La ciudad de Valencia fue el escenario escogido tanto por Pedro Sánchez como por Pablo Casado para impulsar sus respectivos proyectos políticos, blindar su liderazgo ante los suyos y coger carrerilla hacia la precampaña de las próximas generales. Y Yolanda Díaz hará lo propio, aunque no oficialmente. La vicepresidenta segunda del Gobierno define la cita pública que el próximo sábado comparte con Mónica Oltra, Mónica García, Ada Colau y Fatima Hamed en la capital del Turia como "un acto más con amigas", y descarta que el encuentro vaya a servir como lanzamiento de su particular plataforma a la izquierda de la izquierda española con la que la actual ministra de Trabajo quiere desarrollar su "proyecto de país". Pero, entre líneas, la 'cumbre' femenina y feminista de Valencia servirá para evaluar la afinidad entre dirigentes de distintas facciones políticas y tantear su disponibilidad para perfilar la iniciativa transversal que pretende Díaz para 2023. En definitiva: el germen de un proyecto que, por el momento, cuenta con más sombras que luces.
"Vamos a sentarnos y escucharnos. Vamos a hablar de ideas. Lo que venga después, no lo sé". La vicepresidenta de la Generalitat Valenciana, Mónica Oltra, salió hace días en defensa de un encuentro que, insistió, tiene como principal objetivo aparcar el 'ruido' político para hablar de "ideas" comunes y tejer al margen de las siglas "liderazgos femeninos potentes", entre los que no incluye a los dos nombres más representativos de Unidas Podemos: ni Ione Belarra ni Irene Montero han sido invitadas al evento. Fue el partido de Oltra, Iniciativa del Poble Valencià -integrado en Compromís- el encargado de diseñar un evento feminista denominado Otras Mujeres sin la actual secretaria general del partido morado y sin la ministra de Igualdad, lo que ha generado cierto revuelo en las filas del partido.
La posición oficial, al menos de momento, pasa por quitar hierro al asunto por la representación del partido en el grupo confederal que encabeza Ada Colau (En Comú Podem) y por la propia asistencia de Yolanda Díaz, que cuenta también con carné morado. Pero bajo esta circunstancia se esconde la propia intención de Yolanda Díaz de ejercer su liderazgo sin la tutela de Unidas Podemos y la casi necesidad de diluir unas siglas que cotizan a la baja para tener la oportunidad real de convertirse en un quebradero de cabeza para Pedro Sánchez. En este conflicto de intereses también juega la animadversión de la facción liderada por Íñigo Errejón y Mónica García, que se escindió abruptamente de Podemos tras su ruptura con Iglesias, a coincidir con las principales referentes de la etapa 'pablista' en un eventual encuentro orientado precisamente a hablar de alternativas de futuro. Por si fuera poco, y a diferencia de la jefa de la oposición madrileña, el líder de Más País sí enfría una posible alianza de izquierdas y evita, al menos de momento, subirse al carro de la difícil reunificación que pretende la nueva musa de la izquierda.
Al margen de la evidente división en el espacio político a la izquierda del PSOE y del difícil encaje de bolillos que tiene ante sí la vicepresidenta segunda del Gobierno, la fase preliminar de su "proyecto de país", centrada en la "escucha" de "voces diferentes" de la izquierda española y que tiene como gran puesta de largo el acto de Otras Políticas en Valencia, comienza torcida por la propia debilidad política y electoral que arrastran algunas de las principales cabezas del cartel. Para empezar, la anfitriona. Mónica Oltra, que intenta ahora relanzar su perfil nacional y su trayectoria pública tras quedar completamente eclipsada por la omnipresencia del presidente de la Generalitat, Ximo Puig, ha contraprogramado al líder del PSPV, que este fin de semana celebra en Benidorm el Congreso en el que será reelegido secretario general de los socialistas valencianos.
El proyecto de Yolanda Díaz se presenta ante Mónica Oltra como una ventana de oportunidad en el momento más delicado de la trayectoria política de la vicepresidenta de la Generalitat. Y no sólo por lo que marcan las encuestas, que ya reflejan no sólo un estancamiento de Compromís, sino también un posible asalto del PP de Carlos Mazón en la administración valenciana. El ingente desgaste político de la dirigente, acuciado por las críticas y polémicas que han acompañado a su gestión al frente de la Consejería de Igualdad de la región, se intensificó a raíz de la reciente sentencia del Tribunal Suprior de Justicia de la Comunidad Valenciana, que ratificó la condena de cinco años de prisión al ex marido de Oltra, Luis Ramírez, por abusos sexuales a una menor tutelada.
El caso enfureció a la oposición valenciana, que ha pedido en varias ocasiones su dimisión o cese, pero también al Síndic de Greuges, Ángel Luna, -como se denomina al defensor del pueblo valenciano-, que en su día emitió un duro informe contra Mónica Oltra por entender que su Consejería, de la que dependen los centros de menores tutelados en la región, estaba obstaculizando la investigación que acorralaba al ex marido de Oltra por abusar sexualmente de una niña de 14 años en un centro de menores en el que ejercía de educador social.
