El líder de Bildu, Arnaldo Otegi, cometió dos pecados el pasado lunes. El primero empañar el décimo aniversario del fin de la carrera terrorista de ETA. Segundo, poner en el disparadero al Gobierno al afirmar que negocia presupuestos a cambio de ir liberando en los próximos seis años a 200 presos de ETA. Para ello, dijo, no sólo es necesario asegurar a Pedro Sánchez que pueda agotar la legislatura, sino hacer posible que vuelva a gobernar tras las próximas elecciones generales y, tanto una cosa como otra, han generado un enorme malestar en Moncloa, que echa cuentas para sacar a Bildu de la foto presupuestaria.
Y es que las palabras del líder abertzale han extendido una sombra de sospecha sobre supuestas contrapartidas ajenas a las cuentas del Estado. Bien es cierto que luego Otegi se autoenmendó en una entrevista a Radio Euskadi, intentó suavizar el impacto de sus palabras, desmentir que la política penitenciaria fuera una contrapartida y con ello quitar algo de presión a Moncloa y hacer creíble ese giro hacia la socialdemocracia que Pedro Sánchez inauguró, al menos sobre el papel, en la clausura del 40 congreso socialista.
Según ha podido saber El Independiente, se barajó la vía de explicitar este mismo jueves una ruptura de relaciones con los abertzales, que finalmente no se ha producido, aunque otra cosa es que entre, finalmente, en la negociación presupuestaria con el coste que ello puede conllevar.
La foto de hace un año con Aizpurua y Matute podría no repetirse
El ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, rebajó un poco este jueves el tono que emplearon sus compañeros durante la sesión de control al Gobierno. Siguiendo la estela de la portavoz gubernamental, Isabel Rodríguez, otros ministros como la de Justicia, Pilar Llop, o el de Interior, Fernando Grande-Marlaska, consideraron insuficiente la declaración de Otegi en el Palacio de Aiete (San Sebastián) al tiempo que le exigieron que impidiera los ongi etorri a los excarcelados etarras, que los de Otegi consideran "muestras de cariño". Ayer mismo, Bildu fue la única formación política que se negó a apoyar una declaración institucional del Parlamento vasco para condenar la actividad de la organización terrorista.
Bolaños negó de manera manera "rotunda" que la negociación de los presupuestos esté relacionada con algo que no sea el interés general y la recuperación económica que el Gobierno quiere llevar a cabo. Desde la Universidad de Granada, donde participó un acto de homenaje a represaliados durante la Guerra Civil y la dictadura franquista, explicó que ni la aprobación de las cuentas ni su negociación están "en absoluto" relacionadas con ninguna otra materia "más allá de lo que es el interés general" y la recuperación económica "justa" que el Gobierno quiere poner en marcha a través de los Presupuestos, informa Efe.
El Gobierno no necesita los votos de Bildu y eso abre el debate respecto a incluirlos en el consenso presupuestario. Otra cosa es que la participación del partido de Otegi le facilite las cosas a ERC, cuyos 13 parlamentarios sí son indispensables para sacar adelante las cuentas estatales. De hecho, hace un año, Moncloa transigió con el respaldo de los abertzales porque entendían que eso conllevaba los votos del Grupo capitaneado por Gabriel Rufián.
ERC reivindica su autonomía a pesar de su pacto de coordinación con Bildu
En ERC aseguran que son completamente autónomos a la hora de afrontar esta negociación, independientemente de lo que pase con Bildu. Es verdad que ambos partidos tienen un pacto de coordinación, pero no de unidad de acción en el Parlamento. Aseguran las fuentes de ERC consultados que a estas alturas, "todavía no se ha celebrado una reunión en la que intercambiar papeles y propuestas" ni con Hacienda ni con el Grupo Socialista y temen que Moncloa quiera apurar los plazos al máximo como estrategia de negociación.
El calendario viene con prisas. El plazo de presentación de enmiendas a la totalidad caduca el 29 de octubre a las 14 horas y el de enmiendas parciales del articulado a la misma hora del 5 de noviembre. La próxima semana se han suspendido los plenos para que los ministros presenten en comisión las cuentas de cada uno de sus departamentos y los días 3 y 4 del próximo mes se celebra el debate de totalidad.
En definitiva, el Gobierno parece convencido de que los partidos de la mayoría de la investidura no apoyarán ninguna enmienda a la totalidad y permitirán la tramitación de las cuentas, de ahí su relajo a la hora de acometer la negociación presupuestaria que asegurará el cumplimiento íntegro de la legislatura salvo que Sánchez cambie un día de opinión.
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