La expectación respecto a la reunión que este lunes han mantenido los socios de coalición crecía conforme se disparaba la tensión entre PSOE y Podemos a cuenta de las diferentes posturas respecto a la derogación de la reforma laboral y de la inhabilitación del ex diputado morado, Alberto Rodríguez. Sin embargo, la cita no sirvió para resolver el enfrentamiento que sitúa a socialistas y morados más lejos que nunca y, tras casi dos horas de negociación, ambas fuerzas se han emplazado a "seguir hablando" en los próximos días.
No obstante, hay diferencias importantes respecto a la valoración del encuentro. Así, mientras en el PSOE celebran el "buen tono" de una "reunión constructiva" que, esperan, culmine en los próximos días con un acuerdo, en Unidas Podemos son mucho se muestran mucho más cautos y se limitan a señalar que "será necesario seguir negociando dado que por el momento no hay un consenso sobre la reforma laboral", sin dar más detalles respecto al tono o el ambiente en que se han desarrollado las conversaciones.
Socialistas y morados se dieron cita pasadas las 19:30h de la tarde en el Congreso de los Diputados para encauzar la crisis a cuenta del control de la negociación de la reforma laboral y rebajar el ruido que ha acompañado a la coalición gubernamental en los últimos días. A la reunión de la mesa de seguimiento del acuerdo de coalición no acudió ninguna de las dos protagonistas del gran rifirrafe en el seno del Gobierno -la ministra de Economía, Nadia Calviño, por la parte socialista; y la titular de Trabajo, Yolanda Díaz, en el ala morada-.
En la delegación de Unidas Podemos fue la líder de la formación, Ione Belarra, quien ha encabezado unas conversaciones en las que también estuvieron presentes la número dos de Podemos, Irene Montero; el portavoz parlamentario del partido, Pablo Echenique; el secretario general del PCE, Enrique Santiago; el secretario de Estado de Empleo, Joaquín Pérez; y el jefe de gabinete de Yolanda Díaz, Josep Vendrell. Cuatro han sido los nombres que llevó el PSOE a una negociación liderada por el ministro de la Presidencia y 'hombre fuerte' de Sánchez, Félix Bolaños; la titular de Hacienda, María Jesús Montero; la vicesecretaria general del PSOE, Adriana Lastra; y el portavoz de los socialistas en el Congreso, Héctor Gómez.
El encontronazo que ha tensado al máximo las costuras del Gobierno de coalición parte de la premisa del Partido Socialista de no dejar que la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, negocie por su cuenta la derogación de la reforma laboral del PP con los agentes sociales, lo que en Unidas Podemos tachan de "injerencia" de la vicepresidenta primera, Nadia Calviño, en unas negociaciones que llevan puliéndose casi de forma ininterrumpida desde el pasado mes de marzo. El socio minoritario de la coalición exigió el pasado viernes la celebración de una reunión urgente con los socialistas para tratar de frenar lo que a su juicio supone una invasión competencial de la ministra de Economía en unas funciones asignadas al Ministerio de Trabajo.
La tensión se ha disparado en las horas previas a la reunión de ambos grupos en la Carrera de San Jerónimo. Mientras el PSOE en general y Pedro Sánchez en particular cerraba filas con Nadia Calviño, Yolanda Díaz ha ido elevado el tono y ha deslizado sus dudas respecto a que los socialistas quieran abordar realmente la derogación de la reforma laboral. Según ha denunciado, las resistencias dentro del PSOE no son nuevas ya que su antecesora en el cargo, Magdalena Valerio, redactó un texto para abordar el desmontaje de la legislación del mercado de trabajo impulsada por el PP, pero nunca llegó al Consejo de Ministros.
De hecho, en una entrevista para La Sexta, Díaz ha sugerido que "una parte del Gobierno" no quiere abordar la derogación de la reforma laboral y ha lamentado que las injerencias del PSOE en la negociación que ella misma encabeza implican una "falta de respeto" con los agentes sociales. Importante recordar que el enconamiento de las relaciones en el seno del Gobierno a cuenta de la legislación laboral se produce cuando restan tan sólo 20 días para que venza el plazo que el Ministerio de Trabajo se había dado para cerrar las negociaciones con CCOO, UGT, CEOE y Cepyme. El objetivo de Yolanda Díaz pasaba por aprobar las nuevas normas del mercado de trabajo antes de que finalizase el año.
La reunión del lunes debía servir, a priori, para alcanzar un consenso respecto a cómo derogar la reforma laboral y se entendía clave para el futuro de la propia coalición. Pero las partes han llegado tan enfrentadas que ni una cita de dos horas ha logrado desencallar un conflicto que es también dialéctico. Y es que, aunque ambas partes coinciden en la necesidad de meter mano en la reforma laboral de Mariano Rajoy, el ala socialista del Gobierno evita utilizar el término 'derogación' para emplear otros más laxos como 'modernizar', 'cambiar' o 'reformar'.
Así se expresó en la jornada del lunes el jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez, que, de nuevo, ha arropado a Nadia Calviño y ha reivindicado que el asunto debe ser abordado por "todo el Gobierno" y no sólo por una parte de él. "Estos cambios se harán, como se hace en Europa, con diálogo social y vocación de consenso", recalcaba.
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