones que Díaz Ayuso ha ido implementando en mayor o menor medida en la región. Pero ante el auge del partido de Pablo Casado en la arena nacional y los próximos procesos electorales a la vista, Vox se ha lanzado a marcar perfil propio para diferenciar su discurso del de un PP que gira cada vez más a la derecha para reconquistar la bolsa de votantes que perdió en favor de los de Santiago Abascal.
"Si el PP no acepta nuestros planteamientos va a ser difícil que lleguemos a un acuerdo", subrayó este martes el portavoz adjunto de Vox en la Asamblea regional, Íñigo Henríquez de Luna. La petición más ambiciosa que presentarán los de Rocío Monasterio en la negociación con Isabel Díaz Ayuso será la apuesta por la gratuidad de la educación en la Comunidad de Madrid en infantil, formación profesional y bachillerato, una medida que, calculan, conllevaría una inversión de no más de 400 millones de euros. Desde Vox insisten en la viabilidad económica de una medida que se podría sufragar, apuntan, con los 700 millones que puso encima de la mesa el ejecutivo de Ayuso para implantar una reducción de ratios escolares en el curso escolar de 2022-2023.
Este será previsiblemente uno de los principales puntos de fricción entre PP y Vox en la negociación de las cuentas regionales, pues el portavoz del gobierno madrileño, Enrique Ossorio, ya rechazó a principios de octubre la posibilidad de garantizar la gratuidad en la enseñanza madrileña que propone Vox y en la que ya ha avanzado otro gobierno popular: hace una semana, Alberto Núñez Feijóo anunció que la educación de 0 a 3 años sería gratuita en Galicia a partir del próximo curso. Aunque la iniciativa del presidente gallego es menos ambiciosa que la que propone Vox en Madrid, la formación aceptaría de buen grado ese "primer paso" en la educación infantil a cambio de su 'sí' a los presupuestos.
En la formación de Rocío Monasterio añaden otras 'líneas rojas' en la negociación, como la bandera de que la eliminación del "gasto superfluo" en la administración madrileña también se vea reflejada en las cuentas regionales. Isabel Díaz Ayuso ya aceptó algunas propuestas de Vox en este sentido y llegó a rebajar tanto el número de consejerías -aunque no al nivel que le exigía Vox- como el presupuesto para Telemadrid, que ha recortado en un 10%.
Actualmente permanecen vigentes los presupuestos que aprobó el último presidente regional antes de Ayuso, Ángel Garrido, para 2019. Cuando aún gobernaban en coalición, PP y Ciudadanos a punto estuvieron de cerrar un acuerdo presupuestario que, finalmente, no se materializó por el adelanto electoral que la presidenta madrileña precipitó en la Comunidad de Madrid. Con los naranjas fuera de juego y con Vox como única cuenta pendiente, Ayuso pretende aprobar en las próximas semanas sus primeras cuentas públicas para la región, que profundizarán especialmente en políticas de natalidad y en rebajas fiscales.
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