En el fallo, el TSJ cuestionó incluso las presuntas maniobras de la Consejería de Igualdad, cuya actuación "podría estar animado por un interés de exculpar o aminorar una eventual responsabilidad de la Generalitat al haberse producido los abusos en un centro dependiente de la Conselleria". Pese al cuestionamiento público y las críticas judiciales, el Botànic (PSOE, Podemos y Compromís) cerró filas con Oltra: respaldó su permanencia en la Generalitat impidiendo su reprobación y, además, tumbó la creación de una comisión de investigación sobre la gestión de los centros de menores en la región. Ahora, la vicepresidenta de la Generalitat pone el ojo en una plataforma que, de ejecutarse, relanzaría su figura política a la esfera nacional de la mano de Díaz.
Ada Colau, al borde del abismo
Las lágrimas de Ada Colau tras los silbidos de Sants o los abucheos de Gràcia no han servido para frenar el acuciante desencanto de los barceloneses con su alcaldesa y las serias dudas sobre su continuidad al frente de la capital catalana en el ecuador de su mandato, con la vista puesta incluso en un posible reemplazo por algún perfil político que no genere rechazo incluso entre los propios votantes del grupo confederal, como podría ser el nombre de la actual presidenta del grupo de En Comú Podem en el Parlament, Jéssica Albiach.
Manifestaciones en contra, asociaciones creadas ad hoc para desalojarla del Ayuntamiento de Barcelona o el continuo clamor de vecinos y empresarios contra su gestión han provocado que la continuidad de la activista como máxima mandataria de la ciudad condal penda de un hilo. Los fiascos en la regulación de la vivienda; las evidentes contradicciones en su discurso ecologista -por ejemplo con la polémica utilización del avión para viajes oficiales de radio corto-; el fracaso de la política de recogida de residuos 'puerta a puerta'; los crecientes problemas de inseguridad; o su rechazo frontal a aceptar la ampliación del Aeropuerto de El Prat han sido algunas de las decisiones que han desgastado su figura y que ha derivado en un rechazo generalizado de la alcaldesa entre propios y ajenos.
En este contexto no parece extraño que Ada Colau trate de buscar acomodo en la 'casa común' de izquierdas que pretende abanderar Yolanda Díaz. De hecho, la regidora no ha perdido ocasión de defender públicamente a la ministra de Trabajo, que comienza a vestirse como próxima candidata de una plataforma que trascienda a la izquierda ideológica. De hecho, Colau ha sido una de las primeras dirigentes en situarse tras la sombra del 'huracán Díaz' y respaldar su candidatura en la plataforma que dará la batalla a PSOE y Sánchez en las próximas generales. "Es el tipo de liderazgo que necesitamos en la política y todas debemos acompañarla", aseveró hace unas semanas.
El azote de Vox... en Ceuta
El plantel de las invitadas al evento que acogerá el Teatro Olympia de Valencia lo completa la presidenta de Más Madrid, Mónica García; y la líder del partido Movimiento por la Dignidad y la Ciudadanía (MDyC), Fatima Hamed. La líder de la oposición madrileña se sitúa como uno de los valores que cotizaría al alza en una eventual plataforma nacional de izquierdas. Aunque la derrota frente a Isabel Díaz Ayuso en las elecciones del 4-M fue rotunda, Mónica García reflotó el proyecto de Más Madrid y asestó un profundo golpe al PSOE, que perdió el bastón de mando de la oposición en la Asamblea madrileña. Pero el 'respaldo' que este fin de semana escenificará García a Díaz en Valencia no es correspondido por el líder de la marca a nivel nacional, Íñigo Errejón, que ha cerrado la puerta a toda suerte de integración.
La quinta invitada al acto de las dirigentes de izquierda es Fatima Hamed, una abogada que se convirtió en la primera mujer musulmana que lidera un partido político con representación en un territorio en 2015, cuando consiguió su acta al frente del MDyC, una formación de ámbito ceutí. Hamed consiguió copar algunos titulares en medios nacionales por convertirse en el 'azote de Vox' en la Asamblea de Ceuta, en la que se han producido tensos rifirrafes entre la dirigente y el líder local de Vox, Carlos Verdejo. Su trayectoria política se reduce al ámbito ceutí, lo que limita su capacidad de influencia más allá de la esfera local en el caso de que Díaz le tienda decisivamente la mano para dar el salto a la política nacional.
El "frente amplio" de izquierdas que la titular de Trabajo se resiste a aclarar si liderará comienza a llenarse de nombres de mujeres con una trayectoria política en decadencia o con escasa proyección nacional, por lo que su aportación real al proyecto de la vicepresidenta que, si prospera, está destinado a disputar el voto progresista a Pedro Sánchez, sigue siendo una incógnita. Pero Yolanda Díaz ha emprendido un camino sin retorno y comenzará a despejar dudas este mismo fin de semana.
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